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'Una mujer fue la causa': Laboratoria fusiona flamenco y contemporánea

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Eduardo de Vicente

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Los Centres Cívics de Barcelona hacen una tarea encomiable para acercar la cultura a los barrios, son algo así como el comercio de proximidad, pero aplicado a las artes. Talleres, conferencias, exposiciones y espectáculos en su mayoría gratuitos o a precios muy asequibles. Una labor social imprescindible para que todo el mundo tenga acceso a la cultura. Un buen ejemplo de este tipo de montajes es Una mujer fue la causa, una original combinación de flamenco, danza contemporánea y feminismo creado por el colectivo Laboratoria formado por cuatro mujeres.

No se trata del típico espectáculo de flamenco para guiris, aquí no hay vestidos de faralaes, en la mayoría de las escenas visten de negro.  Interpretan diversos palos y sus coreografías tienen detalles clásicos del género, pero dan un paso adelante para combinarlo con movimientos más propios de otras disciplinas. El resultado es sorprendente, innovador y, quizás, poco recomendable para los puristas, pero es que el arte, como la sociedad, también tiene que avanzar y esta es una propuesta tan arriesgada como interesante. Y la respuesta entusiasta del público lo ratifica.

Un grupo formado por cuatro mujeres

El escenario está prácticamente desnudo con una cortina negra al fondo, varias sillas con un vestido tapándolas y una percha con corbatas, elementos que utilizarán a lo largo de la siguiente hora. El baile es ejecutado con precisión y energía por Aina Núñez, artista a caballo entre Catalunya y Andalucía, que se dedica a la enseñanza y también ha actuado en diversos grupos y en solitario. La acompañan dos estupendas cantaoras Ana Brenes y Cristina López, que consiguen emocionar con sus voces. Completa el grupo la guitarrista francesa Isabelle Laudenbach, antigua componente de Las Migas que ha colaborado con artistas de la talla de Gemma Humet o María Rodes.

El primer número está compuesto por la popular Macorina de Chavela Vargas. El arranque tiene aires de son cubano para apostar finalmente por el flamenco. Es un tributo a aquellas mujeres que han luchado por la libertad femenina como la propia Chavela. En la siguiente escena, unos cantos de trabajo, la guitarra sigue el ritmo del metrónomo y la cantaora y la bailaora están haciendo un estudio sobre su futuro trabajo. A continuación, un solo de guitarra, una granaína, llena el escenario y llega la farruca, centrada en la parte masculina y femenina que todos llevamos, que ilustra Núñez con un taconeo tan espectacular como virtuoso.

Las etiquetas femeninas y las corbatas masculinas

Seguimos con uno de los momentos más originales, la seguiriya en la que se cuestionan las etiquetas a las que tenemos que hacer frente (sobre todo, ellas). Las luces parpadean y entre baile y baile, una de las chicas va atando a Aina con corbatas. Primero las manos, luego los pies, como un símbolo de la opresión masculina. Ya en el tramo final se rinde homenaje a las madres con una soleá, jugando con los silencios, y la Nana del caballo grande sirve para mostrar la bella combinación de sus cuatro voces.

El montaje parece haber terminado pero aún hay una sorpresa final, ya que el bis es el más divertido, irónico y reivindicativo. Mediante las bulerías se ríen de los tópicos y las discriminaciones que circulan sobre ellas, qué es ser bailaora, cantaora o guitarrista (“para ser mujer no lo haces tan mal”). Sin acritud, con humor, poniéndonos de manifiesto las frases hechas desacertadas como la que da título a su creación: Una mujer fue la causa. Siempre la culpa parece ser de ellas, aunque no sea así.

En resumen, que vale la pena descubrir a este grupo que intenta romper las reglas establecidas por el arte y la sociedad para darles la vuelta. Sin dejar atrás la plasticidad y los elementos del flamenco dan un paso adelante para ponerlo en el siglo XXI, experimentar con él y ofrecer su propia versión de este género, en la que cabe de todo. Unos talentos jóvenes que se dejan la piel en el tablao y ofrecen un espectáculo diferente y de gran altura. ¡Olé, olé y olé!