Seis espectáculos diferentes para niños para disfrutar esta Semana Santa

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Eduardo de Vicente

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Estos días de Semana Santa pueden resultar complicados para los padres (o los abuelos, que siempre están allí para nuestra fortuna) si no tienen más remedio que quedarse en Barcelona. Por eso siempre viene bien darse una vuelta y descubrir algunos apetecibles espectáculos destinados a los más pequeños, pero que también pueden disfrutar los mayores. Centraremos nuestra atención en seis montajes de teatro musical, magia y hasta una escape room pensada para ellos. Seis propuestas para pasar un buen rato en familia.

Peter Pan y sus amigos

La primera está recién estrenada. Desde el pasado fin de semana puede verse todos los sábados y domingos en el Teatro Apolo, Peter Pan, el musical en sesiones matinales (12.15) y de tarde (16.15), de 18 a 33 euros. Se trata de una versión interpretada por una docena de actores que cantan en directo, aunque la música sea pregrabada, que cuenta con una escenografía espectacular acompañada por proyecciones, originales coreografías, humor y todos los elementos imprescindibles en esta trama como personajes voladores, indios, piratas, sirenas y hadas.

Peter se lleva al País de Nunca Jamás a Wendy y sus hermanos, a quienes enseñará a volar, lo que se nos muestra por medio de unos cables que elevan a los protagonistas y unas proyecciones al fondo para simular el resultón efecto. Allí conocerán a los niños perdidos, que viven en la selva y anhelan tener una madre, a las sirenas, a los indios, que ejecutan unas originales danzas tribales utilizando también unos palos para crear ritmos insólitos y a los piratas, encabezados por el capitán Garfio y su esbirro, el caricaturesco Smith.

Un montaje atractivo, ideal para los chicos, con canciones pegadizas, coreografías sorprendentes, efectos especiales, algunos momentos participativos y una Campanilla que es representada por un laser verde y un sonido característico. Un viaje por el País de Nunca Jamás sin necesidad de salir de la ciudad.

La otra Anastasia

Otro musical que puede verse es La princesa Anastasia, el musical, un montaje de pequeño formatoLa princesa Anastasia, el musical,  en castellano que reproduce la misma historia que el macroespectáculo de Madrid y que también incorpora canciones originales compuestas para esta ocasión. Es una obra mucho más modesta que no por ello se resigna a su humildad y presenta a 17 actores en escena y una gran riqueza de vestuario. Eso sí, la música es pregrabada y el escenario únicamente está ocupado por unos grandes focos frente a una cortina negra sin ningún tipo de decorado. Está destinada a todo tipo de público, incluso el infantil, aunque la podrán apreciar mejor los niños ya algo creciditos.

La trama, como la película original de la Fox, versa en torno a una anciana emperatriz, María Fiodórovna Románova, que busca a su nieta, la joven Anastasia desaparecida tras la revolución rusa. Una pareja de bribones, uno de ellos antiguo empleado de palacio, intentan encontrar a una chica y educarla para que se comporte como Anastasia y finja ser ella para así conseguir una importante recompensa. Pero la joven cumple demasiado bien con su papel, hasta el punto de que llegan a dudar si no se trata de la auténtica princesa.

Las canciones resultan adecuadas y también tienen guiños al original (la orquestación de uno de los temas recuerda mucho a la canción central Once upon a december y hay un número dedicado a París -Bonjour-, como en el filme original). El coro, formado por 12 artistas de distintas edades y complexiones, escapa de los tópicos de los típicos jovencitos acrobáticos, y las coreografías resultan sencillas, nada de piruetas, pero funcionan. Puede verse en el Aquitania Teatre el jueves y viernes a las 20.30 horas y sábado y domingo a las 18.30. Los precios oscilan entre los 16 y los 20 euros.

Aladdin se pone al día

Las últimas funciones tienen un encanto especial. Suponen la despedida de la compañía, de un grupo de amigos que no saben si volverán a reunirse y, por ello, intentan que el adiós sea lo más feliz posible. Este jueves 18 se celebra a las 12 del mediodía la última representación de Aladdin, #the pop musical, que cierra su etapa en el Onyric-Teatre Condal. De 14.40 a 17 euros. Última oportunidad.

Se trata de una nueva adaptación del famoso cuento de Las mil y una noches, pero puesta al día para hacerla más contemporánea. Vamos, una versión 2.0 de la era de Internet, las redes sociales y los likes La escenografía, muy urbana, con graffitis y todo, se instala por delante de los andamios de Rent que, curiosamente, también resultan bastante adecuados, y destaca por una gran pantalla, una batería y unos altavoces.

Aladdin es un joven músico que forma parte de un grupo denominado Top Flash y pretende participar en el concurso Star Band, en el que los ganadores podrán grabar un disco y hacer una gira. Pero su guitarra eléctrica se estropea y no sabe cómo solucionar el problema ya que no tiene dinero suficiente para comprarse una nueva. Un misterioso personaje le insta a robar una lámpara mágica de un almacén y, gracias a la misma, conocerá un genio hiphopero y beatboxer que le ofrecerá la posibilidad de cumplir sus tres deseos pero también deberá escogerlos con sabiduría.

