Rodaje en el Gòtic

Bozo Vreco, icono de libertad en la multicultural Sarajevo

El cantante bosnio, que escapa a etiquetas y roles, rueda en Barcelona un documental sobre "la historia de amor" entre la capital bosnia y la catalana producido por Iván Zahinos

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bozo vreco cantante serbio bosnia sevdah / Simone Boccaccio

Antonio Porras

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Hubo un tiempo en que Barcelona y Sarajevo mantenían una bonita historia de amor. Quizás desconocida para muchos, la relación entre la capital catalana y 'la ciudad inocente', como la llaman aquellos que la conocen y aman -como Iván Zahinos, productor del documental 'Sarajevo Stereo'- se remonta a los Juegos Olímpicos del 92. Mientras Barcelona se preparaba para recibir a la élite deportiva internacional, Sarajevo se enfrentaba a uno de los conflictos bélicos más sangrientos vividos en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, y en el que Barcelona se convirtió en su gran apoyo, hasta el punto de que se la llegó a conocer popularmente como "el onceavo distrito" de la ciudad.

En esta encrucijada encontramos a Bozo Vreco, nacido en Bosnia hace 37 años. Un cantante de sevdah -la música tradicional de la región- que se escapa de etiquetas y roles determinados, convirtiéndose así en un icono de libertad dentro de una ciudad que siempre ha luchado por ella. Su naturalidad y filosofía de vida -en las que deja claro que su Dios es el amor y el respeto para todos- lo convierten en el perfecto protagonista de 'Sarajevo Stereo', documental producido por la oenegé Medicus Mundi que, a manos de Raúl de la Fuente y Amaia Remírez de Kanaki Films, hace un homenaje a la ciudad, a su figura y a la relación que guarda con Barcelona.

Estilo andrógino

"¡Qué energía. Qué estilo!", comentan algunos paseantes mientras Bozo posa para sus fotografías. Su alto tocado negro, junto a su cuerpo lleno de tatuajes y una frondosa barba, llama la atención por las calles del barcelonés barrio Gòtic. Y eso que esta vez ha dejado en el armario el enorme vestido de tul negro con el que visitó la catedral de Santa María del Mar. El estilo andrógino que le gusta lucir ha llevado a la prensa a calificarlo, de forma errónea, como travesti, pero para Bozo, solo es una forma más para expresar su "verdadero yo", que adquiere una vital importancia en su arte. "No quiero esconder mi masculinidad y mi feminidad. No quiero vivir solo como hombre o mujer, quiero serlo todo", dice.

En un país conservador como Bosnia, sorprende que una personalidad como la de Bozo haya logrado salir a flote como uno de los cantantes más importantes de los últimos años. Para él, es precisamente esta autenticidad lo que le ha ayudado. "No puedes ser artista hasta que estás totalmente liberado de ti mismo. La gente me acepta porque soy auténtico. No pueden cambiarme, no pueden resistirme y por eso tienen que aceptarme. Hay muchos que no lo hacen, pero tampoco pueden ignorarme y eso me hace sentir bien", admite con una cálida sonrisa que no borra en toda la entrevista.

Fusión musical

Bozo representa esa fusión, esa dualidad tan única que se traslada también a su música. Él no escogió el sevdah -de hecho comenzó formándose en jazz- sino que afirma que el sevdah "le escogió a él". En una música tan tradicional y cerrada, la fusión contemporánea de Bozo supuso un soplo de aire fresco para liberar el género, pero también a sí mismo.

Quizás eso lo convierte en el perfecto embajador para Sarajevo, esa mezcla tan multitudinaria se convierte en una metáfora del multiculturalismo tan abierto del que ha hecho gala la capital bosnia durante años. "La ciudad y yo somos uno", aclara. "Somos como ese niño pequeño con ganas de soñar y ser feliz. De ser realmente libre", concluye. Un paralelismo que será homenajeado por 'Sarajevo Stereo', cuyo estreno se prevé este año, y que trata de poner sobre la mesa que Sarajevo "es mucho más que un conflicto bélico", según Zahinos, impulsor del proyecto, que también aclara que el documental llega en un momento ideal para "contrariar los nuevos discursos xenófobos y de extrema derecha que están saliendo".