ENTREVISTA

Joe Crepúsculo: "No recuerdo ni una sola vez ir a bailar y no pasar miedo"

El músico presenta el disco recopilatorio '10', con el que celebra diez años y diez discos de carrera en solitario, en Sidecar los día 7 y 9 de noviembre

JOE CREPUSCULO

JOE CREPUSCULO / periodico

Miqui Otero

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Si Joël Iriarte no jugara con siete años a colar coches de juguete por la boca de las guitarras de su padre, es posible que ahora Joe Crepúsculo, con 37, no estuviera presentando '10', un recopilatorio que es una verbena para celebrar diez años y diez discos de carrera en solitario.

Puede ser, incluso, que si no se hubiera pagado la carrera trabajando en una fábrica de moldes, en una cadena de montaje, yo no tuviera ganas de levantarme y danzar mientras transcribo esta entrevista con su tema 'Fábrica de baile' como banda sonora. O que si la carrera en la que se licenció no fuera Filosofía, no hubiera escrito una letra como 'Los viejos': "Solo es viejo el que hace cosas de viejos". O que si no hubiera descubierto la biblioteca OVNI en esa facultad, o que si no hubiera elegido al azar un título de Asimov en las estanterías de su casa familiar, o no hubiera pasado miedo en pistas de baile de discotecas de mákina cuando algunos enarbolaban pistolas, o no se hubiera decantado aquel día por un VHS de 'El hombre que mató a Liberty Valance' en El Corte Inglés, yo no me dedicara ahora a hacer lo que aconseja un personaje de esa película y que repesca otro de '24 hour party people': "Entre la realidad y la leyenda, imprime la leyenda".

No es fácil ver en el crepúsculo, pero sí fascinante, como lo es intentar desentrañar a uno de los personajes clave de la historia reciente de la música pop en castellano: rompedor y popular, profundo y bailable, serpiente de dos cabezas, "que mientras una te muerde y la otra te besa". Una máquina total de facturar 'hits'. Pero a veces la forma de entender a alguien es saber no solo quién fue, sino cómo llegó hasta aquí. Aquí, a la Bodega Rafel: Joe Crepúsculo, parche de Black Sabbath en la pechera de su tejana y anillos de bronce en sus dedos, habla en este bar de azulejos antiguos de oficios artesanos, en el que yo pedía Trinaranjus a los siete años y en el que me lo he encontrado tantas veces y le he querido decir que lo que hace me recuerda a esa frase con la que Mariano José de Larra definía la clave de la buena escritura: "Hermanar la aparente superficialidad de estilo con la profundidad filosófica. La exactitud con la gracia".

-Pues me gusta que me digas esa frase. Me mola pensar que lo que hago es eso.

-Sí, claro. Es lo que haces. La exactitud con la gracia y el baile y... –pido dos copas más.

-Solo espero una cosa. No acabar como él.

Acabar como Larra significaría ser el regalo de compromiso de Letizia al Borbón. Pero también suicidarte con un tiro descerrajado en tu sien. Imposible, por cómo habla de todas las cosas buenas, de todas las cosas buenas pasadas y por venir, que lo segundo vaya a suceder.

Su amigo Dani Granados, hoy director del programa municipal Cultura Viva y compañero de banda en Tarántula, me explicó un día cómo se conocieron cuando eran niños: Joe se acercó con una pistola de juguete, lo apuntó y le informó de que serían amigos. Cuando acabe esta entrevista, aparecerá con Vicente, también de Tarántula, y Sergio y Luciana, de Svper, para seguir en este bar una conversación que no acaba pero que empieza en la infancia. Y que aquí terminará justo donde empieza su carrera en solitario y, por tanto, '10', una piñata de bombas con corazón de bombo. De canciones tremendas.

-El primer recuerdo que querría tener es en la terraza del principal donde vivíamos en Sant Joan Despí. Por lo visto tenía diarrea: me perseguían y yo escapaba a la carrera por ahí dejando un reguero (risas)

A tus padres les tenía que hacer una gracia tremenda. ¿Cómo eran?

