CRÓNICA DE MÚSICA

Eddie Vedder, intimidad gigante en el Sant Jordi

El cantante de Pearl Jam creó un clima cálido y confesional en su recital en solitario, basado en canciones de su banda y en versiones de artistas como los Beatles, Warren Zevon y Neil Young

Concierto de Eddie Vedder en el Palau Sant Jordi

Concierto de Eddie Vedder en el Palau Sant Jordi / periodico

Jordi Bianciotto

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Eddie Vedder, en solitario (o casi), a voz y guitarra acústica. ¿Un concierto de pequeño formato? Más bien no: Palau Sant Jordi. ¿Presentación de un proyecto paralelo? Tampoco: concierto trufado de clásicos de Pearl Jam. ¿Qué motiva entonces a Vedder a salir de gira para tocar en los mismos y enormes locales que la banda, con el repertorio de la banda, pero sin la banda?

Se trataba, este martes en un Sant Jordi con sillas en la pista y medio aforo, de jugar con el ideal de la pureza expresiva, reduciendo los artefactos rockeros del grupo de Seattle al lenguaje del cantautor y manejando recursos sonoros sutiles. E insinuando de paso que las canciones le pertenecen, aunque la autoría (la musical, no la lírica) sea compartida con sus colegas de filas. Eddie Vedder, poniendo la palabra en un plano superior, haciendo los textos mas suyos y heredando trazos estéticos del ‘unplugged’ de Nirvana ante un público dispuesto a disfrutar de algo más que un concierto: una experiencia.

Un toque de Javier Mas

Vedder tiene un cómplice en esta gira,el irlandés Glen Hansard, que le acompañó en la incursión solista de ‘Ukelele songs’ (2011) y que abrió la noche evocando a sus grupos The Frames y The Swell Season e introduciendo su reciente ‘This wild willing’. Para Hansard, el trámite no existe: fueron 35 minutos a corazón abierto, del hondo susurro al grito, acariciando el piano o rasgando furiosamente la guitarra acústica. Y como ‘bonus’, Javier Mas, sumando sus digitaciones de lujo al blues de ‘Way back in the way back when’, camino de un desatado ‘The shelter’ que se fundió con ‘Bird on the wire’, de Leonard Cohen.

El holandés Red Limo String Quartet, que acompaña a Vedder en parte de los conciertos de esta gira, abrió su pase con una versión instrumental del primer clásico de Pearl Jam, el torturado ‘Alive’. Ya solo en escena, el cantante entró en materia con ‘Far behind’, de su disco en solitario (y banda sonora) ‘Into the wild’ (2007), acompañándose de la guitarra acústica, camino del refinado relato de ‘Elderly woman behind the counter in a small town’, de Pearl Jam. Escenografía entre el trastero del desván, la capilla y el escaparate de ‘El rey de la magia’, con unos pocos puntos de luz alentando un estado de concentración.

Acústico y eléctrico

El mapa de carreteras nos reservaba Pearl Jam en abundancia, pero también versiones improbables: ‘You’ve got to hide your love away’, de los Beatles, y ‘Keep me in your heart’, de Warren Zevon. Y modulaciones sonoras, con el regreso del cuarteto de cuerda aportando dulzura a ‘Just breathe’, el cambio de la guitarra acústica por la eléctrica en ‘Dead man’ y ‘Wishlist, y las incursiones en el ukelele, como ‘Sleeping by myself. Pearl Jam, una y otra vez, y escenas de buscada informalidad: Vedder, pasando una cerveza a las primeras filas. “Os eché de menos”, leyó en castellano mirando al público. “Tengo muchos amigos aquí en Barcelona”.

Eddie Vedder vino a escenificar otra cara del cancionero de Pearl Jam, expresando de otro modo su aridez y su mística. Su voz sonó imponente y se las apañó para que la austeridad no derivara en la linealidad. Momentos de oscuridad con ‘Immortality’, melancolía hibernal en ‘Thumbing my way’ y el Sant Jordi gritando palabras inmortales en un ‘Black’ de tiros largos. 

Tom Petty y The Clash

Como ocurre con Pearl Jam, los conciertos de Vedder reservan repertorios cambiantes y decididos a última hora, con largas propinas que, en el Sant Jordi, incluyeron un ‘Jeremy’ reducido, como ‘Alive’, a su dinámica instrumental por el cuarteto de cuerda, conduciendo a un festín final a través del recuerdo a Tom Petty en "I won't back down" y de un crecido "Better Man". Glen Hansard se apuntó a la suave 'Sleepless nights' y Vedder mencionó a Antoni Gaudí como su "arquitecto favorito".

Rebajando un poco las formas, versión atolondrada y con ukelele distorsionado de 'Should I stay or should I go', de The Clash, y un 'Hard sun' (del efímero cantautor canadiense Indio) en 'crescendo' a lomos de coros gospelianos.  Más versiones, sí, para no terminar haciendo un concierto casi entero con canciones de Pearl Jam. También lo fue el tema que marcó el clímax, ‘Rockin’ in the free world’, de Neil Young. Como el canadiense, Vedder quiere ser a la vez ‘front man’ del rock y trovador, un ideal al que, con esta gira, se acerca un poco más.