Entrevista

Carme Elías: "Antes sólo había mujeres en maquillaje y vestuario"

La veterana y polivalente actriz recibe este domingo el premio Gaudí d'Honor en la gala del cine catalán

carme elias

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Marta Cervera

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Carme Elias (Barcelona, 1951) es una de aquellas actrices con una considerable carrera. Ha trabajado con lo mejorcito del país. Se dio a conocer en el cine con 'L' orgia' de Francesc Bellmunt, ha trabajado en filmes de Armiñán, Uribe, Almodóvar, Fresser, Vermut... En televisión la vimos en los años 80 en 'Turno de oficio' con Juan Luis Galiardo y en los últimos tiempos en 'Herederos' rivalizando con Concha Velasco y en 'Cites' intentando seducir a jovencitos cual Mrs. Robinson. Ha cosechado varios premios de teatro desde el Margarida Xirgu por 'El dret d'escollir' y 'Lorenzaccio' (1987/1988), el de la Unión de Actores por 'La doble inconstancia' (1993) y el Butaca por 'El ventall de lady Windermere' (2007). En cine destaca su Goya por 'Camino' (2008) y el Gaudí d'Honor que recogerá este domingo en Barcelona.

¿Qué pensó ante la noticia de este último galardón?

Me hizo mucha ilusión porque es un reconocimiento. Realmente, son muchos años de carrera. El premio me ha obligado a pensar en la edad que tengo y en todo lo que he hecho. He entrado en el túnel del tiempo para ver la película de mi vida.

¿Qué ha cambiado más en su profesión? Apenas habías directoras cuando usted empezó.

Todo ha mejorado, aquí y en Madrid. Tanto a nivel técnico como la gente. Los jóvenes está preparadísimos. Este es un oficio duro, aunque no lo parezca. Veo a gente eficiente y capaz. Solo veías a mujeres en maquillaje y vestuario. Ahora están en todas partes. Pilar Miró abrió camino. Fue un titán. El cine ha cambiado, como ha cambiado la sociedad y es un gustazo. Nosotras no estamos más capacitadas pero tenemos más resistencia. Esta profesión exige mucho pero da muchas satisfacciones.

¿Qué proyectos le esperan?

El estreno de una película hecha con Claudia Pinto, 'Las consecuencias' y otro proyecto con ella. Tengo cosas pendientes pero en este momento me apetece disfrutar de la vida sin tener que estar constantemente estudiando un texto mientras haces el sofrito o ir con los cascos puestos para memorizar cuando vas a un sitio. Quiero una vida más calmada y confortable, poder disfrutar de los libros. No quiero madrugar a las cinco de la mañana para ir a un rodaje.

¿No le interesa seguir trabajando?

Ahora tengo capacidad de disfrutar de lo que tengo en casa. Antes me preocupaba más si sonaba el teléfono y llevaba un ritmo de vida más frenético. Ya tengo una edad.

Pero ahora, con su status y experiencia profesional, puede ser más selectiva y llegar a otro tipo de roles.

Cierto, pero he vivido tantas cosas que ya no tengo tanta ansia por trabajar. En cambio quiero hacer muchas cosas a nivel personal porque me gusta mucho escribir, por ejemplo, es una afición que tengo. Quiero disfrutar de aquello que me apetece sin presión.

¿Llevará el discurso de agradecimiento muy preparado?

Estoy tomando notas. Tengo una mesa grande en casa llena de hojas con apuntes, ideas, emociones y notas que me van surgiendo. No sé qué haré con todo esto al final. No quiero preocuparme demasiado. El discurso ha de ser algo muy tuyo.

¿Cuál es su visión acerca de los casos de abuso de poder y maltrato psicológico denunciado contra ciertos directores?

Encuentro lamentable lo ocurrido en el mundo de los estudiantes porque ellos tienen una mayor fragilidad. Cuando eres adulto lidias de otra manera con lo que te pasa en la vida, en el cine, el teatro o la tele. Pero, como actor, la mejor manera de entrar en un personaje es desde la fragilidad y estar abierto a cualquier cosa que pueda pasar y, por tanto, eres muy vulnerable. Todo esto me ha dejado muy triste, con una sensación extraña. No sé cómo acabará. Ha habido un movimiento diciendo: esto no. Estamos de luto.

¿Son necesarias las figuras dictatoriales o se consigue más con alguien que sabe sacar lo mejor de su equipo de otra manera?

Hay maestros de todo tipo. Cuando era joven todo lo que ganaba lo invertía en ir al estudio de [Lee] Strasberg en Nueva York. Tuve a [Carlos] Gandolfo, que vino a hacer cursos en Barcelona, como mentor. Ambos trabajaban desde el interior del actor, desde tus emociones y al trabajar así el actor es muy frágil porque entrega su ser. En estos ejercicios pasas por situaciones muy fuertes emocionalmente y situacionalmente. Pero eso es lo que hace un buen maestro porque después todo ese material tú lo utilizas para hacer el camino que tú quieres como actriz. Considero que el actor debe estar conectado interiormente con el personaje, aunque delante de una cámara no siempre lo consigues. No has de hacer ver que estás llorando, has de llorar de verdad. Y eso se estudia. Por eso, que alguien se aproveche de estudiantes que llegan con el cuerpo, el corazón y el espíritu abierto es condenable.

¿Ha estado en una situación similar?

Yo no he vivido nunca algo parecido. Quizás he sabido torear ciertas cosas pero nunca me he hallado con una situaciones violentas. Hay que ser hábil, también como actor. En esta profesión aprendes a conocer a quien tienes delante. Con los años ves que no puedes ir con tu material a imponerte, has de lograr hacer lo tuyo sin estorbar a nadie. A veces te encuentras con personas con las que quisieras trabajar siempre porque basta una mirada para entenderte. Otras, son difíciles. Pero este es nuestro oficio.

¿Qué tal es como espectadora?

Voy menos al teatro de lo que quisiera. No me engancho con las series de televisión, con las películas sí. Soy una amante del cine.

Antes Barcelona fue potencia audiovisual.

Y de muchas otras cosas. Pero no sé hacia dónde vamos ahora. Yo que he trabajado tanto entre Madrid y Barcelona, que adoro tanto el idioma catalán como el castellano, que soy de una familia catalana de toda la vida y amo mi ciudad y mi país, entiendo todas las reivindicaciones pero el enfrentamiento, no. Es un tema muy complicado.

Las plataformas se han instalado en Madrid.

Quizá aquí estamos más preocupados por otras cosas.

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