QUÉ HACER HOY... EN CASA

Filmin estrena 'Pullman', un retrato de la otra Mallorca vista por dos niños

fotograma-pullman-04

fotograma-pullman-04 / periodico

Eduardo de Vicente

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El realizador mallorquín Toni Bestard cuenta con una filmografía repleta de prestigiosos cortometrajes y dos largos muy interesantes. El primero fue El perfecto desconocido (2011), donde el irlandés Colm Meaney (Café irlandés) interpretaba a un extranjero que llegaba a un pueblo de la isla con misteriosas intenciones. Le siguió en 2015, el documental cinéfilo I am your father (codirigido con Marcos Cabotá), que pretendía reivindicar la figura de David Prowse, el actor británico que se escondía tras la máscara de Darth Vader, el villano de La guerra de las galaxias. Esta semana, el cineasta vuelve a estrenar (obligado por la situación, en la plataforma digital Filmin), su nuevo trabajo, Pullman.

Es un drama social centrado en la relación entre dos niños que son vecinos y viven en los apartamentos Pullman (que existen en la realidad). Se trata de un antiguo hotel de lujo reconvertido en pequeñas viviendas en las que habitan inmigrantes y familias de escaso poder adquisitivo y en constante deterioro. Daren es un chico negro que habla en francés con su madre y con su padre, un obrero de la construcción, en castellano, y están en pleno Ramadán. La madre de Nadia trabaja en un hotel y tiene una hermana adolescente que debe cuidar de ella pero se pasa el tiempo enganchada al móvil y más pendiente de irse de fiesta que de ocuparse de la niña.

Una 'bus movie' sobre los contrastes

Nadia se siente sola y se aferra a su vecino como su única esperanza de distraerse. El chico siente curiosidad por un reflejo que ve desde su casa y buscarán juntos su origen. Durante una tarde, ambos deambularán por Mallorca viajando en autobús (podría denominarse una bus movie, al igual que existen las road movie), conociendo a todo tipo de personajes a cual más extravagante y sintiéndose libres aunque solo sea por unas horas pasando por lugares abandonados, la playa, un centro comercial o unas atracciones.

El filme convierte los contrastes en su principal argumento. Se inicia con unos planos del ambiente lúdico repleto de luces de las calles de la localidad costera que choca poderosamente con la humildad con la que viven los protagonistas. La tercera comparación hace referencia a los reyes quienes, durante esos días, se alojan en la lujosa residencia del palacio de Marivent, que se encuentra a unos escasos 600 metros de los Pullman.

Los niños son los protagonistas y su mirada del mundo que les rodea nos hace recordar a The Florida Project un premiado drama independiente norteamericano de Sean Baker de hace un par de años sobre una niña que vive con su madre en un modesto motel cercano a los parques de atracciones y que, ante la poca atención materna que recibe, sale a explorar los alrededores. Tanto en un caso como el otro muestra lo que hay detrás de esos lugares donde la gente se divierte, el lado oscuro de dos habituales destinos turísticos.

Un grito de esperanza muy actual

Dura poco más de una hora y ha sido rodada con pocos medios en un tono realista cercano al documental sin nombres conocidos más allá de la polaca Monica Kowalska (vista en la serie Doctor Mateo) o Lara Martorell (Fanny en la serie La Veneno) ya que la perspectiva que nos ofrece es la de los dos niños: Keba Diedhou y Alba Bonnin Ostrem. El filme parte del cortometraje El viaje, firmado por el propio realizador en el 2002 aunque en aquella ocasión estaba ambientado en el extrarradio madrileño. En ambos casos, su trayecto al otro lado del paraíso cambiará a los pequeños, que regresarán a casa más maduros, dispuestos a afrontar de otra manera su adolescencia y pretende funcionar como un grito de esperanza en la situación actual.

Por eso, su realizador la contextualiza en el momento que vivimos y afirma que “debemos pensar que de todo lo que está sucediendo tenemos que sacar algo positivo. Si no, estaremos acabados como sociedad. La situación actual es terrible y mucha gente consigue desconectar, aunque sea un rato durante el día, a través de la cultura. Por eso decidimos que debíamos ofrecer nuestra pequeña película en este crucial momento de nuestras vidas. Además, teniendo en cuenta que el mensaje final de la película es esperanzador, quizás pueda ayudar a más de uno a afrontar mejor estos días tan complicados”. Que así sea.