EL LIBRO DE LA SEMANA

'Mister Folch': un hacinamiento preciso

Adrià Pujol Cruells debuta en la novela con una obra imprevisible en la que el protagonista es el lenguaje

El escritor Adrià Pujol Cruells.

El escritor Adrià Pujol Cruells. / periodico

Vicenç Pagès Jordà

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Nacido en Begur en 1974, durante la primera década del siglo XXI Adrià Pujol Cruells publicó tres libros extraños y hoy difíciles de encontrar. Todo cambió en 2011, cuando Sidillà, una activísima editorial de la Bisbal, publicó 'Escafarlata de Empordà'. Desde entonces, Pujol Cruells ocupa un lugar relevante en la literatura catalana actual, un lugar alcanzado con una peculiar mezcla de tenacidad e imprevisibilidad, ya que en los últimos siete años ha publicado ocho libros en ocho editoriales distintas, en general hibridaciones, entre las que destaca 'El fill del corrector / Arre, arre, corrector', un delirio bilingüe muy recomendable escrito a cuatro manos con Rubén Martín Giráldez.

La última entrega de Pujol Cruells es 'Míster Folch', que se presenta como una novela sobre la posguerra en Catalunya que no habla ni de la posguerra ni de Catalunya. De hecho, ni siquiera estamos en condiciones de asegurar que se trata de una novela, ya que, más que servirse del lenguaje para narrar unos hechos, lo que hace es poner los hechos al servicio del lenguaje, que es el auténtico protagonista. En todo el libro no hay ni una sola frase directa y sencilla, sino que el narrador más bien despista, aplaza, enumera, juega, inventa digresiones e inserta poesía popular.

Añadamos que este narrador es, literalmente, Dios, o sea, que se toma licencias considerables e interpela a los lectores sin complejos: "Os he creado para que sienta la historia". ¿Y como es esta historia? Pues otra mezcla, ahora entre 'La vida. Instrucciones de uso' de Perec y los recuerdos que plasma Fellini en 'Amarcord', a los que podríamos añadir las caricaturas urbanas de la 'Rue del Percebe' dibujadas por Francisco Ibáñez. Los personajes de 'Míster Folch' no tienen una psicología compleja, ni siguen una evolución como los personajes decimonónicos, si bien son perfectamente humanos, salvo uno que de pequeño parece 'El hombre elefante' y ya mayor adquiere un superpoder que no revelaremos -un superpoder, bien pensado, quizás todavía lo hace más humano-.

Como la Sagrada Família

Más que de novela (la primera que publica este autor, por cierto), deberíamos hablar de palabras y de frases, un festival gustoso donde todo puede caber si ha pasado por el formón del estilo; en otras palabras, hablamos de poesía. En este hacinamiento preciso, que recuerda la fachada del Nacimiento de la Sagrada Familia, encontramos el 'estrambotisme', los 'guil·lamònids', la pereza 'medusomental', los aromas de meconios corrosivos, las 'xoies' humanas, Quico Willis y los Peta Zetas; todos son bienvenidos y a nadie le parece raro. 

Después de todo, no es barroco quien quiere, sino quien puede, ya que sorprender permanentemente el lector y mantener el ánimo en suspensión no está al alcance de todos. Finalmente, Pujol Cruells ha abandonado el Empordà que cultiva como un género literario y se ha adentrado con éxito por un curioso Eixample barcelonés donde no nos extrañaría encontrar ni a Max Estrella ni a Míster Evasió. Leerlo no es fácil, pero es divertido. Basta, como diría uno de sus personajes, ponerse las "termópilas".