ENTREVISTA

Judit Carrera, directora del CCCB: "La cultura tiene que ser incómoda para el poder"

La exresponsable de debates y conferencias de la institución quiere impulsar la palabra y el análisis de la ciudad, la tecnoesfera y los avances científicos

judit carrera

judit carrera / periodico

Ramón Vendrell

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Judit Carrera (Barcelona, 1974) es la nueva directora del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), institución que el próximo febrero cumplirá un cuarto de siglo. Es una mujer de la casa que en los últimos años llevó la potente programación de debates y conferencias del CCCB. Esta semana le han confirmado que para el año que viene tendrá un presupuesto de 10,5 millones, el mismo que ha tenido el centro en el 2018. Atención: es un 25% menos que hace 10 años. 

¿Qué valoración hace del éxito de la Biennal del Pensament?

Extraordinaria. Dio mucha visibilidad a un fenómeno que percibíamos de manera más subterránea desde hacía tiempo, que es un creciente interés de la gente por pensar juntos, por encontrarse en espacios para intentar encontrar respuestas a este momento incierto y complejo tanto a nivel local como global. Fue en cierta medida un punto de culminación de una trayectoria que en el CCCB emprendimos hace tiempo. Cada semana o cada 15 días tenemos una conferencia a la que acuden 300, 500 o 700 personas. 

A menudo la cultura es una especie de regalo que el poder, sea político o económico, hace al pueblo, va de arriba abajo y si algo no hace es fomentar la participación y el pensamiento. Quizá un motivo del éxito de debates y conferencias sea su cercanía y que rompen con esta dinámica.

La cultura tiene entre sus funciones la crítica del poder. La cultura tiene que ser incómoda para el poder porque tiene como función última fomentar el pensamiento crítico y crear ciudadanos libres, a través de la emoción, de la estética, de la relación con el otro. Esto hay muchos formatos para hacerlo y es cierto que cada vez más, a partir del impacto de las nuevas tecnologías, hay una mirada mucho más participativa, una petición de interactividad. Se ha roto un poco la jerarquía entre el prerscriptor cultural y el público que lo sigue. Sí, la gente tienen muchas ganas de participar, de hacer propuestas, de programar y por tanto no se limita a ser un receptor pasivo de las propuestas que puedan programar los equipamientos culturales.

¿Qué fenómenos o tendencias cree que marcan el momento cultural?

Hay una serie de elementos a los que yo querría dar prioridad. Todo lo relacionado con el mundo de la palabra. Entendida como libertad de expresión y pilar de la creación, pero también como instrumento para un debate informado en contra de la mentira y las noticias falsas. Y la palabra también es el espacio donde pensar mundos diferentes. Después, recuperar el abordaje de la ciudad como laboratorio permanente de democracia: un lugar de potencial conflicto pero también de potencial urbanidad. Un lugar de convivencia pacífica entre extraños como decía Zygmunt Bauman. Finalmente, dos áreas estratégicas. La tecnoesfera, cómo ha impactado la revolución tecnológica en la manera como se produce y se consume cultura. Y cómo nos afectan progresos científicos como la robótica o el alargamiento de la vida.

¿Ha sido demasiado para listos en algún momento el CCCB?

Justamente la vocación del CCCB es apelar a diferentes públicos y ser un ágora donde se encuentre gente muy diferente. Nuestra aspiración no es ir solo a una élite cultural sino a públicos diversos y cuanto más amplios, mejor. La cultura es para nosotros un instrumento democratizador y abrir el acceso a la cultura a amplias capas de la población es un objetivo fundamental. Esto lo hacemos desde muchas perspectivas: grandes debates que quizá sí que son más académicos, pero también tenemos poesía, cine, 'poetry slam', conciertos... Por tanto, no, no me parece que el CCCB haya pecado de esto y decididamante no quiero que esto pase en el futuro.

¿Qué efectos ha tenido el recorte presupuestario?

