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'Barcelona 24H': un musical sobre los sueños y decepciones de los jóvenes

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Eduardo de Vicente

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Barcelona es una ciudad que siempre ha tenido un cariño especial por el teatro musical ya desde aquellos lejanos años 70 cuando Dagoll Dagom descubrió el género a muchos y bastante antes de que se empezaran a exportar obras de Broadway una tras otra. Pero resulta igual de estimulante que autores de aquí se decidan a crear sus propias obras y las salas confíen en ellos para representarlas. El último ejemplo es Barcelona 24H, escrito por Pau Barbarà y dirigido por Dídac Flores (Grease, Lo tuyo y lo mío y Marc Flynn (El despertar de la primavera, Anastasia) que acaba de estrenarse en el Teatre Gaudí y puede verse los fines de semana solo hasta el 25 de octubre.

Es un musical fresco, ideal para los jóvenes que verán reflejadas en él algunas de las problemáticas que les preocupan: la falta o el exceso de trabajo, las dificultades para encontrar una vivienda o para iniciar y mantener una relación. Todo ello personificado en cuatro personajes muy distintos entre ellos que representan cuatro prototipos distintos que coinciden en la ciudad. El escenario está presidido por un cartel proyectado en el suelo con el título de la obra. En los laterales hay dos rectángulos de madera con ruedas que servirán para convertirse en distintos muebles como una cama o una mesa y, al fondo, todo tipo de productos como cervezas, aguas, aperitivos o dulces porque parte de la acción transcurre en un pakiEscondido entre ellos se encuentra también el piano que acompañará la acción musicalmente.

Cuatro personajes que llegan tarde

La canción inicial ya demuestra que piensan aprovechar el espacio del Gaudí y los cuatro actores aparecen por las cuatro esquinas. Todos ellos tienen prisa bien sea porque les espera una reunión o porque llegan tarde al cine. Corren por el escenario mientras, en el suelo, se proyectan unas imágenes suyas por las calles de la ciudad (Tard). La siguiente escena transcurre en el citado establecimiento de alimentación donde el pianista (Dídac Flores) se convierte también en un quinto personaje, el empleado de la tienda, con respuestas tan lacónicas como divertidas.

El primero al que conocemos es a Àlex (Àlex Sanz), un joven soñador amante del cine y de las comedias románticas que sueña ser como Hugh Grant y enamorarse como lo hacen en las películas, el personaje más agradecido. Es consciente de que Barcelona no es Nueva York (haciendo divertidas comparaciones entre lugares de ambas ciudades) y concluye que la vida es más aburrida que la ficción. La siguiente en aparecer es Júlia (Laia Fontán o Mireia Òrrit, en algunas funciones), una estudiante que va a salir de fiesta pero discute con su padre y decide independizarse por lo que busca piso (atención a la original canción Pis lluminós, que arranca con una sucesión de anuncios) pero no es tan sencillo como supone. También está intentando conseguir un trabajo, pero tan solo ha logrado que le ofrezcan un puesto como dependienta de la FNAC y se ha negado. Es un poco pija y asegura que no tiene cara de vender tablets

Un ejecutivo estresado y una aspirante e fotógrafa

Para ahogar sus penas baja al paki para comprarse un Kinder Bueno, pero allí tropieza con Mario (Jaume Casals se turna con Ferran Fabà), un joven ejecutivo con traje y corbata que acaba de ser ascendido y trabaja sin cesar. Completa el grupo Carla (Anna Piqué), una fotógrafa que retrata a gente anónima por la ciudad y que nos explica su pasión por las imágenes que define como instantes y recuerdos que no volverán (Clic). Poco después veremos a Mario en su lugar de trabajo. Está estresado, necesita un café y los otros actores se unen para mostrar la presión a la que está sometido mientras ejecutan una simpática coreografía sobre unas sillas de oficina.

Carla y Àlex coinciden en la salida de la Sala Apolo y él interpreta un tema sobre el Paral·lel que también es un homenaje a los musicales. Aquí, el director musical Dídac Flores aprovecha para incluir un guiño a Desde mi ventana, el espectáculo que interpreta en el BARTS cada lunes. Entre ambos con el paso de las horas surge la atracción y todos podemos mirar hacia atrás y recordar las dudas, la timidez y los nervios del primer encuentro (Una nit / Més que una nit). Es uno de los momentos más íntimos del montaje, parece que alguien esté reproduciendo una situación que muchos hemos vivido y te lo estén mostrando en primera persona.

Canciones originales sobre experiencias cotidianas

Durante el resto del espectáculo escucharemos canciones sobre la incomodidad de las tareas domésticas, una conversación por whatsapp, de entusiasmo e ilusión por el inicio de una relación, de tristeza por los recuerdos del pasado o sobre los sacrificios personales que hay que hacer para tener un buen trabajo. Todas ellas relatan experiencias cotidianas, anhelos y miedos como las que podemos haber vivido cualquiera de nosotros y las decisiones que hemos tenido que tomar. Por eso logran una rápida identificación con el público, sobre todo el más joven que tiene más recientes esos problemas o los está viviendo. Este collage de historias cercanas hace que te encariñes con los personajes, que desees saber más de sus vidas y cómo les irá en el futuro. La prueba de que la obra funciona… más de 24 horas.