Los locos inmaculados

Ramón de España elogia el último disco de Sisa, 'Malats del cel'

RAMÓN DE ESPAÑA

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 Dada la reciente costumbre, introducida en el mundo pop por David Bowie y Leonard Cohen, de publicar un último disco de carácter testamentario y abandonar ipso–facto este valle de lágrimas, es muy de agradecer que el gran Jaume Sisa siga entre nosotros después de grabar 'Malalts del cel', un álbum soberbio que brilla con luz propia entre la producción del segundo Sisa –el que renació tras el fallecimiento de Ricardo Solfa por falta de interés popular- y que comparte con las últimas obras de Cohen y Bowie el tono elegíaco, vagamente nostálgico (pelín siniestro en el caso de Bowie) y descaradamente melancólico. En 'Malalts del cel', el cantautor galáctico mira hacia atrás sin ira, pero con cierta retranca autocrítica. Habla de sí mismo y de su generación, encontrando en el concepto que da título al disco el equivalente de expresiones anglosajonas como 'beautiful losers' o 'immaculate fools'.

Hicimos lo que pudimos para mejorar las cosas, viene a decirnos Sisa. Fracasamos, sí, como casi todo el mundo a lo largo de la Historia, pero tenemos derecho a reivindicarnos como responsables de una nueva mirada que casi nadie quiso compartir con nosotros. 'Malalts del cel' es un disco melancólico, pero no triste. Hace compañía y a mí me ha resultado lo más parecido a aquellas veladas compartidas en Zeleste con él, Flavià, el Trópico y GatoMe he sentido dentro de ese espacio sonoro como en casa, y nada me gustaría más que Sisa me incluyera en su nómina de enfermos del cielo. Recuperando sonidos del primer Sisa, haciendo una leva de viejos compadres (Dolors Palau, Pau y Xavier Riba, los hermanos Olivé de Melodrama…), nuestro hombre se reconcilia consigo mismo tras una serie de discos a medio gas a los que les faltaba convicción. No es de extrañar, pues Sisa volvió a ser Sisa a regañadientes, tras darse por muerto en 'Cantautor final' y renacer como Ricardo Solfa, el hombre que reinventó la canción española mientras a casi todo el mundo se la soplaba.

 Ricardo se retiró antes de tiempo por falta de quorum y Sisa regresó de la tumba física, pero no mentalmente. Es con 'Malalts del cel' cuando el artista se asume y asume su legado, con ese disco emotivo sin ser llorón, reflexivo sin ser quejica y melancólico sin ser deprimente. Es el disco de un bello perdedor, de un loco inmaculado y de un buen tipo que ha visto cómo las cosas no se desarrollaban de la manera prevista, pero lo encaja virilmente. Un gran disco.