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Los seis mejores estrenos de cine en 'streaming' para este fin de semana

Los críticos de EL PERIÓDICO reseñan las películas más destacadas de las plataformas digitales

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Tesla'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Tesla'. / periodico

Nando Salvá / Juan Manuel Freire / Beatriz Martínez / Quim Casas

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Los críticos de EL PERIÓDICO reseñan, como cada semana, los estrenos de cine más destacados de esta semana. Aún con las salas cerradas en Catalunya, son filmes que llegan a las plataformas de 'streaming' y se pueden ver desde casa.

A continuación, las películas de esta semana:

Nikola Tesla puede definirse como el padre de la red eléctrica moderna y las comunicaciones inalámbricas, y pese a ello murió en la ruina y el olvido, derrotado por el capitalismo y sus propios demonios; sobre el papel, pues, es el protagonista idóneo de un ‘biopic’. Cabe recordar, eso sí, que Michael Almereyda nunca ha usado narrativas convencionales para retratar figuras extraordinarias.

Aquí, de nuevo en colaboración con Ethan Hawke -ya trabajó con él en las relecturas shakespearianas ‘Hamlet’ (2000) y ‘Cymbeline’ (2014)-, el director demuestra estar menos interesado en la hagiografía o el relato cronológico de la vida del inventor que en llevar a cabo una aproximación impresionista a su figura, su época y su relevancia cultural, y en usarla para discutir asuntos como la batalla entre el individuo y la corporación.

Con ese fin, la película incluye voces en ‘off’ metatextuales, rupturas de la cuarta pared, proyecciones de diapositivas y anacronismos que, tanto cuando resultan conceptualmente relevantes -la escena en la que Tesla canta una versión karaoke de ‘Everybody Wants To Rule The World’- como cuando no -la imagen de Thomas Edison chequeando el móvil- ayudan a sugerir hasta qué punto las ideas y los ideales del inventor se adelantaron a su tiempo.  

En ese sentido, resulta ilustrativo que aquellos pasajes de la película en los que Almereyda más respeta las convenciones del género biográfico son también los más toscamente afectados; y probablemente lo sean de forma deliberada, con la intención de llamar la atención sobre la artificialidad y la manipulación típicas del género. Al final, puede que ‘Tesla’ no sea especialmente reveladora acerca de su protagonista -es demasiado enmarañada y digresiva para serlo- pero sí se muestra eficaz cuestionando el mito y a la vez intensificando el misterio que lo rodeaPor Nando Salvà.

Sin recurrir a una situación irreal ni a un relato de ciencia ficción, Robert Schwartzman ha construido en ‘La discusión’ un curioso artefacto sobre los bucles temporales. No hay en esta película una máquina del tiempo que permita un viaje al pasado para enmendar un error, sino la reconstrucción de una velada para averiguar quién de los dos anfitriones tenía razón. La pareja protagonista se enemista agriamente durante una fiesta en su casa y para dilucidar los motivos de la discusión, y quien de los dos estaba equivocado, deciden recrear minuciosamente la velada con los mismos amigos, idénticas bebidas y comidas, los objetos colocados tal y como estaban aquella noche, los personajes sentados del mismo modo en una silla o el sofá. Pero, evidentemente, cualquier desvió de esa reconstrucción puede abrir las puertas a otras interpretaciones de lo que ocurrió.

El punto de partida es atractivo, aunque el relato tenga considerables altibajos y algunos intérpretes estén un tanto sobreactuados. Es más una película de guion, ingenioso, que de dirección, de calculado estilo teatral. En todo caso, ‘La discusión’ puede servir para qué a Schwartzman, en su tercera tentativa como director -además de ser miembro del grupo de rock Rooney-, se le reconozca por sí mismo y deje de ser visto como el sobrino de Francis Ford Coppola, el hijo de Talia Shire, el hermano del actor Jason Schwartzman, el nieto de Carmine Coppola y el primo de Nicolas Cage, Sofia Coppola y Roman Coppola. Nada mal, la familia. Por Quim Casas.

Después de haberse convertido en el rey de la taquilla española gracias a ‘Campeones’, Javier Fesser vuelve a sus inicios, recupera el formato corto, la fuerza del gag y ese particular estilo visual y rítmico que lo convirtió en uno de los grandes renovadores de la comedia española para demostrar que sigue siendo uno de los directores más imaginativos y únicos de nuestro tiempo.

‘Historias lamentables’ es una antología que recoge a través de relatos independientes algunas de las miserias inherentes a nuestra idiosincrasia: el engaño, la picaresca, la ambición, el sentimiento de inferioridad, el carácter caótico e incluso algunos más incómodos como el racismo, al que dedica un episodio repleto de vitriolo.