No podía faltar la historia de amor con Yasmine que aquí es una princesa… del pop, una chica que se ha convertido en una estrella pero vive maniatada por las exigencias de su agente y no puede decidir libremente sobre su carrera. Conocer al grupo le supone encontrar una válvula de escape a su cárcel de oro y poder expresarse como realmente quiere. No deja de ser curioso que este personaje esté interpretado por Nerea Rodríguez, joven cantante que surgió del nuevo Operación Triunfo. El otro nombre importante del reparto es el de Júlia Bonjoch, la excelente Mimi de Rent. Pero, seamos sinceros, si con alguien se identifican los peques es con el genio, gamberrillo, provocador pero de buen corazón y se convierte en el rey de la función.

LA MAGIA MÁS GAMBERRA

Y ya que estamos hablando de espectáculos fantásticos, qué mejor que la magia con un experto como Gerard Borrell, tan gamberro como el genio de Aladdin... Lo suyo es el humor, hacer travesuras, improvisar en sus diálogos con la gente con mucho ingenio y conseguir que la platea no solo se asombre con sus números, sino que también se parta de risa en su butaca con su descaro. Por algo se presenta como “trangresor, perverso y provocador”. Lleva más de un año en el Eixample Teatre con dos espectáculos diferentes, uno para adultos y otro para niños, Magia Family, que puede verse los sábados y domingos a las 17 horas y cuesta de 7 a 9 euros.

Una bola de bolera que aparece de repente, un objeto de un espectador que desaparece, un juego de cubiletes y bolas como si fuera un trilero, un refresco que aparece con suspense o unos cilindros bajo los que irán apareciendo unos vasos de plástico y unas botellas de vermut que se multiplicarán hasta que nos cansemos de buscarle una explicación. A todo esto, Gerard no para de bailar con su tupé, sus gafas de plástico y su traje lila muy cantón. Como despedida acabaremos todos bailando como él y nos esperará en la salida para recomendarnos su espectáculo para adultos y hacernos fotos de recuerdo con él.

Una prestidigitadora poética

En el Teatreneu se puede disfrutar cada domingo a las 16.30 horas (de 10 a 15 euros) Hai, la pescadora de somnis. Es teatro visual, pero también magia (casi) sin palabras, poesía y fantasía. Y, sorpresa, la protagonista es la actriz e ilusionista Joana Rhein que se adentra en un territorio que parecía reservado para los hombres. El escenario está ocupado por un barquito de madera del cual cuelgan extraños artefactos. La vela es un pañuelo, hay una percha y un zapato gastado parece hacer de timón. Al fondo, no hay un telón sino una red de pescador.

A continuación nos va sorprendiendo con trucos elegantes y poéticos. Un pañuelo se convierte en una botella, saca de su boca un número infinito de tapones de corchos o una tira sin fin que reparte entre los pequeños. Una caracola crece de tamaño ante nuestros ojos y aparece una luz al final de una caña de pescar y una cuerda rota se recompone. Los niños la ayudarán desde la distancia en su misión de pintar un libro en blanco y se enfundará unos auriculares en forma de caracolas.

Es un montaje presidido por la sencillez y la delicadeza, con ese insólito toque femenino poco habitual en el mundo de la magia, que nos insta a participar desde nuestra localidad con palmas, canciones o todo tipo de gestos. Muy participativo y misterioso, hace que nuestros niños se queden con la boca abierta con cada nuevo número y dejándose llevar por la poética estética que desprende. Un atractivo viaje por el mar para el que no hacen falta salvavidas, solo un poco de imaginación.

Para que se sientan Harry Potter

Y para acabar, ¿qué tal una escape room pensada para los pequeños? Y también sobre el mundo del ilusionismo, para que se sientan Harry Potter. Se trata de Escuela de Magia que se puede disfrutar los domingos por la mañana en el Teatre Almería en tres sesiones a (11, 12 y 13.20 horas), una experiencia que combina el humor con el teatro interactivo, la magia y la moda actual de las escape room.

Se puede escoger entre dos peripecias de una media hora de duración o vivirlas ambas. Los precios son razonables (8 y 15 euros, respectivamente). A la entrada se asiste a las clases de Pociones y Botánica, conducidos por un profesor y una joven traviesa y juguetona y descubrimos que una de las flores más valiosas ha desaparecido y tendremos que encontrarla e intentar crear un elixir con el que devolverle la vida. 

En Hechizos, en la platea del teatro experimentaremos con una varita consiguiendo tres efectos diferentes: la levitación, la coloración y la congelación y mantendremos un duelo con otro mago. Pero, durante las pruebas, se produce un accidente y debemos hacer lo posible por arreglarlo. La única manera de conseguirlo es hallar la varita más poderosa del mundo, que esconde el director en su despacho situado debajo del escenario. Si lo conseguimos podremos volver a casa con la satisfacción del deber cumplido y habiendo aprendido cuatro trucos para poder sentirnos como si hubiéramos estado en Hogwarts.