NOVEDAD LITERARIA

Un transexual en el ring

El periodista estadounidense Thomas Page McBee relata en 'Un hombre de verdad' la lucha por construir su propia masculinidad a través del boxeo

thomas page mcbee  transexual y boxeador

thomas page mcbee transexual y boxeador / periodico

Mauricio Bernal

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Ha quedado escrito en alguna parte que el estadounidense Thomas Page McBee fue el primer boxeador transexual en subir al ring del Madison Square Garden, en Nueva York, suelo sagrado de un deporte asociado a uno de los aspectos controvertidos de la masculinidad tradicional: la violencia. Ocurrió a finales del 2015. Habían pasado tres años desde que había recibido el documento de identidad que certificaba oficialmente su condición de hombre, el final, como dice él mismo, de la "transición": había nacido mujer pero nunca se había sentido como tal, y a los 27 años había emprendido un largo tratamiento –varias cirugías y numerosas inyecciones de testosterona incluidas– para, en últimas, poder mirarse al espejo y reconocerse. La administración legitimaba su condición masculina, pero aún faltaba la mitad del proceso, pues McBee quería ir más allá y decidir la clase de hombre que iba a ser. Por eso acabó boxeando. Lo cuenta todo en ‘Un hombre de verdad’, recién publicado en España por Temas de hoy.

"Cuando salía a la calle, la manera como me trataba el mundo no era lo que yo esperaba"

"Me ocurrieron muchas cosas cuando hice la transición. En casa no había nada en lo que pensar, simplemente era feliz. Pero cuando salía a la calle, la manera como el mundo me trataba no era lo que yo esperaba, en absoluto. Por un lado estaban los privilegios: puedo caminar solo de noche, mi carrera despega, consigo ascensos más fácilmente. Pero por otro lado… No sé: la gente no estaba cómoda si yo estaba triste, por ejemplo. Mi madre murió, y si estaba triste, la gente a mi alrededor estaba incómoda, pero si estaba enfadado, eso estaba bien". Periodista de profesión, McBee había escrito varios artículos sobre la crisis de la masculinidad en EEUU tras la recesión económica, y uno de los fenómenos que más le llamaban la atención era que los hombres, literalmente, estaban muriendo de soledad. "Simplemente porque no podían pedir ayuda. Eso en EEUU es parte de la masculinidad, no pides ayuda. Antes te matas". Un hombre incapaz de pedir ayuda no era la clase de hombre que quería ser.

Un conato de pelea

En uno de esos paseos por la calle, el nuevo McBee se enfrentó desconcertado a un episodio prototípicamente masculino: un conato de pelea. Lo relata con detalle en el libro, ya que es capital: de verse a punto de llegar a las manos en plena calle con un desconocido –y además por cualquier cosa–, nació la reflexión que acabó por llevarlo a un gimnasio de boxeo, y posteriormente al ring. "¿Por qué estaba ese tipo intentado pelear conmigo?, me preguntaba. Nadie nunca había intentado pelear conmigo antes de que hiciera la transición, así que decidí empezar por ahí, dado que era lo más chocante que me había ocurrido. ¿Por qué los hombres pelean? De modo que pensé: si puedo empezar a resolver mis dudas con esta pregunta clara, entonces podré responder a todas las preguntas que me están surgiendo".

Un conato de pelea callejera lo llevó a querer entender la violencia masculina a través del boxeo

"Eso fue lo que me llevó, dos meses después –escribe en el libro–, a hervir un protector bucal en mi cocina, preparándolo para mi mordida". McBee había decidido entender al hombre del siglo XXI entendiendo el ingrediente acaso más primitivo de la masculinidad: su violencia.

"No pensaba que yo fuera mejor que él –dice–. Solo pensé: no quiero acabar de esta manera. Porque no es que él intentara pelear conmigo y yo me diera la vuelta, no: yo estaba listo para pelear con él. Ese es el tema. Así que pensé: no hay ninguna diferencia entre él y yo. La única diferencia es que yo pensaba: 'Qué coño está pasando'. Yo quería entenderlo, y pensé que si satisfacía esa curiosidad podría convertirme en la clase de hombre que quería ser".

Una vida auténtica

Desde su posición privilegiada –una persona que a los 30 años estrena masculinidad y tiene la madurez suficiente para pensar en ello, y decidir qué masculinidad quiere ostentar–, McBee ha construido –en este y otro libro anterior suyo, ‘Man alive’, así como en varios artículos de prensa– una reflexión sobre lo que significa ser hombre en este siglo. ¿Habría sido un hombre más ajustado al estereotipo de haber acometido su transición en otra época, o de haber nacido en un país distinto de EEUU? "Me gustaría pensar que en cualquier caso sería la clase de persona que cuestiona las cosas y trata de vivir una vida auténtica. Creo que esta clase de personas han existido en todas las épocas. Siempre hay alguien que dice: quiero ser parte de la humanidad pero también quiero ser una persona en mis propios términos. Es un camino difícil de transitar, pero creo que ese es el trabajo de ser humano".

McBee peleó en un combate benéfico a tres asaltos. Perdió. Pero eso era lo de menos, por supuesto. 

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