CONCIERTO DE UNA BANDA DE CULTO

Tindersticks: "Que seamos humildes no significa que no seamos ambiciosos"

El grupo británico encabezado por Stuart Staples trae el sereno rock de autor de 'No treasure but hope' al Palau

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Jordi Bianciotto

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Tindersticks practican su enmienda al ruido y la histeria del mundo poniéndose más y más sigilosos y dejando que la belleza nos redima: hacia ahí apunta ‘No treasure but hope’, el 12º álbum (sin contar bandas sonoras) de esta banda británica capaz de hacerse notar bajando la voz y moviéndose de un disco a otro a cámara lenta. “Ya son casi 30 años de una trayectoria hecha de una sucesión de pequeños pasos, explorando y progresando, y nos impresiona ver que hay gente que siente una conexión refrescante con nuestra música”, explica Stuart Staples en vísperas del concierto de este martes en el Palau de la Música (Festival Mil·lenni).

Comenzaron siendo un extraño grupo de rock dramático con violín cuyo debut, ‘Tindersticks’, lanzado en otoño de 1993, en tiempos proto-Brit-pop, fue recibido como uno de los álbumes del año por la prensa especializada. Obra que desprendía una tensión urbana que poco a poco ha ido remitiendo. “Era el disco de alguien que se instala en Londres procedente de un pueblo de provincias”, recuerda Staples. “Tenía 26 años y ahora, 54”. Vive desde hace más de una década en el corazón de Francia, en Limousin, donde construyó en un viejo granero su estudio, Le Chien. “Después de vivir 17 años en Londres, valoré encontrar un espacio amplio, de ensueño, con una atmósfera ideal para crear canciones”, señala. También allí trabaja su esposa, la pintora Suzanne Osborne.

De Léo Ferré a Kendrick Lamar

Staples es un artista anglosajón que se interesa por artistas que cantan en otras lenguas, algo poco corriente (“aunque cada vez menos”), y ahí está Leó Ferré. “Uno de mis favoritos de siempre”, destaca. “En la música no atiendo demasiado a géneros o escenas, sino a las voces individuales”. Como Kendrick Lamar, a quien menciona como “figura única que va más allá de un estilo”. Por sus circunstancias, el Brexit le ha causado un disgusto, pero cree que “el tiempo del enfado se ha acabado”. Aunque para Tindersticks, se trate de “una trastada”, ya que varios de sus miembros tienen casa en la Europa continental, “y ahora hay quien tendrá que sacarse la residencia en Francia”, como él mismo, “o en Bélgica, o en la República Checa”.

En ‘No treasure but hope’ tenemos a unos Tindersticks destilados, un paso más en la era de madurez que abrió ‘The hungry saw’ (2008). “Con David (Boulter) y Neil (Fraser) hay un fuerte conocimiento mutuo, y que seamos humildes no significa que no podamos ser ambiciosos con nuestro arte”, razona. Salvando distancias, también Nick Cave ha evolucionado hacia cierta quietud y minimalismo. “El suyo fue un influjo muy fuerte en mi juventud, pero ya no lo escucho desde hace mucho tiempo”, sorprende Staples. Quizá no sea tan grave. “También dejé de escuchar a Neil Young. Ya lo conozco todo. No necesito oírlo otra vez. Para mí es importante encontrar nuevas voces”.