Abdel Aziz El Mountassir: de albañil a nominado en los Gaudí

El activista marroquí Abdel Aziz El Mountassir (1958), con una vida marcada por la represión política y obligado a abandonar su país de origen, ha vivido en carne propia el temor que invade a las personas que, por estar indocumentadas, corren el riego de ser expulsadas de España. Residente en Barcelona desde hace más de 30 años, Abdel se abrió camino en el mundo del cine por su participación en la película 'En construcción' de José Luís Guerín, en la que fue contratado mientras trabajaba de albañil. Y desde entonces, ha colaborado en varias producciones teatrales y cinematográficas. Por su interpretación como Hussein en la última película de Ramón Térmens, 'La dona il·legal' , Abdel se ha convertido en el primer intéprete no blanco nominado en los premios Gaudí, en concreto en la categoría de actor secundario.

En la película Hussein es un inmigrante que, dice el actor, "intenta vivir como puede. Y Aunque el personaje recurre al humor, es una persona vencida por el tiempo, por las circunstancias, por la vida que le rodea". 'La dona il·legal' es un largometraje de compromiso social que denuncia la situación de los inmigrantes. Según el actor, "el tema básico que le quitaba el sueño al director es la situación de los CIE pendientes de expulsión". "Este puñal en el corazón de Ramón Térmens -prosigue Abdel-, por la situación dramática de estas personas, es lo que rige la película y los dramas que suceden alrededor".

El actor marroquí considera que el fenómeno de la inmigración está completamente ignorado por la sociedad, y que el auge de "organizaciones racistas que se convierten en fuerzas políticas" no ayuda a solucionar el problema. Para Abdel "la gente no emigra voluntariamente" sino que considera que el dilema reside en que las personas "son expulsadas por el empobrecimiento de sus países". "Mientras exista saqueamiento y empobrecimiento del sur, esta inmigración y su maltrato en el norte no va a cesar", afirma convencido.

35 años sin pisar su país

Desde que abandonó Marruecos, el actor confiesa no mantener ninguna relación con su país de origen: "Llevo alrededor de 35 años sin retornar a mi país. Mi padre se exilió en Argelia y ahora el exilio es mío", declara con rotundidad, a pesar de aceptar vivirlo desde la lejanía. Abdel desearía volver algún día a su lugar de origen, y al ser un disidente no espera que las cosas vayan a cambiar: "En este sentido soy pesimista. En los últimos años nunca he sido optimista, pero además partiendo de aquella máxima de José Saramago, hay que desesperar para empezar a cambiar el mundo", expresa con tristeza.

Desde pequeño Abdel ha aprendido a vivir bajo el peso de la opresión política: "En Argelia mi padre, siendo exiliado político, organizó una operación clandestina para que pasáramos al país desde Maruecos", cuenta el actor, que al mismo tiempo revela que con 10 años era un niño totalmente analfabeto. Fue en Argelia donde empezó los estudios y obtuvo el bachiller. Más tarde inició su carrera en Derecho, que luego abandonaría para regresar a Marruecos y cursar estudios en Filosofía, pero al poco tiempo decidió irse a Francia a estudiar Antropología del Mundo Árabe en París. Y fue en Francia donde perdió su pasaporte: "Fui al consulado pero me dijeron que no me lo podían renovar, y solo me podía dar un 'laissez-passer'. Me recomendaron aceptarlo para pasar a España y quedarme aquí".

Las circunstancias y las oportunidades de la vida le han hecho aterrizar en el mundo del espectáculo, al que considera que ha llegado de forma muy casual : "No me considero parte de eso que yo llamo 'secta de la farándula'. Yo creo que la acción y la actuación pertenecen a toda la sociedad. Toda la gente actúa y yo solo pertenezco a este gran teatro de la vida, y no me siento perteneciente a ninguna élite de alfombra roja", expresa Abdel son seguridad.