CRÒNICA CONCIERTO

"Va parir, Roger!"

La vieja guardia de Barcelona se despide del percusionista Roger Blàvia

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Roger Roca

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Todo el mundo pidió disculpas por lo mismo, por saltarse el protocolo. La organización les había desaconsejado hacer parlamentos para que el espectáculo fuera más ágil, pero nadie se quería ir del escenario sin decir unas palabras sobre el amigo que ya no está. Roger Blàvia, fallecido el pasado 3 de noviembre tras una operación de trasplante de hígado, fue muy querido. Doblemente querido: como persona, tal y como probaron los sentidos testimonios de sus amigos el miércoles en Luz de Gas, y como percusionista, porque desde los años 90 trabajó junto a infinidad de artistas de todo tipo.

No hay más que ver la variedad de músicas que sonaron en el homenaje que se organizó a beneficio de su familia: tango, canción de autor, flamenco y jazz sin mezclar y combinados en distintas proporciones. Blàvia lo tocaba todo. Hasta las lámparas con las que se cruzaba al caminar, aseguró el guitarrista Pedro Javier González, amigo suyo desde el instituto, que interpretó en solitario una luminosa y sentida versión de 'La tarara'. Por lo visto, al percusionista le intrigaba saber incluso cómo sonaban las campanas metálicas de las lámparas.

Un gran hueco

Cuesta ponerle humor a una despedida, aunque el 'showman' Diego Burián, conductor de la velada, lo intentó a base de anécdotas que dibujaban un perfil en permanente estado de buen humor. "Va parir!, decía siempre Roger". Carles Benavent aún le duele y le falta su amigo, y cuando tocó a dúo con Jordi Bonell se sintió el hueco que dejó Blàvia. En cuarteto, con Raynald Colom a la trompeta, la energía fue otra, más viva, y el homenaje se pareció un poco más a una fiesta. Aunque acto seguido Miguel Poveda, a medias con el piano de Joan Albert Amargós, encogió el corazón a media sala con una conmovedora interpretación del poema 'Ara' que supo a réquiem.

El cantaor de Badalona dijo que a él le gustaba trabajar con Blàvia porque era capaz de ser uno más entre los flamencos y porque con su forma de ser hacía la vida en común mucho más fácil. Y aseguró también que cuando le llamaba para tocar y Blàvia respondía que no podía porque tenía una gira con Serrat, a él, por un momento, Serrat le gustaba "un poco menos", y acto seguido apareció Joan Manuel Serrat para cantar 'Aquellas pequeñas cosas' y el inevitable 'Mediterráneo'. Fue antes de que algunos de los músicos se juntasen para una breve 'jam' con compás flamenco. Al final, con el escenario lleno de punta a punta para la fotografía de grupo, se oyó un grito espontáneo. "Va parir, Roger!".