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Recordar al genial Marcos Mundstock repasando los conciertos de Les Luthiers

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Eduardo de Vicente

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Esta semana recibimos la triste noticia del fallecimiento de Marcos Mundstock, uno de los miembros originales del divertidísimo grupo Les Luthiers y su humor inteligente. Su ausencia dejará a este idolatrado conjunto argentino de comedia y música clásica sin su voz radiofónica y sus irónicos comentarios sobre su compositor de referencia, Johann Sebastian Mastropiero. Dejemos atrás la tristeza y dispongámonos a rendirle tributo como a él le gustaría, con una gran sonrisa y, para ello, nada mejor que repasar las obras que nos deja.

En su canal de YouTube podemos ver casi todos sus espectáculos completos (a medida que van pasando los años, la calidad de los vídeos es mejor) y descubrir sus insólitos instrumentos informales creados a partir de objetos cotidianos como el Bolarmonio, el Contrachitarrone de gamba, el Yerbomatófono d’amore o el Tubófono silicónico cromático. Empezamos por el primero que grabaron, Viejos fracasos (1976), subtitulado Lo peor de su repertorio. Era una antología de sus primeros éxitos como la canción de los barqueros del Vólgota (Oi Gadóñaya), el cantar bastante de gesta (Epopeya de Edipo de Tebas) o la Serenata mariachi. <em>Mastropiero que nunca </em>(1977) estaba compuesto íntegramente por piezas de este autor que ellos inventaron con escenas sencillamente geniales como el tráiler cinematográfico El asesino misterioso, la narración del documental Visita a la Universidad de Wildstone o el madrigal La bella y graciosa moza marchose a lavar la ropa, la mojó en el arroyuelo y cantando la lavó, al frotó sobre una piedra y la colgó de un abedul. Pausa para respirar. Y Mundstock aún no llevaba barba.

Su mejor espectáculo y sus primeras antologías

Les Luthiers hacen muchas gracias de nada (1979) incluía la canción infantil La gallina dijo Eureka o la música para radioteatro, Sinfonía interrumpidaLuthierias (1981) fue considerado por los propios artistas uno de los mejores que habían creado y no es de extrañar, ya que contenía momentos desternillantes que luego han recuperado como el Bolero de los celos o la zarzuela Las majas del Bergantín<em>Humor dulce hogar</em> (1985) destacaba por su canción pusilánime Serenata tímida y la suite circense Vea esta noche.

<em>Viegésimo aniversario</em> (1987) se iniciaba con temas nuevos como la rapsodia gastronómica Encuentro en el restaurante (y su prólogo en el que Mundstock perdía los papeles y debía improvisar) o el juego de palabras donde brillaba la mímica Quien conociera a María amaría a María y, fuera de programa (como solían anunciar), recuperaban viejos éxitos como la chanson Nuit de París<em>Grandes hitos</em> (1992) también jugaba con el título porque ellos ya eran "grandecitos" y era el momento de hacer una antología donde recordaban algunas piezas ya citadas y títulos míticos como la partitura para el wéstern Kathy la reina del saloon o la crítica a los falsos predicadores El sendero de Warren Sánchez.

Novedades y un concierto de verdad (más o menos)

Los temas nuevos llegarían en 1994 con <em>Unen canto con humor</em> con el merengue El negro quiere bailar, Así hablaba Sali Baba (una parodia de los gurús con influencias de la música de la India) o el bolero Perdónala<em>Bromato de armonio</em> (1996) destaca por su ópera La hija de Escipión, la sonata Para Elizabeth o la misteriosa Quién mató a Tom McCofee. Continuaban jugando con los títulos con Todo por que rías (1999) con su Radio tertulia, sus Loas al cuarto de baño con instrumentos que reciclaban sanitarios (como una ducha o un bidé) o una incursión en la música contemporánea con el inesperado rap Los jóvenes de hoy en día.

En <em>El grosso concerto</em> (2001) contaron con la colaboración de la Camerata Bariloche, una prestigiosa formación de cámara argentina, que iniciaba el concierto para luego seguir con cuatro temas clásicos de los Luthiers como la balada A la playa con Mariana, y un tramo final en el que ambos grupos actuaban juntos con piezas como el Concierto para piano y orquesta del impronunciable Mpkstroff. Las obras de ayer (2002), también conocido jocosamente como Las sobras del ayer, combinaba temas nuevos y antiguos y contenía La balada del 7º regimiento o La canción a la independencia de Feudalia.

Mas recopilaciones y Mundstock en el cine

<em>Aquí Les Luthiers</em> (2005) arranca con su actuación en la plaza de Cosquín, una nueva recopilación en la que recuperaban la Candonga de los colectiveros y la zamba Añoralgias, para seguir con una parodia de El lago de los cisnes con el ballet de Julio Bocca y Mundstock como narrador y algunos gags sueltos como el exótico Música y costumbres en la isla de Makanoa. En el 2007 celebraron sus 40 años con un especial televisivo rodado también en un parque al aire libre con un público muy espontáneo y conmemorando el cumpleaños con otra antología de sus grandes éxitos. Hay que esperar a Lutherapia (2008) para encontrar temas nuevos, igual de geniales que siempre, como el vals geriátrico Pasión bucólica o el exorcismo sinfónico El día del final. La conversación entre un psicoanalista y su paciente, traumatizado por tener que escribir una tesis sobre Mastropiero, era el hilo conductor. Los espectáculos posteriores aún siguen utilizándolos en sus giras y por eso no están disponibles.

También hay una faceta menos conocida de Mundstock y es la de actor en diversas películas. Más allá de cameos en títulos como Torrente 3 pudo vérsele como analista que socorría al protagonista de la comedia romántica No sos, vos soy yo (2004) que está disponible en Amazon Prime Video, Google Play Movies, Rakuten TV y A3Player. Pero para disfrutarlo en su máximo esplendor podemos recurrir a la reciente El cuento de las comadrejas El cuento de las comadrejas(2018) que está en Movistar+, Apple iTunes y Google Play Movies, una irónica parodia de El crepúsculo de los dioses en la que una veterana estrella de cine que vive en su mansión con su marido, su director y su guionista se enfrentan a una pareja de jóvenes que les tienden una trampa. Muchas gracias de nada, Marcos, por todo lo que nos hiciste reír.