CRÓNICA

'Càntut', cadena de memoria

Sanjosex y Carles Belda sacaron punta en el Centre Artesà Tradicionàrius a un repertorio popular transmitido por tradición oral

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JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Hay un interés creciente por las músicas que se han propagado a lo largo de los años por carriles subterráneos, sin registros grabados, a la intemperie del espacio y el tiempo, y 'Càntut' dirige hacia ahí su mirada dando nueva vida a canciones salvadas 'in extremis'. La operación es ambiciosa: web con trabajo de campo, festival (del 18 al 20 de noviembre en Cassà de la Selva) y un disco que Sanjosex y Carles Belda recorrieron este jueves en el Centre Artesà Tradicionàrius, recital encuadrado en 'Connexions' y el 'Circuit folc'.

Muchas fuerzas confluyen en ese salvamento de cantos populares que, más allá de su enunciado teórico, funcionaron en escena porque manejan materiales narrativos atemporales y porque recibieron un tratamiento tan respetuoso como contemporáneo. A la vez que rendían homenaje a voces anónimas como Quimeta Arpa o Jep Quim de Ca La Pinyareda, Sanjosex y Belda fundieron sus voces, sus guitarras y su acordeón con el violín de Coloma Bertran y el bajo y los 'samplers' de Jordi Casadesús. 'Per l’aliment del bon vi', derivó hacia el oscuro trance electrónico sin desdibujarse y 'La dida' integró sonidos cósmicos entre sus tinieblas.

VERSIONES A ELEGIR

Pero 'Càntut' centró el foco en las historias, acogidas con interés por el repleto patio de butacas. Siempre con margen para la interpretación a su gusto, como en 'La desgràcia d’un pobre home (el gitano)', que revisaron en su versión amable, superando los prejuicios raciales en su desenlace. Al igual que en el disco, Carles Sanjosé se manifestó incapaz de cantar la juguetona letra subida de tono de 'El flubiol del meu pare' (que "fa ballar la mare al llit"), que sonó en la voz enlatada y sin manías de un venerable vecino de Banyoles, Francisco Bustins i Costa.

Muchas de estas canciones no habían sonando nunca tan bien ni se habían expuesto en un escenario diseñado para el concierto. Son otros tiempos, pero su frescor, su ingenio y su mística están aquí para perdurar. De ello se encargó 'Càntut' con un repaso íntegro al disco que culminó con la sangrienta historia de 'Els dotze lladres' y una mención al indispensable Jaume Arnella, presente en la sala. La cadena de la memoria sigue su curso.

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