CRÍTICA DE CINE

'Suspiria': de Argento a Tilda Swinton

Quim Casas

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Sobre el papel, ningún 'remake' cinematográfico es necesario, ya que generalmente vuelven a adaptarse películas o bien muy buenas o bien muy famosas. El riesgo es claro: si no vas a aportar algo distinto o a mejorar el original, ¿por qué realizar la nueva versión? 

Luca Guadagnino, cineasta de moda, estaba convencido de que iba a aportar algo distinto a la 'Suspiria' de Dario Argento, un pequeño clásico del terror italiano. Consciente de que no se puede mejorar (o imitar), el director de 'Call me by your name' ha decidido añadir un cóctel algo insensato de cosas a la premisa central del filme de Argento. El resultado es muy disperso. 

Con la complicidad de la actriz Tilda Swinton, Guadagnino se ha sacado de la manga el personaje de un anciano siquiatra sobre el que cae parte del peso, espurio, del relato. Swinton, que también interpreta a la directora de la escuela de danza donde transcurría enteramente el filme de Argento y ahora transcurre, no íntegramente, la versión de Guadagnino, compone, embutida en capas de maquillaje, esta figura masculina que empieza siendo episódica para acabar atrayendo todos los elementos añadidos a la historia de brujas y aquelarres original: disquisiciones atolondradas sobre las secuelas de la segunda guerra mundial y el terrorismo en la Alemania de los 70

A ratos, estamos ante dos películas en una que chocan entre sí. Cuando Guadagnino filma el horror, consigue momentos sobresalientes (la joven cuyos huesos se retuercen y quiebran espasmódicamente en una sala de danza repleta de espejos) y otros bastante horteras (el aquelarre en las catacumbas de la escuela). Cuando intenta darle espesura y sentido artístico al conjunto, música del Radiohead Thom Torke incluida, la cosa deriva en una amalgama de propósitos y despropósitos. No hay que ser fiel al original que se versiona o reinventa, por supuesto, pero tampoco utilizarlo en vano.