Cada episodio supone un disfrute perverso, rocambolesco y liberador. Entre la sátira social, el surrealismo, el 'slapstick' y una energía visual arrolladora, Fesser nos sumerge en un universo repleto de personajes tan entrañables como ambiguos, perdedores que reivindican los fracasos en un mundo en el que predomina la cultura de las apariencias.

En un panorama en el que campa a sus anchas el imperio de los remakes de comedias foráneas, Fesser reivindica la autoría autóctona a través de su poderosa personalidad creativa y eso, en este momento de escasa originalidad dentro del género, supone un soplo de aire fresco. El fragmento ‘El hombre de la playa’ está llamado a convertirse en un clásico instantáneo. Por Beatriz Martínez.

Afilado romance adornado con referencias a la historia del arte y maneras de ‘film noir’, esta adaptación de una novela de Charles B. Willeford de 1971 -sobre un crítico artístico contratado por un rico coleccionista para descubrir la obra de un enigmático pintor- es mucho más interesante mientras se centra en mantener una atmósfera liviana y sensual que cuando, en su segunda mitad, adopta un tono más severo y deja de prestar atención a la química que comparten los actores Claes Bang y Elizabeth Debicki.  

El director Giuseppe Capotondi vehicula el relato a través de una serie de duelos verbales en los que se apuntan asuntos como las intenciones del artista y la idea de que, tanto en el arte como en el amor, resulta difícil diferenciar la honestidad del engaño. Entretanto, la película mantiene al espectador a contrapié, en parte porque sus personajes son hábiles a la hora de ocultar sus motivos y en parte porque la trama no siempre tiene sentido. Sea como sea, Capotondi parece menos interesado en ofrecer un ‘thriller’ eficaz que en colocar a un puñado de actores carismáticos en un entorno impresionante para contemplarlos mientras exhiben sofisticación física y verbal, y reflexionar así sobre cómo la erótica del poder se nutre de nuestra fascinación ‘voyeur’. Por Nando Salvà.

Hace una década, la artista Leanne Shapton tuvo la brillante idea de contar la historia de una relación (ficticia) a través de los objetos que Lenore Doolan y Harold Morris, o su amor, dejaron atrás. De aquel falso catálogo de subasta nunca llegó a salir la prometida película, pero ahora llega una comedia romántica con una pregunta similar en el centro: ¿qué historias cuentan los objetos, sobre todo los que quedan en el paisaje después de la batalla amorosa? 

La galerista Lucy (Geraldine Viswanathan) no ha comprado el método Marie Kondo, y para desesperación de sus amigas, almacena mementos de romances acabados. Llamémoslo Diógenes sentimental. Pero a través de un nuevo amigo (Dacre Montgomery), desarrolla otro destino para sus recuerdos y los de otras personas: el museo del título del filme. Por supuesto, la pregunta central acaba siendo, más pronto que tarde, una atemporal y que siempre funciona: ¿se van a liar estos amigos o no? 

La respuesta es fácil de adivinar, el suspense un poco nulo, y no todas las motivaciones dramáticas resultan creíbles. Pero nada de eso importa cuando tienes a una futura estrella como Viswanathan, carisma puro, electrificando cada línea de guion y enamorando a la cámara a cada momento. Su Lucy está por encima de su indeciso e insulso pretendiente y de la propia película. Por Juan Manuel Freire.

Tiene título de película apocalíptica, y realmente lo es. La crisis del coronavirus nos ha adentrado en una realidad distópica difícil de asimilar, como le ocurre a un paciente que acaba de despertar de un coma y se enfrenta a un mundo en el que nada es lo que era.

Hernán Zin se sumerge en un documental de urgencia para testimoniar de primera mano la evolución de la pandemia en nuestro país desde todos los ángulos: el personal sanitario en primera línea, los cuerpos de seguridad, las residencias de ancianos o los servicios funerarios. Pero además de su carácter divulgativo para revelar las grietas del sistema frente a la hecatombe viral, lo que priman son los testimonios humanos ante sentimientos como el miedo, la soledad, la impotencia y el desconcierto. Hay rabia y tristeza, pero también espíritu de lucha a través de historias que nos muestran la cara y la cruz de la tragedia.

‘2020’ nos enfrenta a toda esta situación catastrófica desde sus entrañas. No entra en cuestiones políticas, no es su intención, pero sí tiene la capacidad de denunciar de qué forma nuestra sociedad se ha enfrentado al abismo de la enfermedad prácticamente sin recursos ni herramientas, tanto materiales como psicológicas. Se trata de un trabajo casi en bruto, sin necesidad de refinar, que trasmite el estado de emergencia y la celeridad de los acontecimientos. El aquí y ahora sin filtros ni estrategias, ni cinematográficas ni emocionales. Por Beatriz Martínez.