EFEMÉRIDE DE UNA SALA HISTÓRICA DE BCN

Andrea Motis e Ignasi Terraza, apuesta de presente en Jamboree

La cantante, trompetista y saxofonista ofreció un concierto a dúo con el pianista para celebrar el 60ª aniversario de la primera apertura de la sala de jazz

Concierto de Andrea Motis e Ignasi Terraza en la sala Jamboree

Concierto de Andrea Motis e Ignasi Terraza en la sala Jamboree / periodico

Roger Roca

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Cambios a la vista. En el cartel luminoso que ocupa todo el ancho del muro tras el escenario, la 'B' y la 'O' de Jamboree ahora son dos cifras. 'Jam60ree'. El club de jazz más icónico del país cumple 60 años. Lo celebra con una serie de conciertos especiales que se irán desvelando próximamente, anuncia el fichaje de un joven programador, Simó Pons, y promete novedades. Renovarse sí o sí. La cifra es alta, pero tiene truco: el Jamboree original solo estuvo abierto de 1960 a 1968. Ocho años. Per qué ocho años: Chet Baker, Ornette Coleman, Dexter Gordon… Y luego, tras varias subidas y bajadas de persiana ocasionales, renació en 1992 y pasó a manos de Mas i Mas, que lo gestionan desde entonces. O sea que sí, el aniversario tiene truco, pero también tiene mucho mérito. En su encarnación actual suma casi tres décadas de conciertos todos los día del año, a razón de dos pases por noche, hasta que el club se transforma en discoteca, que es la que paga las facturas de la música en directo: en todos estos años, en Barcelona, al Jamboree apenas le ha salido competencia. Cuesta llenar una sala a base de jazz.

Hay controversia sobre la efeméride, pero la versión más extendida de la historia es que la noche del 9 de enero de 1960 Tete Montoliu y otros músicos de la ciudad dieron el primer concierto en el Jamboree. O sea que el jueves se cumplía el aniversario, y el Jamboree lo celebró con una apuesta ganadora: concierto a dúo de la figura con más tirón del jazz local, Andrea Motis, y el pianista Ignasi Terraza, palabras mayores del piano de aquí. Sala llena hasta los topes. Motis, que se conoce el Jamboree al dedillo, echaba cuentas. “Toqué aquí por primera vez hace casi diez años. Y Ignasi mucho antes, claro”, dijo con modestia la cantante, trompetista y saxofonista, que repetirá en el Jamboree a lo largo de este año en otros formatos. Tocaron todos los palos que han ido cultivando en estos años de conciertos a cuatro manos: viejas joyas “vintage” de cuando el jazz era la música más en boga del siglo XX, como 'Poor Butterfly', una adaptación para Broadway de la trágica historia de amor que orquestó Puccini, o 'He ain’t got rhythm', las penurias de un hombre sin ritmo, lo más triste que se podía ser en la era dorada del jazz.

De los clásicos del jazz fueron al cancionero de Chico Buarque, música brasileña de autor no apta para turistas, tocaron varias piezas compuestas por el pianista y ofrecieron una pequeña muestra de por dónde van los tiros de Andrea Motis como autora. Puede que su dúo con Terraza no sea el proyecto más personal de Motis, pero probablemente sea el formato en el que más brillan sus virtudes. Su fraseo a la trompeta, melódico y delicado, su voz clara y cada vez más firme, la musicalidad de sus ideas cuando ataca un solo. En la intimidad de la cava, Andrea Motis dió lo mejor de sí, y Terraza sonó con la autoridad de siempre. Al acabar, un espectador satisfecho le decía a su acompañante que ojalá el Jamboree luciera siempre así de lleno. En el 2020, el reto es grande.