CRÓNICA DE TEATRO

Demoledor documento sobre el nazismo

'La conferència de Wannsee' desvela en La Casa de la Seda las claves de la reunión que decidió los métodos para exterminar a los judíos

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CÉSAR LÓPEZ ROSELL / BARCELONA

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El fastuoso salón gremial de la Casa de la Seda se convierte por primera vez en teatro para reconstruir uno de los episodios más repugnantes de la historia. Han pasado 75 años del encuentro celebrado el 20 de enero de 1942 en una mansión de uno de los barrios más ricos de Berlín, situada junto lago Wannsee. Aquel día, 15 dirigentes del Gobierno alemán y del partido nazi se reunieron para debatir la denominada 'solución final al problema judío', un plan para exterminar a millones de personas.

La compañía Exquis, dentro del proyecto 'Cicatrius', creado para recuperar la memoria histórica, ha querido recordar aquellos hechos con la impactante obra documental 'La confèrencia de Wansee', de la que son autores Filip Nuckalis, Vladimir Cepek y el director del montaje, Pavel Bsonek, dramaturgo checo residente en Barcelona. El texto parte de las actas de la reunión, a pesar del obligado secretismo con que se celebró la genocida sesión.

Catorce actores y una actriz (Oriana Bonet), que ejerce de narradora y encarna al mismo tiempo la voz judía del relato, recrean el diabólico encuentro que refrendó las líneas maestras del ya iniciado Holocausto. Las paredes de la gran sala de este edificio del siglo XVIII forradas de madera y seda, con grandes cortinas rojas y tres imponentes lámparas de araña, ayudan a recrear  la escenografía idónea para representar el lujo de aquella mansión de las SS. Unas mesitas y un mueble bar completan el escenario de la reunión.

'SOLUCIÓN FINAL'

Reinhard Heydrich (un gran Carles Goñi) es el repulsivo y prepotente  hombre de confianza de Hitler encargado de implicar a todo el 'establishment' del nazismo en las decisiones a tomar, asistido por el calculador e implacable Adolf Eichmann (José Pérez-Ocaña). No se admitirá ni la más mínima duda en el plan trazado. 'Solución final' es el código utilizado para enmascarar los perpetrados asesinatos en masa.

Sin que les temblara el pulso, y tras rechazar opciones 'menos expeditivas' como la esterilización de los judíos para evitar su reproducción, deciden que el método "más económico" y más rápido es el de las cámaras de gas en los campos de concentración. En el encuentro se estudiará también una salida para las personas de ascendencia mixta. La actuación del desigual reparto permite acercar al atónito público al meollo de la escalofriante frialdad con la que operaba este grupo de 'elegidos'.

JÓVENES Y CULTOS

La cercanía del escenario permite al espectador ser testigo de tan terrible ejercicio del destructivo pensamiento único, al tiempo que le invita a pensar sobre lo que hubiera hecho de encontrarse en una situación como la de esos jóvenes y cultos líderes, no tan diferentes a cualquiera de nosotros antes de ser contaminados por el virus dominante. La pieza incita a reflexionar sobre los paralelismos con la situación actual, donde la ruptura del equilibrio social a causa de la crisis facilita la eclosión de  manipuladores extremistas como Trump.

El montaje prescinde de los uniformes, que hubieran dado más espectacularidad a la producción, pero la contundencia del texto acaba haciendo innecesaria la utilización de la simbología nazi. "Una merienda, 15 hombres, seis millones de muertos", reza el clarificador subtítulo de una obra que está teniendo muy buena acogida.

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