CRÓNICA

'OT', la hora del relevo en el Palau Sant Jordi

La escuadra del 2017, con Alfred y Amaia al frente, se despidió combinando 'covers' y lanzamientos propios y dando paso a la quinta del 2018

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Jordi Bianciotto

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Solo ha pasado un año, que en la escala temporal de un 'talent show' es una eternidad, y la escudería de 'OT' versión 2017 lució como una pandilla de veteranos, aunque sus éxitos (propios) estén todavía por demostrar y se encuentren colocados justo en la lanzadera de la industria musical. Pero este jueves, en el primero de los dos conciertos en el Palau Sant Jordi, correspondía cerrar los ojos y vivir el momento, ahora con ánimo de fin de ciclo, y pasar el relevo a la quinta del 2018, todo ello en un ambiente de efervescencia y a galopante ritmo televisivo, con una cuarentena de canciones en rotación a lo largo de tres horas de espectáculo.

La milenaria sintonía de 'OT' siguió en su sitio, como la apertura a lomos de 'I'm still standing', de ese señor mayor del pop llamado Elton John, pero, a diferencia del 'show' del pasado marzo, los cantantes llevaban bajo el brazo canciones originales, muestras de sus obras propias, y no solo 'covers'. Aunque 'OT' estableció hace tiempo su propio lenguaje, de modo que "estar de nuevo en el Sant Jordi, donde empezó todo", no podía ser sino "un sueño", anunció Ricky, encargado de romper el hielo con 'Let me entertain you', de Robbie Williams.

Catarro aguafiestas

Pronto tuvimos acceso a los trazos soul de 'Drinking like I'm sober', con una Marina que colocó en el micro la bandera del arco iris. Ella es todo espontaneidad. "Cuando he salido y os he visto le he dicho a Amaia: 'tía, me desmayo'". Juan Antonio tiró hacia el flanco latino con 'No te echo de menos', y a través de repasos a Crowded House, Stevie Wonder y Miguel Bosé ("por la libertad y la visibilidad" reclamaron Raoul y Agoney en 'Manos vacías'), nos plantamos en un tramo de tremendos baladones: 'Y ahora no', con una sentida Nerea, y la quebradiza 'Miedo', defendida por Amaia con dificultades. "Tengo la voz un poco mal. Si podéis cantar vosotros las partes fuertes…", pidió sentándose al piano. Logró llegar hasta el final sin males mayores. "No os preocupéis, me pilló ayer el catarro pero se me irá en tres días", pronosticó tratando de quitar hierro. "¡Con esta voz no se me puede tomar en serio!".

Duetos con morbo

Sin momentos muertos, nos deslizamos del momento eurovisivo de 'Euphoria' (de la sueca Loreen, ganadora en el 2012) en las voces guerreras de Mírian y Thalia al electro-pop latino de 'Madre tierra' (Mireya y Ricky), y de ahí al reencuentro técnicamente morboso de Aitana y Cepeda. "Luis sigue siendo importante para mí", aseguró antes de fundir su voz con la suya en la (escasamente creíble) 'No puedo vivir sin ti', de Los Ronaldos. Las traducciones literales del inglés coloquial pueden no ser buena idea. "Qué bonito es esta mierda", celebró Luis Cepeda al terminar. ¿Perdón? Caras de desconcierto en las gradas.

En contraste con la 'OT' de la década pasada, en esta versión se ha abierto paso la música urbana latina, y ahí cabe mencionar a Ana Guerra y su reguetonero 'Bajito', así como su cita con Aitana en ese caluroso artefacto llamado 'Lo malo'. A muchos kilómetros de distancia, la incursión de esta en la balada a voz y piano de 'Vas a quedarte'.

Mientras que Amaia mantiene todavía bajo llave su primer disco, Alfred García ya ha lanzado su '1016', del que brindó un par de muestras, 'De la tierra hasta Marte' y 'Que nos sigan las luces', confirmando su encuadre en un rock clasicote con ramalazos épicos. Alfred y Amaia se juntaron, sí, en 'City of stars', reflejo romántico de aquella clase del 2017 que se aleja a marchas forzadas. En el clímax de la noche irrumpió ya la del 2018, enarbolando el himno 'Somos' y desafiando al público del Sant Jordi a mantener viva toda su pasión en los meses y la gira que están por venir.