QUÉ HACER HOY EN BARCELONA

Una exposición recuerda las discotecas y lugares de ocio de los 70 y 80

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Eduardo de Vicente

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Los años 70 y 80 vivieron el auge de las discotecas, en gran parte apoyadas por el éxito de películas como Fiebre del sábado noche (con John Travolta), ¡Por fin, ya es viernes! (con Donna Summer), ¡Que no pare la música! (con los Village People) o la española Nunca en horas de clase. Eran los años de las camisas hawaianas de Magnum,Magnum las americanas blancas con hombreras de Corrupción en Miami, los pantalones de pinzas o pitillo, los pañuelos y diademas en la cabeza o los mil y uncolgantes y abalorios de Madonna, los calentadores de Flashdance o los zapatos de plataforma. Ese tiempo ya pasó y esos locales casi todos han desaparecido… ¿o no? Una nostálgica exposición recupera ahora todos estos recuerdos y los muestra en el Casal de Barri La Llacuna hasta el 24 de julio, Discoteques i llocs de trobada d'abans.

Una iniciativa nacida en Facebook

La idea parte de una iniciativa de una fan de toda esta época, Lidia Gómez, que, en el 2013, junto a Ramón Castells, empezó a recopilar esta serie de imágenes por medio del grupo de Facebook titulado Discotecas años 70, 80, BCN, etc., locales de encuentro y, en tan solo siete años ha conseguido ya casi 8.000 seguidores. Entre ellos están algunos locutores famosos de la época, muchos de los cuales eran también pinchadiscos o disc jockeys antes de que esta denominación se abreviara en DJ’s y se convirtieran en estrellas a la altura de los cantantes. Con la ayuda de sus amigos, que dirían los Beatles, ha reunido miles de detalles inolvidables que ha resumido en esta muestra donde pueden verse más de un millar de pequeñas imágenes en unas cartulinas entre las que figuran fotos de sus eventos, de los famosos o de los locales, logotipos, anuncios y todo tipo de memorabilia. La mayor parte procede de aportaciones de personas anónimas, también hay recursos de hemeroteca y comparte vídeos en su canal de YouTube donde recoge estos pequeños tesoros.

Los mayores de 40 años seguro que se sentirán en el túnel del tiempo. No importa cuál fuera la discoteca o discotecas que frecuentaran, seguro que encontrarán algo de las mismas. Incluso les servirá para recordar locales que ya habían olvidado y que, por arte de magia, vuelven a aparecer en la memoria. Para empezar, un plafón sirve de presentación y de agradecimiento a toda esa gente anónima que le ha cedido sus fotos y sus materiales setenteros y ochenteros. La exposición está dividida por emplazamiento, empiezan por las discotecas de los barrios de Barcelona para después viajar por toda Catalunya. En muchos casos, los pies de foto aclaran quiénes son los protagonistas y quién la cedió.

El Eixample, el centro y el barrio gótico

Los primeros apartados están dedicados al Eixample donde vemos al locutor Julio Madroñal o al DJ Josep Maria Cussó y famosos como el ídolo juvenil Leif Garrett, una jovencísima Victoria Abril, la sex-symbol de entonces María José Cantudo (que escandalizó con su desnudo integral en La trastienda), el veterano Xavier Cugat, el cantante Gato Pérez, los locutores Jordi Estadella y Àngel Casas o un sorprendentemente delgado Alan Parsons. Y, entre los locales, el restaurante espectáculo Scala, Duetto, Muntaner 4, Las Vegas, Babieca (con famosos como la actriz Verónica Miriel, la cómica La Maña, el ventrílocuo Andreu Selvin o humoristas como Paco Martínez Soria o Paco Morán), Psicosis (con sus noches de lucha libre, los Mustang o Lola Flores), Imperator o La Gasolinera donde podemos ver al futbolista Pichi Alonso o a un Jordi Hurtado con la edad de siempre.

