REGRESO A FINALES DE LOS AÑOS 90

Diccionario del tontipop, de 'Ajoblanco' a Zona Negativa

La prematura desaparición de Inés Bayo, excantante de Los Fresones Rebeldes, despierta el recuerdo de una escena que trajo frescura y sensibilidad al pop independiente de los últimos años 90

ealos49429243 icult fresones rebeldes190813233824

ealos49429243 icult fresones rebeldes190813233824 / periodico

Jordi Bianciotto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La muerte, el pasado viernes, de Inés Bayo, vocalista original del grupo barcelonés Los Fresones Rebeldes, ha invitado a recordar y poner en valor una escena semienterrada, la que a finales de los 90 giró en torno a un pop naíf, con sensibilidad melódica y ocasional descaro punk. Etiquetado con mala uva como tontipop, también como acné-pop, Nocilla-pop o ñoñi-pop, plantó cara al primer ‘indie’ español levantando el veto a la movida madrileña y reivindicando el castellano frente al inglés. Nos sumergimos en sus grupos y conceptos clave.

‘Ajoblanco’. Asegura Joaquín Felipe (Los Fresones Rebeldes) que la primera mención a tontipop apareció publicada en uno de los últimos números de esta revista barcelonesa. Fue a finales de los 90, y el texto hacia referencia a un género “más tonto que una alpargata”, recuerda el músico. “Pero después de llamarlo acné-pop, algo que me molestaba porque yo sufrí intensamente el acné juvenil, lo de tontipop me hizo gracia”, asegura. Sin acritud, pues.

Blas y Las Astrales. Dos activistas de la escena, el ilustrador Blas Chinchilla y Laura, de La Pequeña Suiza, montaron este invento de poca duración pero que dejó algunas canciones rescatables en clave de delicioso cutre-pop: oigan ‘Drogas duras’.

‘Chitty chitty bang bang’. Título del único álbum del grupo albaceteño Meteoro, publicado por el sello Spicnic en 1994, pionero de un pop juguetón con guiños a un retrofuturismo espacial a lo Joe Meek. Casi dos décadas después, fue reivindicado por un ‘tribute album’ en el que tomaron parte Hidrogenesse, Lidia Damunt (Hello Cuca) y Parade.

Donosti Sound. Escena previa que abrió una cuña pop hipersensible en primer ‘indie’, con influjos ‘sixties’, de la bossa nova, la ‘chanson’ o la electrónica. Grupos clave: la saga Las Aventuras de Kirlian-Le Mans, La Buena Vida (y la banda paralela El Joven Bryan Superstar) y los Family del ilustrador Javier Aramburu (autores del álbum de cabecera ‘Un soplo en el corazón’, 1993).

Elefant Records. Sello madrileño volcado en el pop desde su creación en 1989, por su escudería han pasado desde los seminales Las Aventuras de Kirlian y  Nosoträsh hasta adalides del fenómeno como Meteosat, Niza, Vacaciones, La Monja Enana, Papa Topo y los muy 'chic' Les Très Bien Ensemble (con Felipe, de Los Fresones Rebeldes, aquí transformado en Philippe des Fraisons). Menús de acentos cambiantes: pop esbelto con voces aniñadas de buena familia, travesuras punk o juguetería electrónica.

Fresones Rebeldes, Los. Dos veteranos, Joaquín Felipe (Los Bretones, Los Canguros) y Miguel López Blanco (Síndrome Tóxico), se juntaron con tres jovencitas, las hermanas Inés y Cecilia Bayo y la hoy editora Eugènia Broggi, para reivindicar un pop tierno y peleón con cierta indolencia punk. Su gran clásico es ‘Al amanecer’, de su primer epé (1997), publicado por Subterfuge, y que la ex-‘triunfita’ Amaia canta en su actual gira. Felipe opera actualmente al frente de Cola Jet Set junto a Ana Vaquero, integrante del grupo de electro-acné-pop La Monja Enana.

Happiness, Los. Este grupo ficticio elevó en el 2006 el tontipop a la categoría de parodia de la parodia con su estribillo de “amo a Laura, pero esperará hasta el matrimonio”, burla del neoconservadurismo con la firma del esteta pop Guille Milkyway (La Casa Azul). El género ha inspirado a grupos de nuevo cuño como el trío femenino madrileño Cariño.

