Estreno en el Lliure

Póquer de actrices para el fin del mundo

Muntsa Alcañiz, Lurdes Barba, Imma Colomer y Vicky Peña protagonizan 'I només jo vaig escapar-ne', una obra apocalíptica de la célebre dramaturga inglesa Caryl Churchill a partir del día 27

"Todo el mundo conoce a Pinter y sin embargo pocos a Churchill, un ejemplo claro de discriminación femenina de una autora que lleva más de 50 años en activo y es una de las grandes en del mundo anglosajón", señala Magda Puyo, directora de la obra

LLIURE

LLIURE / Silvia Poch

Marta Cervera

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El Lliure reivindica a la dramaturga inglesa Caryl Churchill (Londres, 1938) con el estreno de 'I només jo vaig escapar-ne' donde refleja las principales preocupaciones de ser humano en el siglo XXI. Ese apocalipsis al que el planeta parece destinado irremisiblemente es abordado con humor y profundidad a partir del distendido encuentro de cuatro amigas en un curioso jardín 'plantado' en el escenario principal del Lliure de Montjuïc, del 27 de mayo al 20 de junio.

"Todo el mundo conoce a Pinter y sin embargo pocos a Churchill, un ejemplo claro de discriminación femenina de una autora que lleva más de 50 años en activo y es una de las grandes en del mundo anglosajón", señala Magda Puyo. En su regreso a la dirección de escena desde su dimisión al frente del Institut del Teatre reúne por primera vez a cuatro grandes actrices catalanas: Muntsa Alcañiz, Lurdes Barba, Imma Colomer y Vicky Peña.

Todas ellas son mujeres que, como Churchill, ya han adquirido una sabiduría considerable y se atreven a hablar de todo conectando lo más anodino a lo más profundo, pasando de la rabia a la ternura. El texto, algo surrealista, destila una fina ironía y sorprende con una estructura donde los códigos se rompen una y otra vez. "La obra habla de ecología, maltrato, política, fascismo, también del colapso mundial y hasta de un virus. Eso que la escribió en 2016", recuerda Puyo. "También habla de la comunidad como un espacio donde cuidarse y de la ironía como forma de resiliencia". Para Puyo no es ninguna casualidad que la autora exija para esta pieza a actrices que ronden los 70: "Da voz a las mujeres mayores que ya no son productoras y, por tanto, ya no interesan en el mundo neoliberal actual".

Minimalismo escénico

La puesta en escena es minimalista, tanto la escenografía de Pep Duran "una pintura impresionista más que realista", apunta la directora, como el espacio sonoro diseñado por Clara Peya. Hasta la gestualidad es mínima. "Todo en este montaje está hecho a base de pinceladas, como el texto. Será el público quien lo acabará completando a su manera, en función de sus vivencias ", explica Puyo encantada con el viaje que la autora propone a un universo de "emociones, caos y deseo". Y añade: "Más que buscar la anécdota de lo británico en la obra hemos explotado su universalidad, de ahí que todo sea muy conceptual, hasta diría que abstracto pero hecho de una forma muy mediterránea".

Vicky Peña está fascinada con la obra, que quería llevar ella misma a escena antes de ser invitada a participar en este montaje. "Tanto para las intérpretes como para el público es una pieza inquietante, poética y hermosa. Interpretarla requiere una exigencia máxima y la humildad más absoluta". Lurdes Barba, añade: "Magda nos ha abierto muchos caminos para circular por una obra compleja: un abismo hecho a base de retazos: cosas cotidianas, sensaciones, anhelos, fracasos y necesidades. Es una historia tremenda pero vitalista".

Para Muntsa Alcañiz, que interpreta a una mujer con tendencia a la depresión, lo mejor de la obra es la capacidad de la autora "de hacer detonar los monólogos interiores en una conversación en las que afloran cosas con las palabras justas". El mundo que dejamos a las nuevas generaciones es una de las reflexiones que aparecen. "La pieza tiene un punto de nostalgia", señala Inma Colomer. "¡Y vaya mundo dejamos!", exclama. "El presente es horrible y el futuro, peor". El apocalipsis está ya aquí.