La siguiente sección se dedica al centro de la ciudad y el barrio gótico. Pasearemos por el Club San Jorge, Quilombo, Touch Down, Casanova, el Café de la Ópera, el Llantiol, Els 4 Gats o Camelot, donde vemos a un adolescente Luis Miguel entrevistado por el locutor Albert Malla. Por cierto, las malas lenguas afirmaban que, en esa época, el cantante se ponía un calcetín en la entrepierna para marcar paquete. En Georgia nos encontraremos al periodista Luis Cantero, la musa del desnudo Susana Estrada, Bibi Andersen (otro símbolo de la transición) o a un Pavlovsky recién llegado a la ciudad. Por 55 pasaron el añorado Tino Casal y su buen amigo, el locutor Fernandisco, están también los drugstores, el Wimpy, Pastís, La Ovella Negra o Zeleste, donde un recorte de prensa recuerda el paso por la sala de Paul McCartney. Amparo Moreno se prepara en el Barcelona de Noche mientras que Tania Doris es la reina del Molino, Rocío Jurado actúa en Barbarroja y las tiendas del puerto ofrecen tecnología punta a precios de Andorra.

Los logotipos, el cine y la zona alta

Hasta las columnas del Casal se aprovechan y allí se muestran dos interesantes collages. En la parte anterior se muestran los logotipos de múltiples discotecas combinadas con portadas de discos mientras que la posterior está dedicada al cine. Podemos recordar los anuncios de prensa que informaban del estreno de películas como En busca del arca perdida, 10 la mujer perfecta, El jovencito Frankenstein o reposiciones como Ben-Hur, Psicosis (la de Hitchcock, no la discoteca) o Los diez mandamientos. Y, de paso, rememorar los cines que han desaparecido como Fantasio, París, Pelayo, Maryland, Vergara, Diagonal o Excelsior. Un recuerdo emocionado por lo que nos hicieron sentir en sus butacas.

Visitamos ahora la montaña de Montjuïc con su célebre parque de atracciones donde había actuaciones musicales de primera fila como las de Serrat o Miguel Ríos, hasta podemos ver su famosa ballena azul. En esta zona también se encontraban el Poble Espanyol, La Pérgola o La Font del Gat. Vamos a la zona alta de la ciudad donde recordaremos el restaurante fast food Pokins, el Boliche (cuando aún no era un cine sino, lógicamente, una bolera) y nos centramos en la calle Tuset y alrededores con Le Clochard, la mítica Cova del Drac, Balalaika, Inercia o la añorada sala de fiestas Belle Epoque con sus originales números de cabaret, ahora reconvertida en Luz de Gas. El Cocodrilo Club de Albert Malla, una foto de Julia Otero con el chef Jaume Pastallé, Bikini (cuando tenía Minigolf), Rosebud, Quartier, Velvet o la mítica Bocaccio. Más establecimientos inolvidables: Up & Down (con Oriol Regàs), Charly Max (con el personal disfrazado de época), Bolero, Zacarías, Music Box (con los locutores de Radio Club 25) o Satanassa, uno de los primeros locales gays. Y la versión catalana de Studio 54 en el Paral·lel donde anunciaban las actuaciones de Ian Dury, Nina Hagen, Divine o Grace Jones.

Locales en Catalunya

En Gràcia estaba Apocalypse (luego Illusion), el Trocadero (con sus sorteos y conciertos de Gary Glitter, Donna Hightower o Basilio) o el KGB. Sants no se quedaba atrás con Zafiro 3 y en Sant Antoni estaban Mogambo (por la que pasó la presentadora Marisa Medina) o Pierrot. En una cartulina podemos ver los vetustos carnets de los disc jockeys. Pero aún hay más nombres: Distrito Distinto, Planet Hollwyood, Barçalles, Cibeles... El último tramo está dedicado a los locales del cinturón, la Costa Brava, Girona, Lleida y Tarragona: Isla Fantasía y sus toboganes acuáticos, el Pachá de Platja d’Aro, el Big Ben de Mollerusa o La Atlántida de Sitges. ¡Cuántos recuerdos! ¡Cuántos amores furtivos! ¡Cuántas noches bailando hasta el cierre! Un aluvión de emociones a través de las pequeñas anécdotas cotidianas de una época que valió la pena vivir.