La familia de mi madre era de la zona de Badajoz, pero mi padre nació ya por Gràcia. Les gustaba mucho la música. Mi padre ha currado toda la vida de cajero en el Banc de Sabadell, pero tocaba en Lirones Caretos, que hacían una cosa entre Burning y Lynyrd Skynyrd. Mi padre se ponía de los nervios porque siempre quería meter los cochecitos en el agujero de sus guitarras. Quizás por eso desde muy pequeño me decanté por los tecladitos. Los Casios blancos típicos, PT1 y PT2.

Supongo que le debemos en parte que te hayas dedicado a esto.

Recuerdo en casa los domingos cosas como 'Seven stones', de Genesis, con esa portada en la que están jugando a cricket con cabezas. Odiaba con toda mi alma esos discos, porque siempre odias lo que les gusta a ellos. En cambio ahora me flipan. Pero es que la influencia va más allá. Mi padre siempre estaba pendiente de los ordenadores que salían. Recuerdo cuando llegó el 386 o el 486.

Ya, pero otros lo usábamos para el PC Fútbol. O para escribir poemitas dels Jocs Florals. ¿Tú qué hacías?

Música. Con 11 o 12 años ya usaba un programa de música con la tarjeta de sonido Sound Blaster 16. No hacía música con teclados, sino con partituras. Ya había descubierto el bakalao y la mákina por la radio y quería hacer eso.

Y fuera de casa, ¿conocías a otra gente que hacía lo mismo?

Compraba la revista 'Future Music'. Y recuerdo que nos poníamos en contacto los que hacíamos música. Nos mandábamos cartas con disquetes dentro del sobre para compartir 'samples'. Te estoy hablando de la época del instituto.

Y de una época sin internet.

Sí, era por correo postal. Incluso pensábamos que nos copiarían. Y entonces lo que hacíamos era enviarnos lo que hacíamos a nuestra propia casa, para tener una prueba de que eso era nuestro.

"Recuerdo más de una vez en Pont Aeri estar fumando fuera y que alguno intentara achantarnos sacando una pistola"

¿Y fuera ya empezabas a escuchar esa música también? Entonces la mákina se asociaba con los skinheads que se creían neonazis…

Claro, íbamos a discotecas como Chasis o Pont Aeri. Yo iba por la música, pero no tenía otra que rodearme de gente con sus Alphas Industries. Yo iba con mi tejana, parecida a la de ahora, pero no simpatizaba para nada con sus ideas.

Vi unas cuantas broncas de esas: Poble Sec vs Sant Antoni. ¿Tú también pasabas miedo?

No recuerdo ni una sola vez ir a bailar y no pasar miedo. Recuerdo más de una vez en Pont Aeri estar fumando fuera y que alguno intentara achantarnos sacando una pistola. Era algo muy agresivo y tosco. Pero habitual.

¿Cuándo te libras de eso?

Pues aún en el instituto empiezo a salir por Poble Nou. De repente fue, joder, qué alivio. Qué sensación tan agradable escuchar a Rammstein en el Sr. Lobo.

La idea de una música pacífica.

En serio, pero nadie te molestaba. Claro, mis pintas cambiaron un poco ahí. Siempre me he adaptado a cualquier situación. Creo que es una de mis virtudes. Y conmigo mi música, ahí empecé a hacer trip hop.

"Siempre he envejecido un poco más tarde"

¿Qué llevabas en la carpeta del instituto?

Allí nada. Siempre he envejecido un poco más tarde. En la uni sí, portadas de cedés de gente como Metallica.

Elegiste Filosofía.

Sí, y como era una carrera sin salidas y yo soy muy cabezón, pensé: vas a tener que pagarte esta carrera de mierda con curros de mierda. He trabajado de mil cosas, de encuestador a acomodador de Fórmula 1 en Montmeló, pero recuerdo los turnos en la cadena de montaje de una fábrica de moldes. De seis a dos, los fines de semana: tengo grabado el olor a plástico y a café de máquina. Al menos podía escuchar música.

¿Qué música?

Pues el gerente intentaba que ni habláramos pero al menos el fin de semana yo me ponía Radio 3. Estaba en un sitio como ese, chunguísimo y lleno de máquinas, y me encantaba escuchar las canciones rurales de Trébede, folk y ecología (risas)

¿Y si hueles ahora a plástico?