L-Kan. Supervivientes del primer tontipop noventero, estos madrileños han evolucionado a través de la electrónica, el electroclash y el alegre asalto a clásicos como ‘Rata de dos patas’ (Paquita la del Barrio) hasta llegar a su celebrado ‘Ay, Marie Kondo’, homenaje a la gurú japonesa del orden.

Meteosat. Madrileños fogueados primero como Skylab, pasaron de la ‘indie’ Elefant a la ‘multi’ RCA en el álbum ‘Espunk!’, portadora de su clásico ‘Mi novio es bakala’. Pop de juguetería con Casiotone. Su teclista-bajista Nacho Escolar, periodista, es hoy el director de eldiario.es.

Nosoträsh. Estas asturianas abrieron un frente pop desenvuelto con ‘Voy a aterrizar’, tema que les valió el primer premio del concurso de maquetas de ‘Rockdelux’, en 1995. Dos años después salió el álbum, y en el 2002, su obra cumbre, ‘Popemas’. De ‘tonti’, poco, pero sí destellos de inspiradora y engañosa inocencia.

Parchís. Pues sí, Tino, Yolanda y compañía figuraron entre las fuentes inspiradoras del tontipop, visibles en grupos como Meteosat. No es tan raro: muchos de esos músicos se hartaron siendo niños de escuchar ‘El twist del colegio’ y los logros de Enrique y Ana o ‘Mazinger Z’. En la vida, todo acto tiene consecuencias.

Radio 3. Desde la emisora pública y su lonvego (40 años) programa ‘Flor de pasión’, Juan de Pablos, jubilado hace unos meses, divulgó con cariño y generosidad toda esta escena. También se hicieron eco de las bandas Javier Ordovás (‘Diario pop’) o el impulsor del sello Elefant, Luis Calvo (‘Viaje a los sueños polares’).

Spicnic. Este sello surgido en Villarobledo (Albacete) creyó desde el principio en esta corriente publicando a Terry Cuatro, Meteoro, las primeras grabaciones de Los Fresones Rebeldes y los lanzamientos de Alpino y Astrogirls, así como suculentos homenajes a Joe Meek y Tim Burton.

Twee pop. Subgénero del indie-pop que dio señal en el Reino Unido en los 80, fuente de inspiración del tontipop. Heredero del bubblegum y dotado de un aura de inocencia camp, se estableció en torno a la casete recopilatoria ‘C86’, publicada por el semanario ‘New Musical Express’. Bandas como Belle and Sebastian, Camera Obscura o Los Campesinos! se situaron en su estela.

Vacaciones. Este grupo de Murcia, bautizado a partir de su ociosa primera canción, ‘Vacaciones en el mar’, supo cultivar las melodías sugerentes en álbumes como ‘Sonreír’, publicado por Elefant en el 2002. Voz femenina frágil pero determinada, la de Ruth, tensión entre dinamismo y melancolía, y canciones-manifiesto como ‘Poppy girl’: “yo llevo gafas rojas, ¿y a ti qué?”.

Wong-Yi, Suzi. La pizpireta cantante de TCR, grupo originario de Santa Coloma de Gramenet que se abrió paso en el sello Subterfuge con el epé ‘A la parrilla!!’ (1998) y dos discos largos, y que inicialmente contó con el inquieto Felipe ‘fresón’. Refrescantes piruetas punk-pop, entre Buzzcocks y The Shangri-Las, con voz de estudiante que hace novillos en mini-hitos como  ‘Tengo que beber’ y ‘Un domingo de sol’.

‘Yoyo’. Fanzine que elaboraban Borja Prieto y Diana Aller, de Meteosat (ambos periodistas), y que cantó las bondades de las bandas pop. En aquellos tiempos todavía pre-internet, a caballo del cambio de siglo, florecieron iniciativas en papel que divulgaron la escena, como ‘El pijama de Úrsula’, ‘Le touriste’ o ‘El fanzine de las Extupendas’.

Zona Negativa. Brote un poco tardío del fenómeno, tras colarse en el ‘Tributo a El Niño Gusano’ (2003) este dúo de Barcelona entregó ‘Extrañas ilusiones’ (2008), con ideas para vengarse de un novio encerrándolo en un sótano (‘Y si regresas’) y versiones de Gianna Nannini y Fabio McNamara. Guiños siniestros envueltos en frescos e infinitos parapapás, en absoluto tontos pero sí con rastros de acné.

TEMAS