ESPECTACULAR DEBUT EN EL LICEU

Lisette Oropesa, la supersoprano

icult entrevista con lisette oropesa

icult entrevista con lisette oropesa / periodico

Marta Cervera

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Hay quien de pequeño tiene claro qué será en la vida. Lisette Oropesa (Nueva Orleans, 1983), magnífica soprano que ha triunfado en su debut en el Liceu en el rol de Rodelina -protagonista de la ópera de Händel de idéntico nombre estrenada con éxito el sábado- creció soñando con ser flautista. Pero su observadora madre, profesora de música, sabía de su capacidad vocal y le recomendó participar en una audición. “La hice solo para complacerla porque siempre había querido ser flautista y para eso estudié. Me costó un año tomar la decisión de dedicarme a cantar. Fue duro”, recuerda esta simpática mujer descendiente de emigrantes españoles que emigraron a Cuba a principios de 1900 para después dar el salto a EEUU tras la Revolución de Castro. “Tenía una bisabuela era de Barcelona y un bisabuelo de Segovia" -recuerda-. "Ella la hablaba en catalán a mi madre cuando era  pequeña. Siempre que veo los edificios de Gaudí pienso en ella. Sus construcciones son de aquella época”. Lo dice con ese castellano loable, con un acentro suave y particular.

En casa aprendió a cantar de forma natural. “Mi abuelo, mi madre, todos en casa cantaban y ponían buenos discos de ópera y clásica. La música formó parte de mi existencia desde pequeña. Y ser bilingüe también ayudó, porque en casa se hablaba castellano e inglés algo que facilita aprender otros idiomas parecidos”.

A los 22 años, cuando era una 'cover', debutó en el MET de Nueva York sustituyendo a la soprano principal en el rol de Susanna en ‘Las bodas de Fígaro’. “La suerte se presenta algunas veces y hay que saber aprovecharla. Pero tampoco hay que querer ir demasiado deprisa. Hice cinco funciones y  después volvía cantar papeles pequeños tanto allí como en Europa”. La voz es un instrumento delicado: “Hay que tener mucho cuidado a la hora de elegir qué cantas y con quién. Pero no he tenido que rechazar muchas ofertas”. Su luminosa voz le permite abordar un amplio abanico de personajes. "Lo único que no puedo presumir son roles con muchos sobreagudos. Eso no es lo mío".

Ha sabido aprovechar los momentos importantesmtes. Por ejemplo, la emporada pasada conquistó París tras sustituir a la aclamada Diana Damrau en 'Los Hugonotes'.  "Me aprendí el papel en una semana. Casi lo tenía todo memorizado cuando empecé a ensayar la parte escénica". Y es que más allá de su magfícica dicción y coloratura, Oropesa es una camaleónica actriz. Vive cada rol una intensidad que traspasa al espectador.

Enamorada de Barcelona     

“Estar en Barcelona es un lujo para mí. Se nota que la gente está enamorada de la música barroca. Ha sido un descubrimiento trabajar en el Liceu.” Ha tenido que estudiar mucho para asumir por primera vez un rol tan intenso y largo como el de Rodelinda, una auténtica montaña rusa emocional. El rol tiene desde magníficas arias de bravura llenas de furor al bellísimo y delicado largo ‘Ombre, piante, unre funeste’. “No era fácil cantar esta aria tan bella y concentrarme a la vez en encender velas en recuerdo de la pérdida del marido”, resalta.

Oropesa no para en este inteligente montaje con dirección de escena de Claus Guth, brillantemente dirigido desde el foso por Josep Pons y con un magnífico y equilibrado reparto donde también destaca el contratenor Bejun Mehta. “Hay mucho detalle en la música de Händel. Has de estudiar a fondo para cantarlo bien. La partitura es exigente y también lo es la producción porque estoy en escena mucho tiempo. Ha sido un trabajo difícil pero ha valido la pena”. La única persona a la que conocía de sus compañeros era a Sasha Cooke (Eduige), con quien coincidió en el programa para artistas jóvenes que tiene el MET de Nueva York.

Ejercicio contra la ansiedad

La voz de Oropesa se adapta como un guante a estilos muy diferentes. “Por suerte hay mucha variedad en mi repertorio”, celebra. Ha cantado barroco, repertorio francés, roles verdianos y rossinianos y hasta wagnerianos. Solo el año pasado debutó en cinco nuevos personajes. Está en un momento dulce, en pleno ascenso, disfrutando de "tener importantes papeles en grandes teatros". Para su equilibrio interno le va bien hacer ejercicio físico y seguir una dieta vegana. “Suelo salir a correr para relajar mi mente, evitar la ansiedad y el estrés”, confiesa esta mujer que ha realizado seis maratones. Con ese fondo, sin duda, es capaz de aguantar cualquier cosa en escena. Empecé a hacer ejercicio tras entrar en la compañía joven del MET. Yo siempre he sido gordita pero me dijeron muy claro que si quería tener buenos papeles debía adelgazar. ¡Es duro mantenerse fiel a una rutina para cuidarse! Pero compensa”.