DANZA

La Top 10-Marianela Núñez encabeza una gala de antología en el Liceu

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zentauroepp49630736 icult mariela marianela nuez190901192951 / ÁLVARO MONGE

Valèria Gaillard

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Ya se ha convertido en imprescindible, a finales de agosto, la cita con la mejor danza clásica gracias al IBStage, que organiza tras acabar el cursillo de verano dos galas en el Gran Teatro del Liceu con estrellas de nivel internacional. Este año, en la función del pasado sábado, debutaba la argentina Marianela Núñez, solista del Royal Ballet desde el 2002. A sus 37 años bailó en plena madurez de facultades, radiante, dos piezas que domina: un extracto de Giselle, al que imprimió un carácter hipnótico con su sola presencia, y El Corsario, donde lució su famosa técnica, a la que siempre dota de sentido interpretativo. En ambas se acompañó de Kim Kimin, principal del Mariinsky y que, con sus saltos inauditos de cuatro segundos en el aire, contribuyó a ser la pareja más ovacionada de la noche.

Comunicativa, enérgica, precisa, Anastasia Limenko, en el IBStage por cuarta vez, fue una risueña y potente Esmeralda junto con un brillante Julian McKay, sin duda otra de las parejas que levantó más admiración entre el público, que también se dejó seducir por Oksana Skorik, principal del Mariinsky, cuya interpretación de La muerte del cisne constituyó uno de los momentos álgidos de la velada.

Es el primer año que la Gala se abre a otros estilos: con El último encuentro, de Ricardo Cue, estalló la sensualidad y el nervio de la danza española con Sergio Bernal, primer bailarín del Ballet Nacional de España y Miriam Mendoza, solista de la compañía. Por otro lado, Luisa María Arias, de la CND, aportó el toque contemporáneo con una pieza de Duato, #NoMe que, tras Giselle, supuso una ruptura brusca de lenguaje, sugerente y fugaz.

Diversificada, pero también acotando sabiamente el tiempo dedicado a los alumnos del IBStage -como siempre, tiernos y estupendos-, la Gala incluía otra sorpresa: un avance de las Sinfonías de Beethoven que el Ballet de Cataluña está preparando con un equipo renovado y que estrenará en febrero. Con unos bailarines jovencísimos pero talentosos y Alexandra Urcia de solista, bailaron dos piezas de Lorenzo Misuri y Leo Sorribes. Desvinculada ya del Centre Cultural Terrassa tras el conflicto laboral que dividió la compañía en mayo, el BC demostró que sigue activo y que tiene cuerda para rato.