Un ensayo sobre Star Wars concluye que la saga es un reflejo de la humanidad

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Sergio Andreu

"Salvando las distancias, Star Wars es la humanidad", asegura Cass R. Sunstein en "La última mitología" (Alpha Decay), un ensayo en el que este catedrático de Harvard analiza la influencia que la saga galáctica, de actualidad por su última entrega, ha tenido en la nueva forma de interpretar el mundo.

Muchos gobiernos -más o menos democráticos- y gerifaltes de toda condición se han visto reflejados en los personajes y clanes de esta odisea espacial creada por George Lucas hace cuatro décadas y que, a juicio de Sunstein, antiguo miembro del Gabinete de Barack Obama, se ha convertido en una especie de vara de medir sobre el bien y el mal ("El bien es sólo un punto de vista"), el sacrificio y de las encrucijadas vitales, pero también acerca del perdón y la redención.

Este experto en derecho, incondicional de la serie protagonizada por los reversos de la familia Skywalker, apunta en esta obra que el ascendente filosófico de la 'fuerza' (de los Jedi) se ha dejado notar en todos los ámbitos y culturas, aunque la censura la hiciera llegar con muchos años de retraso a las pantallas de algunos países: como en China, donde sólo se estrenó en 2015.

"La saga tiene importantes cosas que decir sobre repúblicas, imperios y rebeliones. Sabe que las repúblicas pueden resultar enormemente frágiles, lo mismo que los imperios y que el éxito de las rebeliones dependerá a menudo de pequeñas decisiones y de factores aparentemente irrelevantes", apunta el autor en el libro, sobre cómo esos conflictos de ficción tienen en ocasiones una sorprendente traslación en la coyuntura política.

Sunstein recalca que el culto intergeneracional a Star Wars, alimentado por las redes sociales, no tiene parangón, como refleja una simple búsqueda en Google y el hecho de que, sea uno fan o no de la serie cinematográfica, resulta complicado no saber quién es Darth Vader, qué es una espada láser o no segregar adrenalina al oír los primeros acordes de la obertura de fanfarrias de John Williams.

Pero, ¿por qué el atractivo de "Star Wars" -un "western ambientado en el espacio" por el que ningún estudio de Hollywood daba un duro- se mantiene incólume y se ha convertido en el mito moderno por antonomasia? Sunstein señala que la serie ofrece una versión moderna de una historia universal: la del "Periplo del Hombre" que engloba las "leyendas" de figuras como Cristo, Buda y Mahoma, pero también la cosmogonía de Superman o Batman.

Y lo hace, además, argumenta el autor, en un escenario que obliga a sus protagonistas a elegir entre luz y tinieblas, sin ocultar que una existencia difícilmente podrá ser completa sin sentirse tentado por el siniestro lado oscuro, y en donde los vínculos familiares (el "No, yo soy tu padre" de Vader) son parte esencial de la trama.

Para este estudioso, el "mensaje oculto y la auténtica magia" de las películas de Star Wars es su "conmovedor homenaje" a la libertad humana y al libre albedrío. No hay plan en las decisiones que en los diferentes episodios adoptan Luke, Han, Anakin o Rey, al igual que los rumbos que la vida toma de forma insospechada. "Imposible de ver el futuro es", que diría el maestro Yoda.

"La última mitología. El mundo según Star Wars" ofrece un repaso de las fuentes de las que se nutrieron los primeros guiones, desde Kurosawa, Shakespeare ("el maestro de todos los maestros Jedi") los cuentos de hadas, pero también la historia real, porque es imposible no ver los paralelismos, estéticos e ideológicos, entre el nazismo y el Imperio del canciller-emperador Palpatine (Darth Sidious).

Igualmente, la obra muestra la evolución de los personajes hasta ofrecer la coherencia narrativa necesaria para cautivar al espectador (ni Vader era originalmente padre de nadie, ni Luke y Leia hermanos mellizos) lo que obligó a Lucas a hacer un encaje de bolillos episodio a episodio.

El alcance de esta saga no se ciñe a lo "espiritual". Antes del estreno de "El último Jedi", la franquicia "Star Wars" había recaudado más de 30.200 millones de dólares -sobre todo del merchandising- cifra, recuerda Sunstein, que rebasaría el PIB de unos noventa países (entre ellos Islandia o Jamaica), lo que le situaría en la mitad de ránking de las 194 naciones del planeta. "¿Acaso no le correspondería su propio asiento en las Naciones Unidas", se cuestiona el autor en el prólogo.