CRÍTICA DE CINE

'Blanco en blanco': la imagen perversa

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Blanco en blanco'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Blanco en blanco'. / periodico

Quim Casas

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Por regla general, las películas que giran en torno a un fotógrafo acostumbran a tener un estilo visual muy poderoso o particular. Pienso en 'La pequeña', la polémica película de Louis Malle sobre las relaciones entre una prostituta adolescente y un fotógrafo profesional de Nueva Orleans, o en 'El ojo público', el filme inspirado en el fotógrafo de sucesos Weegee. La regla vuelve a cumplirse en 'Blanco en blanco', una cinta con extraordinaria dirección de fotografía que, en una línea similar a la de 'La pequeña', pero mucho más perversa, se centra en la fascinación que ejerce en un fotógrafo la joven, apenas una niña, a la que tiene que retratar antes de casarse con un latifundista de la Tierra de Fuego.

El filme dirigido por Theo Court, realizador chileno nacido en Ibiza, resulta inquietante por la atmósfera, la fascinación-obsesión, el cometido del actor Alfredo Castro y la colisión entre barbarie y civilización que anida en el relato. Es bello y es pérfido como el trabajo sobre la luz y la oscuridad (o el bien y el mal) que evidencia el clima de tensión en el que se encuentran los personajes, a la vez que ilustra sobre el arte de la fotografía desarrollado en un lugar remoto donde una instantánea fija puede terminar sacudiéndolo todo.