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'Qüestió d'honor': un drama que busca el origen de la violencia machista

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Eduardo de Vicente

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El machismo que lleva a la violencia de género es uno de los principales problemas a los que se enfrenta nuestra sociedad. Las estadísticas revelan datos escalofriantes sobre el número de mujeres que han muerto a manos de hombres y es una lacra que hay que intentar frenar. Quizás la educación sea el principal remedio, pero el teatro también puede ayudar a enseñar que nadie es superior a nadie por pertenecer a un sexo determinado. Cuando leemos las noticias nos quedamos helados pero es importante conocer cómo se llega a esas situaciones extremas. La directora Carla Torres Danés ha intentado diseccionarlo en Qüestió d’honor, un montaje que acaba de estrenarse en la sala Dau al Sec (Salvà, 86) donde podrá verse hasta este domingo.

Es un texto del autor alemán Lutz Hübner, escritor especializado en mostrar los problemas de la juventud, sus angustias y frustraciones y que hemos podido ver en la Sala Beckett (Reacció, 2010) y el Tantarantana (Creeps, 2013). Su estreno suscitó una cierta polémica ya que está basado en un caso real de una muchacha alemana que fue asesinada por un joven turco y la madre de la víctima interpuso una demanda por considerar que vulneraba los derechos de su hija. El Tribunal de Hagen, donde ocurrieron los hechos, la prohibió pero, posteriormente, el Tribunal Supremo levantó el veto al considerar que combinaba hechos reales y ficción.

Las pruebas del crimen y el columpio

La acción transcurre en un escenario circular. El suelo está cubierto por unos grafitis y varios elementos pintados de blanco y con una etiqueta. Son las pruebas del crimen: una botella de refresco y un vaso, un rifle de feria, un peluche, una bolsa y unos zapatos de tacón. En el centro, dos estructuras que parecen bloques de piedra sobre los que se sentarán los personajes y al, fondo, en la salida de actores, un columpio también blanco. Del techo cuelgan unas rosas boca abajo.

La trama está compuesta por más de una veintena de escenas cortas que se van intercalando y en las que se combina el presente con el pasado, la reconstrucción de los hechos en la mente de los protagonistas. Empieza la función con un psicólogo (Albert Roig) que le explica al joven Cem (Pol Forment) que tiene que elaborar un informe sobre él para dictaminar si es un criminal o tiene algún tipo de trastorno. Una chica (Elena, Carla Abulí) ha sido asesinada a puñaladas y su mejor amiga también fue atacada aunque sigue con vida.

Un viaje y sus inesperadas consecuencias

Cambia el escenario y los actores sitúan el columpio en el centro para que la superviviente Ulli (Candela Antón) recuerde sus sensaciones (“como un electroshock”) al ser apuñalada y se replantee su actuación frente a lo sucedido. El siguiente objetivo del doctor es Sinan, el amigo del chico, un joven simpático que practica el beatbox en varias ocasiones y que arranca algunas sonrisas.

A continuación seremos testigos del primer encuentro entre los protagonistas mientras coquetean bailando y se cantan mutuamente “yo sin ti, tú sin mi”. Están de fiesta y Cem le propone que se apunte con él y Sinan a un viaje en coche a Colonia. Le siguen las confesiones de Ulli que recuerda los devaneos de su amiga con los chicos ante los que no aflojaba ni se dejaba amedrentar.

La doble moral y las contradicciones

Cem empieza a demostrar sus contradicciones cuando asegura que respeta a las mujeres pero que Elena era una puta, descarada, establece que hay mujeres para casarse y otras para practicar sexo, así como asegura que a ellas solo les interesan los chicos que tienen dinero. Volvemos al pasado, Elena se enfada con sus padres y, como respuesta, decide aceptar la propuesta de Cem invitando también a su compañera.

El viaje en coche es escenificado de una manera muy original y les acompañamos en su trayecto, con tensiones incluidas, en una feria donde juegan al tiro al blanco, de tiendas donde también hacen alguna travesura, o en el cine. Todo iba más o menos bien pero ¿qué sucedió para que acabara en tragedia? Mientras repasa lo sucedido el chico va mostrando su otro lado con sus expresiones: “me provocó”, “me la follo y luego le doy una patada en el culo”, “tengo que demostrarle quién manda”, “hirió mi honor”, “¿qué otra cosa podía hacer?” o “tengo derecho”. El desenlace aclarará cómo y por qué estalló todo.

Un golpe directo al patriarcado

Es un drama que propone una reflexión sobre la violencia machista como una acumulación de pequeños detalles que van in crescendo y que, en el fondo, ya estaban en la manera de pensar del protagonista hasta que una chispa lo hace encenderse. Pol Forment hace un auténtico desgaste interpretando con una energía arrolladora a Cem y mostrando sus carencias mientras que Carla Abulí da vida a Elena con espontaneidad y desparpajo. Su personaje se muestra tal como es y cree que no tiene nada que temer y así debería ser. Candela Antón es la dulzura pero también el dolor porque es la que más sufre al saber que quizás podría haber hecho algo para evitarlo.

Un puñetazo al patriarcado y a las conductas agresivas, a las frases hechas que generan violencia, al desprecio hacia la mujer. Sales con ganas de decir ¡basta! y al poner la tele descubres que ya hay otra víctima. Tristeza, indignación, rabia… Por eso Qüestió d’honor es una de esas obras necesarias que hay que ver hasta que todos estemos concienciados y pongamos freno a esta hemorragia.