LOS EFECTOS DEL METOO

El teatro y la clásica ya no se lo toleran todo a sus genios

El caso de Plácido Domingo, impensables hace unos años, refleja el cambio de mentalidad, mientras que el teatro catalán avanza hacia la paridad

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Marta Cervera

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El MeToo ha alejado el miedo de muchas mujeres a denunciar a los acosadores. Y no solo en el aspecto sexual. El abuso puede tener muchas formas como dejó entrever la sonada salida de Lluís Pasqual del Teatre Lliure tras el eco que tuvieron los comentarios de la actriz Andrea Ross en Facebook criticando su manera de tratarla durante los ensayos de 'El rey Lear'. Los escribió años después de hacer la obra, cuando se sintió empoderada para denunciarlo: "A mí Lluís Pasqual me ha gritado, me ha ridiculizado, me ha puesto en evidencia y lo ha hecho impunemente porque 'es un genio', y los genios gritan y tratan mal a la gente". Pasqual no tardó en encontrar trabajo y actualmente dirige el Teatro Soho Caixabank de Málaga propiedad de Antonio Banderas.

Pocos meses después del 'caso Pasqual', el famoso director belga Jan Fabre también fue acusado de despotismo. "La humillación es el pan de cada día con él", denunció por carta un grupo de actores y trabajadores de su compañía Troubleyn. ¿Hasta qué punto influyó el MeToo? No es fácil de medir. Pero el feminismo ha cobrado fuerza renovada. La paridad empieza a tenerse en cuenta tanto en el Teatre Lliure como en el Teatre Nacional de Catalunya (TNC). El año pasado por primera vez el contrato-programa 2019-2022 del TNC incluyó una cuota del 40% para asegurar la presencia de creadoras, porcentaje superado en la actual temporada en la que se ha alcanzado la paridad por primera vez.

En el Lliure, Juan Carlos Martel Bayod fue elegido director hace casi un año con un proyecto que persigue la paridad máxima. Y no solo en la programación, también en el patronato del que depende la entidad. En el cartel de enero a junio las creadoras arrasan en la programación. El cambio es evidente. 

Clásica y ópera

En el mundo de la ópera y de la música sinfónica también las cosas están cambiando. Este verano una veintena de mujeres se han enfrentado a uno de los dioses de la lírica: Plácido Domingo. El escándalo ha llevado al tenor a dimitir en la Ópera de Los Ángeles tras iniciarse una investigación interna. El cantante ha perdido contratos en EEUU y ha optado por trasladarse a Europa donde no le faltan ofertas. "Las reglas y valores por los que hoy nos medimos, y debemos medirnos, son muy distintos a los del pasado", reconoció Domingo. Su pasión por las mujeres era 'vox populi'. También era sabida la preferencia del maestro James Levine por jovencitos, algo que ha hecho acabar de mala manera su carrera en el MET. Su caso llegó a los tribunales pero se zanjó con un pacto entre él y la ópera neoyorquina. 

En Europa, no han pasado desapercibidos los casos de Daniele Gatti y Charles Dutoit. El primero abandonó su puesto de titular frente a la Royal Concertgebouw de Ámsterdam y el segundo dejó la Royal Philharmonic de Londres, ambos por conducta inapropiada con algunas cantantes e instrumentistas. 

La paridad, sin embargo, queda lejos aún en la clásica y la ópera. Las compositoras han sido históricamente menospreciadas como explica muy bien la historiadora Anna Beer en 'Armonías y suaves cantos' (Acantilado). Según la página web Bachtrack en el 2018 de las 2.891 obras orquestales contemporáneas interpretadas solo el 13% fueron escritas por mujeres. El ránking por países es el siguiente: Suecia 37%, Inglaterrra 17%, EEUU 16%, España 10%, Alemania y Francia 5%.