Nuevas canciones en busca de la luz

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portada del disco malalts del cel de sisa / periodico

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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'Malalts del cel' parte de un momento preciso, la generación que, en los 70, viajó a "l’Arcàdia somniada", para proyectar la mirada galáctica integral de Sisa, es decir, hacia la totalidad de la realidad y la irrealidad, a través del tiempo y del espacio, cruzando espesas tinieblas y aspirando a la luz. Un disco con un comienzo y un final abierto, tocado por el epílogo de 'La vella cançó', dice Sisa, inspirada en Walt Whitman y que "ofrece volver a contemplar el mundo como una maravilla".

Una obra de formas detallistas, con las cuerdas neoclásicas del Quartet Brossa, que ofrece melodías diáfanas y algunas ocurrencias excéntricas, y que alterna valses, ritmos latinos y guiños al pop yeyé. Reúne colaboradores de ayer y hoy: le acompañan cantando sus viejos amigos Pau Riba, Marina Rossell y los cómplices históricos Dolors Palau, Selene (de sus días con Música Dispersa) y Melodrama, así como los nuevos, Roger Mas, David Carabén (Mishima) y Anna Roig.

Sisa conjura la vecindad del lado oscuro acudiendo a una inspiración celestial que le lleva a combinar los aires siniestros de 'Tramoia virtual' con el dulce retiro de 'Hipopotàmia', bolero con cálidas notas de tres cubano, y la emotividad de 'Lluna de capvespre' con el victorioso 'crescendo' de 'Aliro, alaro'. Un conmovedor equilibrio entre el diálogo místico y la alegría de vivir alrededor de un Sisa que es el resumen de todos los 'sisas' conocidos y de los que puedan estar por venir. O, en otras palabras, un disco extraordinario.