CRÍTICA DE CINE

'Amor. Boda. Azar': un día de boda en Italia

El resultado es liviano y evanescente. Los personajes dan un juego limitado pero el relato coral cumple su función. Las bodas pueden ser muy divertidas o un completo desastre

Un fotograma de 'Amor. Boda. Azar'

Un fotograma de 'Amor. Boda. Azar'

Quim Casas

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Las bodas y las fiestas siempre han dado mucho juego cinematográfico. Una reunión de personajes variopintos en un mismo lugar y durante un lapso de tiempo determinado ofrece múltiples posibilidades, tanto en clave dramática como cómica: 'Un día de boda' de Robert Altman y 'El guateque' de Blake Edwards son buenos ejemplos.

'Amor. Boda. Azar' es una comedia ligera cuya acción acontece en una preciosa villa italiana durante la fiesta nupcial de una joven pareja, ella inglesa y él italiano. Pero no se trata de evaluar el choque cultural, que existe. La película se centra en la multitud de enredos y seducciones que se producen durante el encuentro.

Los personajes son variopintos. Entre los secundarios, un tipo vestido con kilt pero que no es escocés, un director cinematográfico de éxito y varias exparejas que se reencuentran en siempre molestas situaciones provocadas por una de las tres palabras del título: el azar al colocar las tarjetas de los invitados en las mesas.

Todo marcha más o menos bien hasta que la novia dice: “No hay nada que pueda estropear este día”. El plano siguiente es el de la llegada de un joven borracho y encocado que está enamorado de ella desde los 15 años. El enredo está servido, aunque entre gag y gag fruto de los equívocos hay tiempo para seguir las desventuras románticas del tímido hermano de la novia, el protagonista central de la película.

El resultado es liviano y evanescente. Los personajes dan un juego limitado pero el relato coral cumple su función. Las bodas pueden ser muy divertidas o un completo desastre.