Actuación masiva

El camino a la normalidad: Laporta vuelve a Luz de Gas

Más de 5.000 personas, entre ellos el presidente del Barça, acuden a las salas Luz de Gas, Razzmatazz y Apolo para realizarse el test de antígenos que permite entrar al concierto de Love of Lesbian en el Sant Jordi.

Los asistentes desprenden ganas de cultura, de ocio, y confianza en el dispositivo

5.000 personas pasan test de antígenos en Luz de Gaz, Apolo y Razzmatazz para poder ir al concierto de Love of Lesbian, este sábado

5.000 test de antígenos en Luz de Gaz, Apolo y Razzmatazz para ir al concierto de Love of Lesbian, este sábado. / Foto: Ferran Sendra / Vídeo: Ignasi Fortuny / Foto: Ferran Sendra / Vídeo: Ignasi Fortuny

Ignasi Fortuny

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Todo parece volver a la normalidad cuando en una mañana de sábado Joan Laporta sale de Luz de Gas siendo presidente del Barça. No era tan tarde o tan temprano como otras veces, eran alrededor de las 10 cuando el mandatario azulgrana salía de la sala barcelonesa de la calle de Muntaner acompañado de miembros de su nueva junta directiva. Se acababa de hacer el test de antígenos para acudir al concierto de Love of Lesbian, al igual que el resto de invitados, trabajadores y, claro, los 5.000 espectadores.

El goteo de asistentes a Luz de Gas para someterse a las pruebas era constante pero esponjoso. Sin colas ni incidencias, el dispositivo funcionaba como un reloj. No podía ser de otra manera en una sala donde imperan la 'rauxa' y el orden. También ligero iba el dispositivo en las otras salas barcelonesas, Apolo y Razzmatazz, en las que de 8 a 16 horas se hacían los tests (en total se han detectado seis positivos). En Luz de Gas, seis puestos con sanitarios hurgaban narices mientras sonaba algún éxito 'revival' de los que llevan más de un año sin sonar en la sala. "Ha sido muy laborioso, pero está yendo muy bien. Sobre todo, gracias a la gente, que está siendo muy rigurosa", valoraba Gemma Recorder, directora del Canet Rock (festival que forma parte de esta iniciativa). "Esto es la remontada, nos da esperanza. La gente está dedicando un día entero a ir a un concierto, y esto demuestra que hay muchas ganas", añade.

Entre los asistentes al concierto hay, evidentemente, fans de Love of Lesbian (por ahí merodeaba un hombre con camiseta oficial intentando un cambio de nombre para una entrada), pero también gente con ganas de ocio. "Un amigo nos avisó de que hacían el concierto y de que era una prueba piloto. Realmente, no es que nos gusten mucho, sino que en ese momento, que todos estábamos trabajando, decidimos comprar entradas", comenta Gabri, de 29 años. Va acompañado de su amigo y compañero de piso Álvaro, que responde: "Tenemos ganas de juerga". David, otro joven que irá con su pareja al concierto, va en la misma línea: "Como no hay mucha oferta de ocio lo tuve claro y compré las entradas".

Test de antigenos para el publico asistente en la Sala Razzmatazz en el  Festival Cultura Segura  Concierto multitudinario  de Love of Lesbian en el Palau Sant Jordi

Test de antígenos en la sala Razzmatazz a los asistentes al concierto de Love of Lesbian en el Palau Sant Jordi / Ferran Sendra

En unos 15 minutos lo tenían todo hecho, test y resultado. El proceso, sin embargo, es, comparado con la vieja normalidad, por lo menos engorroso. "Tenemos tantas ganas de ir a un concierto que me da igual tener que levantarme un sábado a las 9 para hacerme una prueba", exclama Álvaro. Pero todos ellos lo volverían a hacer aunque, reconocen, es "incómodo". David acota: "Lo repetiría para festivales de un día o más".

En la calle de Muntaner, donde la gente aguardaba a que la aplicación del concierto le diera el veredicto final, la palabra más repetida era: "¡Negativo!". Y circulaban. Al fin y al cabo, quedaban un buen puñado de horas para el bolo. Para algunos el concierto ha empezado a las 8 de la mañana (con un poco agradable palito en la nariz) y acabará alrededor de las 9 de la noche. Elisabet, Mireia y Laia, un grupo de amigas que repetían la escena antes descrita, tenían claro que aún era muy pronto para ponerse en modo concierto. Cada una a su casa y por la tarde ya volverían a encontrarse. "Viendo todo el funcionamiento, confías más", expone Mireia, un pensamiento que comparten todas las personas con las que ha hablado este diario. A primera hora de la mañana, Elisabet tan solo dudaba de una cosa: "No sé si consumiremos".