Llega a las librerías una nueva edición de "Els catalans als camps nazis"

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Con motivo del cuarenta aniversario de su publicación, Edicions 62 lleva a las librerías una nueva edición del monumental volumen "Els catalans als camps nazis", de la fallecida escritora Montserrat Roig, con una amplia introducción de la historiadora Rosa Toran.

En una entrevista con Efe, Toran afirma que se trata de un "clásico del patrimonio cultural catalán, la obra más completa a nivel de testimonios, la que dio luz a una historia ignorada", en la que se da voz a una cincuentena de personas que fueron encerradas en los campos de concentración nazis.

Montserrat Roig publicó el volumen en abril de 1977 y en su momento tuvo un fuerte impacto social y político, y con el que ganó el Premio Crítica Serra d'Or en 1978, en la categoría de reportaje histórico.

Toran recuerda que la persona que le sugirió a la periodista que podía adentrarse por las vivencias de estas personas fue el abogado e historiador Josep Benet, "un hombre empeñado en la reconstrucción cultural de Cataluña".

En aquel momento, a principios de los años setenta, la escritora lo desconocía prácticamente todo sobre lo que había ocurrido con los catalanes que fueron encerrados en los campos de exterminio, pero inició un trabajo de investigación, que le llevó varios años de su vida.

Rosa Toran remarca que "la gran suerte que tuvo en aquel momento es que todavía había testimonios vivos, lo que hoy es irrecuperable, y que ellos pudieron mostrar a otros lo que llevaban muy escondido en su interior, fue como una terapia por el tiempo en el que permanecieron en silencio, durante toda la dictadura franquista".

La historiadora indica que una característica que comparten la mayoría de los testimonios del libro es que "no fueron llevados a los campos por ser catalanes o andaluces, sino por ser republicanos, por ser luchadores contra el fascismo".

A Montserrat Roig "lo primero que le chocó es que la gente con la que habló todavía no había salido del campo, a pesar de vivir ya en libertad, y arrastraban secuelas, en ocasiones físicas, pero sobre todo psicológicas".

Este hecho, apunta Toran, "provocó que se frenara ante ellos, sintió que tenía que hacer de cojín con sus recuerdos, ampararlos, separándose de la periodista que era".

"Montserrat Roig -continúa- decidió que tenía que ponerse a su lado, no delante suyo, una tarea difícil emocionalmente y que la alejaba del periodismo, donde hay que apretar al interlocutor".

Roig, en todas sus entrevistas, "en una tarea gigantesca y de dificultades", demuestra que "supo desde el primer momento que estaba junto a personajes que estaban empapados de una historia que no podían sacarse de encima".

Rosa Toran defiende que, todavía hoy, en 2017, cualquier persona que emprenda un estudio sobre aquel periodo y aquellas vivencias "es imprescindible que parta de este libro, porque es lo que permite encajar todas las piezas".

Por otra parte, destaca que hay que "valorar mucho las herramientas con las que trabajó, en un momento en el que no existía internet, grabándolo todo, transcribiéndolo luego, pasándolo a máquina, decidiendo a quien incluía y a quien no, aunque al final dio voz a todos".