Casi me gusta, no sé. Yo aprendí también de eso. En la fábrica me metió Ponyboy, que luego sería el primer batería de Tarántula. Me hicieron un examen de sumas, para ver que no me faltaba un telediario

¿Ya andabas con el que sería tu primer grupo conocido?

Yo iba a la uni y de cuatro a siete estaba en esa biblioteca preciosa de la facultad, que tenía forma de OVNI. Había una parte oculta del OVNI que era donde había literatura y descubrí a Mark Twain, a Boris Vian... De cuatro a siete me dedicaba a leer a Feuerbach y luego iba a los locales de ensayo de mi pueblo, donde curraba Dani, que ya conocía de niño, y nos emborrachábamos tocando surf y hacíamos música.

"Si tú te peleas en un escenario con Vicente [Leone, cantante de Tarántula] y sales vivo, igual es que puedes hacer algo bueno luego"

Los primeros temas de Tarántula. Aún sin Vicente, que sería el cantante.

Sí, un día hicimos un concierto y subió y ya se quedó. Quién puede estar en contra de que cante alguien así, con esa voz, con esa presencia. Ya éramos fans de Joder Around, su anterior grupo. Yo he aprendido mucho de alguien así. Me peleaba con él en escena. Si tú te peleas en un escenario con Vicente y sales vivo, igual es que puedes hacer algo luego. Éramos un triángulo muy raro y especial, creo. Vicente tiene esa cosa de la gran Barcelona de antes. Parece salido de Makinavaja...

Y tú eras más 'Mákina total'. Te recuerdo pinchando esos recopilatorios en el Big Bang, cuando lo llevaba un rockabilly...

Sí, un día mezclé Miami Bass con habaneras. Pero es que a mí me gusta pasármelo bien. Cómo no voy a aceptar los discos que me gustaban. Lo que quiero es aceptarme a mí mismo. Me gusta el Bob Dylan de 'Nashville Skyline', porque es el cruce perfecto entre Camela y Yes (risas).

"Yo me pongo mis reglas. Por ejemplo, entre semana no puedo ver pelis o series hasta que se pone el sol. Pero en cambio puedo leer o estar todo el día probando melodías. Eso es trabajo"

Y luego has hecho bolero, cumbia, tecno, rumba, música de dibujos. Para poder hacer algo más personal, empiezas a publicar tus discos en solitario justo cuando empieza la crisis…

Sí, ¡pero yo no fui el culpable de la crisis! Me ayudó a decidirme esa etapa anterior y también gente como David de Beef. No hacía falta tener esa presencia para hacer algo potente. Luego también me ayudaría muchísimo gente como Sergio, de Svper. En mi caso es importantísimo hacer canciones de pop, que se puedan cantar, que aguanten. Saco 'Escuela de zebras' y cuando 'Supercrepus' no tengo un duro. Le pido dinero a mis padres, que no me pueden dejar. E incluso al jefe donde trabajaba, digitalizando documentos antiguos en un archivo… Al final me tengo que endeudar, estoy dos meses en números rojos y justo ahí, lo hacen disco del año en 'Rockdelux' y todo cambia un poco.

Y entonces Joe Crepúsculo vive un tiempo en Mallorca. Y luego en Madrid. Y echa de menos la Barcelona de antes y los pinchos de tortilla en El Americano, un bar del Raval, y tantos otros bares de otra Barcelona. Pero conoce a otra gente como Nacho Vigalondo y Tomasito. Y llena salas y también festivales y regala un disco al año, como si fueran felices embarazos encadenados.

Y vives de la música.

Sí, pero salgo de un ambiente del sur. Y de una familia trabajadora. Y yo me pongo mis reglas. Por ejemplo, entre semana no puedo ver pelis o series hasta que se pone el sol. Pero en cambio puedo leer. O estar todo el día probando melodías. Eso es trabajo. Y funciona y estoy agradecido. Son mis reglas y claro que las sigo.

Joe Crepúsculo presenta '10' (El Volcán Música) el 7 y el 9 de noviembre en la Sala Sidecar de Barcelona.