Personaje de moda
Arsène Lupin, el ladrón universal e inmortal
El anime ‘Lupin III: the first’, que se estrena en salas este viernes, así como la serie de Netflix ‘Lupin’ devuelven al primer plano al más popular de los delincuentes de guante blanco, creado en 1905
Quim Casas
Periodista y crítico de cine
Profesor de Comunicación Audiovisual en Universidad Pompeu Fabra y docente en ESCAC, FX, Cátedra de Cine de Valladolid y Museu del Cinema de Girona. Autor de diversos libros sobre David Lynch, David Cronenberg, Jim Jarmusch, Fritz Lang, John Ford y Clint Eastwood. Miembro del Comité de Selección del Festival de Cine de San Sebastián.
En la historia del serial francés, inagotable fuente de misterios folletinescos, drama, venganza, aventuras, intriga y robos rocambolescos, tanto en literatura como en cine y televisión, Arsène Lupin (Arsenio Lupin en las traducciones españolas) ocupa un lugar de honor junto a Fantômas, Belphégor, Judex o la Irma Vep de ‘Los vampiros’. Es, junto a Rocambole, un personaje distinto al resto de estos criminales enmascarados que pululan por los tejados de París o, como en el caso de Belphégor, habitan en forma de fantasmas en el Louvre. Siendo un delincuente, no es un villano. Siendo un ladrón, no es en absoluto malvado. La reciente serie de televisión francesa ‘Lupin’, con Omar Sy interpretando a un Lupin modernizado y racializado en el París contemporáneo, es un buen ejemplo de esta dualidad.
Creado en julio de 1905 por Maurice Leblanc, no tardó en convertirse en el ladrón de guante blanco más popular de la historia. Es inteligente, seductor, sofisticado, hábil con las palabras y con los actos físicos, ataviado con chistera, traje, bastón y a veces un monóculo. Es también un maestro del disfraz, capaz de cambiar de identidad en menos de un minuto, y de los anagramas: todos los nombres falsos que utiliza están construidos con las letras que conforman Arsène Lupin, como Luis Perenna y Paul Sernine. El placer de la confusión.
Debutó en un relato, ‘El arresto de Arsène Lupin’, que un editor le encargó a Leblanc para una de sus publicaciones. El novelista tenía entonces 40 años y una sólida carrera literaria a sus espaldas. No pensó en darle continuidad a Lupin, pero el éxito del relato hizo que, a partir de ese momento, Leblanc le consagrara el resto de su carrera. El primer libro, ‘Arsène Lupin, caballero ladrón’, recopiló en 1907 todos los relatos cortos. Le seguirían novelas como ‘La aguja hueca’, ‘Los dientes del tigre’ y una de las más definitorias, ‘La condesa de Cagliostro’, publicada en 1924 y llevada al cine en 2004 en el filme ‘Arsène Lupin’, protagonizado por Romain Duris y Kristin Scott Thomas.
Escandaloso, vanidoso y con humor
Leblanc escribió en el prólogo de la novela que esta era la primera aventura de Lupin y, sin duda, habría sido publicada antes que las demás si él no se hubiera opuesto rotundamente. Creador y personaje se confundían en uno solo. En las últimas páginas del libro, Leblanc define en qué va a convertirse su honorable delincuente: “No más reservas, no más precauciones. Al contrario, escándalos, provocaciones, arrogancia, ostentación, vanidad, mucho sentido del humor, su nombre en las paredes, su tarjeta de visita en las cajas fuertes”.
"No confíes en Arsène Lupin. Puede que ni se llame Lupin". Un misterio insondable en sí mismo. La película de 2004 la realizó Jean-Paul Salomé, quien tres años antes había dirigido ‘La máscara del faraón’, versión cinematográfica de Belphégor. Aunque demasiado expansivo y fiado a los efectos especiales, Salomé restituía la estética naíf del serial en el siglo XXI. Antes, en el Hollywood de los años 30, Lupin había trascendido fronteras y culturas siendo interpretado por John Barrymore en 1932. Hasta recaló en la serie B con ‘Enter Arsene Lupin’, de 1944.
Francia va tarde
El cine francés tardó más tiempo en adaptarlo, pero ‘Las aventuras de Arsenio Lupin’ (1957), de Jacques Becker, es modélica en cuanto a intriga, misterio y humor. Dos años después llegó otra aventura de Lupin con un título tintinesco en España, ‘El toisón de oro. Firmado Arsenio Lupin’, de Yves Robert. Y el personaje, con todo su enigmático glamur -el fuera de la ley empático-, llegó incluso al manga con ‘Lupin III’, cómic creado por Monkey Punch en 1967 en el que el nieto de Lupin y su banda roban tesoros por todo el mundo.
El Arsenio japonés ha sido un éxito total: el manga, una versión musical, seis películas, otras tantas series anime, adaptaciones teatrales y diversos videojuegos. ‘Lupin III: the first’, con el personaje enfrentado a una conspiración nazi, es el último jalón de un motivo argumental y universal que no cesa. Y tiene ya 115 años de vida.
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