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El Almería Teatre estrena 'Silence' sobre el acoso sexual en la era del cine mudo

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Eduardo de Vicente

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La época del cine mudo fue una etapa, artísticamente hablando, apasionante. Los cineastas pioneros empezaron a sentar las bases de la narrativa de la imagen, experimentaron con las nuevas formas de expresión y crearon los cimientos de lo que luego sería considerado el séptimo arte. Pero no todo fueron proezas, también esta historia tuvo su parte oscura, más amarga y oculta que hay que destapar. De ello se ocupa Silence, un revelador montaje teatral cuyo título tiene un doble sentido, ya que hace referencia tanto al silencio que acompañaba a las imágenes en aquel tiempo como a la vergonzosa ocultación de escándalos que muchos conocían, pero que nadie se atrevía a denunciar.

Este espléndido y contundente espectáculo se representa en el Almería Teatre en inglés, pero que nadie se asuste. En primer lugar, quienes entiendan un poco este idioma lo podrán seguir perfectamente debido a la excelente dicción de sus protagonistas pero es que, en un homenaje más a esta era, los diálogos aparecen en la pantalla en forma de rótulos traducidos al catalán al fondo del escenario y es como si estuviéramos viendo una película muda. La platea está dividida en dos espacios: las habituales gradas al fondo, pero también se ha habilitado una zona con siete mesas y varias sillas. Eso sí, si nuestro inglés es deficiente y vamos a seguir los rótulos es preferible que vayamos a las butacas ya que desde la otra ubicación los actores tapan continuamente las frases al moverse.

La idílica época del cine mudo... ¿o no?

La función se inicia en una ceremonia de los Oscar cuando una actriz va a recoger su estatuilla y pronuncia los habituales agradecimientos. Pero esta circunstancia le sirve también para repasar su carrera y recordar cómo se inició en el cine de la mano de un productor que guió sus primeros pasos. Durante su discurso vamos descubriendo las interioridades de su vida, las primeras pruebas, su amistad con un maquillador que la ayudará a encontrar su glamour y convertirse en una estrella, su nuevo nombre artístico, los ensayos, los rodajes, las presentaciones de las películas, etcétera. Todo ello ilustrado en los cambios de escena con imágenes de filmes mudos tanto reales como rodados por los actores para el montaje.

Parece idílico, ¿no?. En absoluto. Lo que se inicia como una comedia sobre los inicios de una actriz acaba derivando en un duro drama sobre el acoso sexual que sufre por parte del productor que la lleva a denunciar lo ocurrido. Frente a la agresión, la mejor arma es revelar la verdad; frente al silencio, la palabra. El silencio colectivo representado en dos personajes, la secretaria del productor (que sabe lo que ocurre y mira hacia otro lado) y el maquillador que le dice que necesita que alguien la proteja. Este último personaje también se ve obligado a guardar un silencio más respecto a su homosexualidad, que igualmente debe esconder.

De Fatty Arbuckle a Harvey Weinstein

La etapa del cine mudo y la siguiente, la de las estrellas, eran auténticas balsas de aceite. Los estudios se ocupaban de ocultar las debilidades de sus actores gracias a sus departamentos de publicidad y tan solo salieron a la luz algunas de ellas como la sospechosa muerte de una aspirante a actriz durante una fiesta del cómico Fatty Arbuckle. En el contexto actual, resulta inevitable relacionar esta trama con el caso de Harvey Weinstein, el famoso productor de Hollywood que ha sido recientemente acusado por varias actrices de intentar abusar de ellas y con la campaña #MeToo. Según sus autores se ha tratado simplemente de una casualidad, ya que hace tiempo que llevan preparando esta obra y su versión resulta creíble, ya que un montaje tan complejo a nivel técnico como emocional no se improvisa en cuatro días. Atención al reivindicativo y emocionante tramo final del discurso que, casi, deberíamos escuchar de rodillas.

Silence es el último trabajo de Escapade Theatre, una compañía fundada por dos excelentes actores ingleses establecidos en Barcelona. Se trata de Sue Flack y Caspar, dos artistas preocupados por intentar que sus obras no dejen a nadie indiferente, que nos entretengan, vale, pero también que nos hagan pensar. Su compromiso ya fue mostrado anteriormente en El inspector, un clásico ruso que cuestionaba la política actual, o la denuncia de la corrupción en su particular adaptación del Mack the Knife de Bertolt Brecht.

Un mensaje muy reivindicativo

Los detalles están cuidados al máximo con una música que recuerda a los ragtimes que acompañaban a las películas silentes, temas jazzísticos que parecen sacados de los créditos de los filmes de Woody Allen o la irónica aparición de una canción romántica. El vestuario o la iluminación sirven de perfecto complemento a dos actores impecables que alternan diversos personajes y provocan admiración por su perfección. Una pequeña gran obra frente a la que no hay que callar, hay que gritar bien alto para evitar que comportamientos así puedan repetirse; que hay que recomendar bien fuerte para que nadie se pierda esta valiente representación y descubra a una pareja artística que nos impactará. Que el silencio no nos impida conocer la verdad.