CRÓNICA

Una 'Bella durmiente' salvada por el pájaro azul

Pese a tener nombre ruso, la joven compañía rusa Sant Petersburg Festival Ballet no es sinónimo de máxima calidad

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Valèria Gaillard

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Uno de los títulos más emblemáticos de la historia del ballet -y no precisamente de los más conocidos- 'La bella durmiente', de Marius Petipa y música de Chaikovski, llenó el pasado domingo el Centre Cultural Terrassa. La joven compañía rusa Sant Petersburg Festival Ballet fue la encargada de recrear el cuento de Charles Perrault, pensado para deslumbrar al público infantil. La caperucita roja, el gato con botas, el pájaro azul, hadas… todos estos personajes fabulosos desfilan en este ballet que Petipa creó el 1890 como una síntesis del estilo francés, ruso e italiano, al mismo tiempo que ofrecía un homenaje a los bailes de corte de Luís XIV. Por este motivo, ya entonces el vestuario fue diseñado siguiendo el gusto pomposo del siglo XVII.

No es de extrañar, pues, que el rey y los cortesanos de la versión del Sant Petersburg Festival Ballet, dirigido por Dmitri Rudachenko, ex principal del Sant Petersburg Ballet Theatre, llevaran pelucas blancas al más puro estilo versallesco, en una puesta en escena convencional: decorados realistas, vestuario suntuoso para los miembros de la corte y florido para las hadas. La coreografía es respetuosa con la original, pero se permite alguna licencia, como por ejemplo convertir el papel de la Hada Carabós en una especie de drag queen rodeada de ratas, animal más propio del 'Cascanueces'.

De todo el elenco sobresaió la pareja formada por Aleksandr Saveliev y Arina Varentseva

Ya en el primer acto, cuando se suceden los bailes de las diferentes hadas, se hizo evidente que no cualquier compañía de nombre ruso es sinónimo de máxima calidad. El cuerpo de baile de esta formación creada el 2011 por Maxim Zhuchin era correcto, sin más. Destacaba Daria Gruzdeva como Canario y Nika Tskhvitariia como hada Marina. En los bailes de corte daba la sensación de que el grupo (a veces hasta 16 bailarines en movimiento) no cabía en el escenario. Lo mismo con el famoso vals del segundo acto, que parecía, más que bailado, marcado.

El tercer acto fue sin duda el más logrado, gracias al desfile de los personajes de cuento. Aseguraban los roles principales los jovencísimos Elena Kotciubira (Aurora) y Vitali Amelishko (Florimond). Kotciubira es una bailarina con un buen giro, equilibrio seguro -que lució en los 'promenades en arabesque' de la mano de sus pretendientes-, y una linda expresión, mientras que Amelishko a penas pudo saltar en el 'manège' de 'grand jetés': el escenario le quedaba pequeño. De todo el elenco sobresalió la pareja formada por Aleksandr Saveliev (Pájaro Azul) y Arina Varentseva (Princesa Florina), con una interpretación vaporosa y armónica que dejó un buen gusto de boca. En mayo la compañía vuelve al teatro Victoria de Barcelona con el mismo repertorio ampliado con 'Giselle', esta vez con la música en directo de la Hungary Festival Orquesta.

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