OTROS ESCENARIOS POSIBLES

Cumpleaños en la Diagonal

El rapero de Brooklyn Jeru the Damaja celebró sus 48 con un concierto para 150 fans en el club Garage 442 de Barcelona

Actuación de Jeru the Damaja en el Club Garage 442

Actuación de Jeru the Damaja en el Club Garage 442 / periodico

Nando Cruz

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En 1994, cuando Barcelona era una galaxia remota para las giras de artistas de hip-hop, el dúo Gang Starr actuó en la sala Estándard de Travessera de Gràcia. “Todos esos raperos que van de chulos se cagan de miedo si tienen que coger un avión”, desvelaba el neoyorquino Guru, dispuesto a tomar los aviones que hiciesen falta para acercarse al público europeo. Estándard cerró y Guru murió, pero el rapero que abrió ese concierto, el entonces debutante Jeru the Damaja, establecería una sólida relación profesional con la capital catalana.

Desde hace dos años, el de Brooklyn impulsa en el Marula Café de la calle Escudellers las fiestas Do The Right Thing, bautizadas así en honor a la película homónima de Spike Lee, en las que actúan raperos de su quinta que nunca pudimos ver por aquí: Artifacts, Beatnuts, Camp Lo, Afu Ra… Este mes había programado a Slum Village. Al final, la gira se canceló, pero pronto dio con una alternativa. Ese día Jeru cumplía 48 años. ¿Y si lo celebraba actuando él?

La fiesta se celebró en el Garage 442 de la avenida Diagonal, local que hasta hace cuatro años se llamaba Garaje Hermético. El futbolín ha desaparecido. También, la decoración con viñetas gigantes de cómics. No así los gin-tónics ni la cabina por la que ahora desfilan discjockeys de miércoles a sábado. También han pinchado, en sesiones secretas, Miss Kittin, Rex The Dog y hasta Jarvis Cocker, que lo hizo para unos clientes muy especiales: los miembros de Arcade Fire, que se montaron una fiesta privada tras su concierto de 2018.

Diez calles y 25 años despúes

Mientras el público que se enteró del cambio de planes abonaba los siete euros de la entrada, el holandés Rob Manga caldeaba el ambiente con su surtido vinilos de hip-hop y funk añejo: de los Pharcyde a Nas, de James Brown a Grandmaster Flash, de Roxanne Shanté a Janet Jackson, de EPMD a los Believers… De la calle al plató de ‘Soul train’. Y de los ausentes Slum Village a Gang Starr, los padrinos que hace 25 años auspiciaron el debut barcelonés de Jeru a solo diez travesías donde ahora el discjockey enlazaba singles sin apenas respiro.

En los años 90, los desnutridos aficionados barceloneses al hip-hop imaginábamos Nueva York como un paraíso: te metías en cualquier antro y te encontrabas a algún rapero en acción. La sensación la otra noche fue un poco así. No estábamos en Harlem, pero el ambiente en el Garage 442 era excepcional. El glorioso ‘Rubber band’ de los Trammps arrullaba a los 150 espectadores, que ya apenas tenía espacio para moverse por el bar. Y, de repente, el mismísimo Jeru the Damaja se abría paso como podía hasta llegar al escenario. Otro holandés, el rubio Bram van Leuken, suplió a Rob Manga y pasó a lanzar instrumentales limpios sobre los que el cumpleañero se arrancaría a rimar como sin nada. Y a la primera pausa, cómo no, el público entonó el ‘Happy birthday’.

Una tras otra fueron cayendo las bases de ‘Ain’t the devil happy’, ‘Come clean’, ‘99.9 pa cent’, ‘The bullshit’, ‘Ya playin’ yaself’, ‘You can’t stop the prophet’... Y con ellas, los trabalenguas de un rimador que aún conserva su espléndida dicción ruda. “¡Gritad como si fuese mi cumpleaños!”, pedía. No tuvo que insistir. El público coreó la mayoría de ganchos. Incluso los de ‘Da bichez’, que en su día fue tachada de machista. La edad no le ha hecho reconsiderarla. De hecho, insistió en su tesis: “las putas lo hacen por dinero y las amigas lo hacen gratis”. Y añadió que, siendo su cumpleaños, todas las chicas que había en la sala esa noche tenían que ser para él. “Al menos, las guapas”, concedió.

Como nieto de cubano, Jeru maneja algo el castellano. Suficiente para jalear al público con frases tipo ‘no te oigo’, ‘todos mundos manos arriba’ y apañar el estribillo más coreado de la noche: “Cabesas arriba, cause we’re dropping some mierda”. Pero el rapero venía a lo que venía y antes de zanjar el concierto aclaró a posibles admiradores masculinos que él solo hablaba español con chicas. “Recordaré esta noche toda mi vida”, aseguró. “Y ahora me voy a buscar novia”. Soltó el micrófono y atendió con desgana a los cuatro fans que no se dieron por aludidos. Durante un buen rato no se le acercó ni una mujer.