EL ANFITEATRO

Ingeniería inteligente

El barítono Benjamin Appl construyó un programa de 'lied' alrededor de la noche en el Foyer del Liceu

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Rosa Massagué

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Cantar bien es un arte que requiere mucha inteligencia por parte de quien lo ejerce. En el caso del cantante de ‘lied’, el acopio de entendimiento es mayor. Hay que tenerlo para interpretar, pero también es imprescindible para armar un programa coherente en el que todo tenga un sentido dentro de una línea musical, histórica, argumental o emocional, a menos que se trata de un ciclo entero de canciones como pueden ser ‘Winterreise’ o ‘Die schöne Magelone’. El barítono alemán Benjamin Appl, además de cantar bien, conoce el arte de esta ingeniería artística.

Lo demostró en su segunda visita a Barcelona, en el festival LIFE Victoria, en un recital en el Foyer del Liceu con el veterano pianista Graham Johnson que ha acompañado a los grandes ‘liederistas’ de las últimas décadas, como Victoria de los Ángeles. El pasado año Appl centró su actuación en el sentido de pertenencia, de hogar, de patria íntima. Este año concentró su programa en la oscuridad de la noche para acabar con el ansia del día, del mañana. Si la nocturnidad es un tema habitual en la canción romántica, la selección hecha por el barítono rehuía los caminos más trillados del ‘lied’, salvo alguna excepción. 

Desgranó la noche como antesala de la muerte del amigo en ‘Abendempfindung’ (‘Sentimiento vespertino’), de Mozart, o como el terrible castigo del sacrílego Baltasar, rey de Babilonia, en ‘Belsazar, de Schumann. Pasó por la prometedora noche de ‘Zwei venezianische Lieder’ (‘Dos canciones venecianas’), también de Schumann; por la noche triste y lunar de ‘Ständchen’ (‘Serenata’) y ‘An den Mond’ (‘A la luna’), de Schubert; o por la noche inquieta, silenciosa y encantada de ‘Wie raft ich mich auf in der Nacht’ (‘Desperté durante la noche’), ‘Verschwiegene Liebe’ (‘Amor silencioso’) y ‘Nachtzauber’ (‘Noche encantada’) de Brahms. Y después de la oscuridad, Appl regaló la esperanza del mañana con ‘Morgen’ (‘Mañana’), de Richard Strauss, y con otra ‘Serenata’ de Schubert.

Con una voz lírica, la línea de canto de Appl es siempre buena y su timbre, bello. Canta con mucha expresividad y lo hace con la voz, pero también con su mirada. Es uno de estos artistas que consiguen que cada espectador crea que le está cantando directamente, solo a él o ella. Su forma de interpretar rezuma un estilo muy clásico. Se nota que ha sido el último alumno de Dietrich Fischer-Diskau.

El recital empezó con inconcreciones, tanto vocales como pianísticas, en la canción de Mozart y en las tres de Schubert, pero fue con Schumann cuando la actuación arrancó verdaderamente y Appl mostró toda su capacidad interpretativa pese a lo escasamente acogedor que resulta el Foyer del Liceu para cualquier tipo de actuación musical y muy en particular, para un recital de ‘lied’.

Como bis, Appl y Johnson siguieron en la nocturnidad con ‘Nacht und Träume’ (‘Noche y sueño’), de Schubert, un sueño del que nos despertó abruptamente y de forma incivil el sonido de un móvil en uno de los últimos acordes de la canción. Este recital fue una primera colaboración, liderada por el Cercle del Liceu, entre el festival dedicado a la memoria de Victoria de los Ángeles, el teatro de La Rambla, y la recién creada asociación de amigos de aquella gran soprano. Era todo un gesto que el programa de mano recogiera una serie de fotografías de actuaciones de Victoria de los Ángeles en el Liceu, un teatro que le había dado momentos de gloria, pero también más de un disgusto.

El barítono ofrece una segunda actuación en el LIFE Victoria, en el recinto modernista de Sant Pau, este viernes, en un programa de duetos con la soprano Kate Royal, acompañados al piano por Johnson, en el que se rememorará una grabación realizada en el año 1960 por Victoria de los Ángeles, Fischer-Diskau y el pianista Gerald Moore.

Otros programas inteligentes

La edición de este año del LIFE Victoria ha ofrecido otros recitales en los que merece destacarse, por distintos motivos, la inteligencia del programa escogido. La soprano Ruth Iniesta, por ejemplo, presentó (29 de septiembre) junto el pianista Rubén Fernández Aguirre un recital centrado en Leonard Bernstein y Joaquín Rodrigo. Del primero interpretaron ‘I hate music’ (‘Odio la música’) y piezas de tres musicales. Del segundo se pudieron escuchar ‘Doce canciones españolas’, unas coplas y ‘Dos canciones francesas’. A primera vista, no parece que haya mucha relación entre dos compositores tan alejados geográfica y estilísticamente. Por el contrario, las obras interpretadas de uno y otro, coetáneas, dibujaban el punto de la creación musical en Estados Unidos y en España, coincidían en las raíces populares y permitían entender las distintas formas de plasmarlas en una partitura.

La soprano Cristina Toledo, con el pianista Aurelio Viribay, partió del centenario de la muerte de Claude Debussy para dedicar su recital (20 de octubre) a la ‘mélodie’, a la versión francesa del ‘lied’, con un trabajado recorrido estilístico con obras del propio Debussy, Reynaldo Hahn, las ‘Trois Mélodies’, de Manuel de Falla, y las ‘Canciones amatorias’, de Enrique Granados.

Otros programas muy bien estudiados fueron el que presentó la soprano Carine Tinney con el pianista Daniel Tarrida (9 de noviembre) sobre el ‘lied’ antes del ‘lied’, y el del barítono Christopher Maltman con Malcolm Martineau al piano (20 de noviembre) presentando un bestiario con canciones de autores como Poulenc, Schumann o Chabrier.

El recital de Appl y Johnson en el Foyer del Liceu tuvo lugar el 21 de noviembre.

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