ESTRENOS DE CINE DE LA SEMANA

'Dolor y gloria': Almodóvar al desnudo

En 'Dolor y gloria', el manchego abre las puertas de la intimidad para rendir cuentas con el pasado, en un emocionante ejercicio de reconciliación, de catarsis personal. Un compendio vital, posiblemente una cúspide

El cineasta manchego Pedro Almodóvar

El cineasta manchego Pedro Almodóvar / periodico

Julián García

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En ‘Dolor y gloria’, de AlmodóvarAntonio Banderas interpreta a un cineasta en el ocaso, incapaz de seguir rodando porque su cuerpo, una cartografía completa de dolencias físicas y emocionales, ha destruido su voluntad creativa hasta convertirlo en una sombra No deja de ser un trasunto del propio Almodóvar, a quien hace cinco o seis años se le pasó por la cabeza dejar de dirigir después de una compleja operación de espalda y una larga rehabilitación que le convirtieron en un hombre afligido e inseguro. Sin ser autobiográfica, ‘Dolor y gloria’ es un viaje por la vida y la obra del cineasta manchego, que abre las puertas de su intimidad para rendir cuentas con el pasado: la infancia, la figura materna, el primer deseo, la enfermedad, la escritura, el amor frustrado. Si Almodóvar ya había filtrado parte de su vida a través de todo su cine previo, en especial en ‘La ley del deseo’ (1987) y ‘La mala educación’ (2004), en ‘Dolor y gloria’ se muestra al desnudo, en un emocionante ejercicio de reconciliación, de catarsis personal. Un compendio vital, posiblemente una cúspide.

Nacido en 1949 en Calzada de Calatrava en el seno de una familia modesta, Almodóvar es, después de Luis Buñuel, el director español más conocido en el mundo, referencia insoslayable y depositario de un universo único definible con la adjetivación de su propio apellido, que es algo que solo está al alcance de los muy grandes; lynchiano, felliniano, almodovariano. Todo el mundo sabe qué quiere decir “almodovariano’: cine arrebatado, luminoso, pop, kitsch, costumbrista, coplero, sexual, melodramático. Con ‘Dolor y gloria’, podría parecer que el cineasta manchego está echando el cierre a su carrera, a modo de emotivo glosario de grandes momentos de una vida, pero la energía transformadora de su epílogo, probablemente uno de los momentos cumbres de su cine, nos hace pensar en un Almodóvar liberado de viejas cadenas, reconciliado y optimista, dispuesto a emprender, a los 70 años, una nueva aventura vital y creativa.