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Las curiosidades de la sátira empresarial 'Greed', de Michael Winterbottom

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Eduardo de Vicente

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Movistar+  acaba de estrenar Greed, la última película del británico Michael Winterbottom (Código 46, Un corazón invencible, La doctrina del shock). Es una comedia dramática sobre un millonario interpretado por Steve Coogan (La vuelta al mundo en 80 días, Philomena), su primera esposa es Isla Fisher (Confesiones de una compradora compulsiva, Ahora me ves), su hijo lo personifica Asa Butterfield (La invención de Hugo, El niño con el pijama de rayas) y Shirley Henderson (Filth el sucio, El Gordo y el Flaco), da vida a su madre.

Es una sátira tan divertida como amarga sobre el mundo de los magnates, pero también una crítica feroz a los métodos que utilizan para conseguir su fortuna. Se centra en Sir Richard McCreadie, un empresario que se ha hecho multimillonario con Monda, una cadena dedicada al negocio textil de ropa barata, y que va a celebrar su 60 cumpleaños con una espectacular fiesta en la isla griega de Mykonos a la que ha invitado a muchas celebridades. Para ella está haciendo construir un anfiteatro como los de la antigüedad para representar unas escenas de Gladiator, su película favorita.

El guion retrata con detalle a este personaje, un duro negociador que está siendo investigado por los chanchullos de sus empresas por lo que quiere, con esta fiesta, recuperar su fama y reputación. Es un individuo avaricioso y sin escrúpulos, como su exmujer, que aprieta cada vez más a sus proveedores en Sri Lanka para obtener más beneficios. Otro de los detalles que denuncia es que, junto al lugar que se encuentran, han desembarcado unos refugiados a los que primero desprecia y luego utiliza. Un filme esclarecedor que muestra con ironía pero con firmeza la otra cara del negocio de la ropa barata, sus trampas o la dureza del capitalismo salvaje. Estas son algunas de las anécdotas de su rodaje.

-El primer reparto. Inicialmente, el actor previsto para interpretar al protagonista era Sacha Baron Cohen, el popular cómico que se tranformó en Ali G o en Borat. El plan era perfecto ya que, además, Isla Fisher es su mujer en la vida real, pero él acabó abandonando el proyecto.

-Un viejo conocido. Finalmente, Winterbottom recurrió a Steve Coogan, muy habitual en su filmografía ya que han rodado juntos varias películas como 24 hours party people (2002), Tristram Shandy (2002) y, recientemente, una serie de filmes y programas televisivos, The trip, en torno a viajes gastronómicos.

-La inspiración. Para crear el personaje, Coogan se inspiró en la personalidad del controvertido empresario textil británico Phillip Green, un multimillonario que dirige el grupo Arcadia. Sin embargo, a nivel físico su referencia fue Richard Caring, presidente de las cadenas de restaurantes Caprice Holdings, en especial por su obsesión por la blancura de sus dientes.

-Una madre demasiado joven. La actriz Shirley Henderson que encarna, caracterizada, a la madre del millonario es, en realidad, un mes más joven que Coogan, que interpreta a su hijo.

-Un presentador con experiencia. El actor Stephen Fry se interpreta a sí mismo y es el presentador de la fiesta en la isla griega. Se da la circunstancia de que Fry es todo un experto en mitología helénica sobre la que ha escrito varios libros centrados en sus héroes y mitos.

-Los cameos. En el filme aparecen brevemente diversos actores en pequeños papeles. Entre otros, Ben Stiller, Colin Firth, Keira Knightley o los músicos James Blunt y Chris Martin (Coldplay). 

-La pifia. La celebración intenta recrear la antigua Grecia y su anfiteatro pero, en realidad, los gladiadores eran una costumbre romana.

-Un nombre con doble sentido. El nombre del protagonista, Richard McCreadie, es un juego de palabras ya que suena casi igual que “greedy” (avaricioso).

-De Greed  En la película se cita en varias ocasiones a Zara comparándola con Monda y tanto la empresa de ficción como sus métodos guardan mucha relación con la española. De hecho, las escenas de las grabaciones de los empleados felicitando al jefe recuerdan mucho a las del 80 aniversario de Amancio Ortega.

-Hay que ver los créditos finales. El filme acaba con unos rótulos en los que muestra unas cifras estremecedoras sobre las condiciones de trabajo en los países asiáticos y sobre los refugiados. Mientras nos facilitan toda esa información, de fondo, suena irónicamente el Money Money Money de ABBA.