Se ha notado, claro. Pero los equipos han hecho un esfuerzo muy grande para compensar esta pérdida de presupuesto con colaboraciones con otras instituciones, con esponsorizaciones para proyectos, con trabajar de manera cooperativa con otras institutciones europeas... Se ha creado una cultura un poco diferente de trabajo porque no puedes depender tanto de la financiacion pública y necesitas buscar financiación específica para cada proyecto.

¿Qué cambios piensa impulsar?

Aparte de las líneas ya dichas, fomentar todos los programas educativos del CCCB, imaginar desde el mundo de la cultura cómo podemos incidir en el de la educación. Pienso que son dos mundos que comparten objetivos muy claramente si bien en los últimos años han estado distanciados. Hay una voluntad muy explícita de tender puentes hacia la educación. Para nosotros trabajar con escuelas es una manera muy directa de enraizarnos en nuestro entorno más inmediato, pero también es una manera muy directa de descubrir qué temas nos preocuparán en el futuro. Me gustaría mucho también potenciar la dimensión digital del centro, y esto pasa por sedimenmtar el gran volumen de conocimiento que generamos. Y aunque parezca incompatible con esto, no lo es otra cosa que quiero hacer: potenciar el papel del CCCB como lugar físico de encuentro. Creo que hay una necesidad muy grande de encontrarse, de tomar conciencia de que no estamos solos. Querría que los acontecimientos del CCCB tuvieran cierta calidez y fueran únicos. Por último, deberíamos permitir que la gente venga a programar, tener convocatorias abiertas, programas de becas. Participación, en suma.

¿Cuál será el primer proyecto del que se sentirá responsable?

Aún no he tenido tiempo material de concretarlo. Tres cuartas partes de la programación del 2019 ya están hechas y por tanto mi programación se empezará a notar a partir de finales del 2019. Tengo las líneas estratégicas pero aún no los nombres y apellidos de los proyectos concretos

¿Qué no le gusta del CCCB?

Quizá no ha tenido la capacidad de sedimentar el conocimeinto que ha generado, como decía. Es inceíble la cantidad de cosas que ocurren aquí. Es una prioridad grande. Recibimos muchas interpelaciones de personas de todo el mundo con peticiones y a veces no las podemos satisfacer. Hemos de cuidar este después, porque es nuestra colección.

¿Qué es la cultura ahora?

(Tictac, tictac) Para mí la cultura es un instrumento de transformación y emancipación social. Es un espacio de libertad, de creación y de emoción. Sin emoción no puede haber cultura ni arte.

¿Barcelona es un destino cultural más allá de Gaudí y Picasso?

Barcelona atrae por valores culturales intangibles como su escala humana, su condición de ciudad con tradición cultural, su ambición de capitalidad cultural. Es cierto que hay un trabajo para crecer potenciando el perfil cultural de la ciudad a nivel internacional.

¿Qué haría si tuviera la política cultural de Barcelona en sus manos?

Pondría el acento en tres cosas. La creatividad local, dar oportunidades a los creadores de todas las disciplinas y acompañarlos en el proceso de crecimiento. Reforzar internacionalmente la ciudad como polo cultural. Y potenciar los grandes equipamientos culturales de Barcelona, que han sufrido mucho en los últimos diez años.

¿Qué opinión le merece el ministro de Cultura, José Guirao?

No le conozco personalmente per está claro que conoce el sector. Es importante que esté abandonando el sentido centralista de la cultura.

¿Y la 'consellera' de Cultura, Laura Borràs?

Tampoco la conozco. He pedido hora para ir a verla. Lleva poco en el cargo. Me gustará mucho opinar cuando la conozca y ella lleve más tiempo.

¿Asistiremos a partir de ahora a una avalancha de mujeres en cargos públicos?

Ojalá. Toca que haya mujeres en los lugares de responsabilidad pública. Partimos de una base de desigualdad flagrante. De todas manera el feminismo es una lucha que no acabará cuando haya igualdad porque tiene lecciones para muchas otras luchas: la visibilidad de los colectivos invisibles, la entrada de todo lo personal y que tiene que ver con el cuerpo en la esfera política, la alteridad o relación con el otro... El feminismo es una semilla que perdurará más allá de la igualdad. 

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