Opinión | Periféricos y consumibles

Javier García Rodríguez

Javier García Rodríguez

Escritor y profesor de Literatura Comparada en la Universidad de Oviedo

Pecadorrrr de La Mancha

Fotograma de la película 'Palm Springs'.

Fotograma de la película 'Palm Springs'. / El Periódico

Te está bien empleado. Por leer. Si te descuidas, te pasa lo del pobre caballero con sus lecturas, que “desvelábase por entenderlas, y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mismo Aristóteles, si resucitara para solo ello” (aunque dice el psiquiatra Tiburcio Angosto que no hay de qué preocuparse: es trastorno momentáneo). Por eso has decidido recibir a este morlaco a porta gayola y seguir todos los pasos que te enseñaron para volver a estar en paz contigo mismo: examen de conciencia, contrición, propósito de la enmienda, confesión y cumplir la penitencia. (Ojo, que ya vas por la Hermenéutica, la psiquiatría, la tauromaquia y la trasnochada jerga católica: no puedes hacerlo peor).

Lees cosas que te informan y en muchas ocasiones te culpan vicariamente de que nunca serás lo bastante negro como para traducir a la poeta Gorman, ni lo bastante trans como para entender los preciados mensajes que te lanzan como cargas de profundidad y cargos de conciencia (entiendes tan poco las normas como las “duvales”), ni lo bastante feminista como para alejarte del 'mansplaining', ni lo bastante desprejuiciado como para que te gusten la 'slam', la 'slim' y la 'slum poetry', ni lo bastante 'indie' como para ser 'indie', ni lo bastante clásico como para llevar zapatos castellanos y votar a Ciudadanos (sí, en cambio, para tener la osadía de meter irrelevantes rimas consonantes), ni lo bastante joven como para ser rebelde porque el mundo te ha hecho así, ni lo bastante viejo por supuesto, ni lo bastante intelectual como para ser de Primera Referente, ni lo bastante indignado como para tener carné de donante de sangre con RH de kilómetro O positivo, ni lo bastante comprometido como para darte cuenta de que no eres lo bastante comprometido, ni lo bastante Tangana como para olvidar a Marifé de Triana (¿ves lo de la rima?), ni lo bastante intenso como para dejar de ser superficial, ni lo bastante progresista, ni lo bastante poliamoroso, ni lo bastante zen, ni lo bastante vegano. 

Desde tus aposentos en Villa Cis, o lo que quede de ella, haces firme propósito de enmienda y confiesas tus pecados de pensamiento, palabra, obra y omisión; y te comprometes a cumplir la penitencia que te fuere impuesta (quizá sea una PCR diaria de 'cooltherapy'). Amén. Seguirás mientras tanto en la tarea de bañarte dos veces -Heráclito te perdone- en la fluida corriente del 'nonsense' cotidiano, lee que te lee, sentado sobre tu flotador de flamenco rosa. Y que dios o quien sea te pille confesado y con una “tiquita” de anís del mono a modo de diploma. Porque también tú contienes multitudes.

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