ÓPERA SEMIESCENIFICADA

George Benjamin conquista al Liceu

El compositor obtiene un triunfo rotundo dirigiendo a la Mahler Chamber Orchestra y a un equilibrado reparto en su obra 'Written on skin'

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CÉSAR LÓPEZ ROSELL

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Triunfo rotundo del compositor inglés George Benjamin, un referente de la ópera contemporánea, en la presentación en el Liceu de su ópera 'Written on skin', que dirigió desde el podio. La obra, que llegaba precedida por el éxito de su estreno en el Festival de Aix-en-Provence, en el 2012, y en sus representaciones en Londres, Viena, Múnich, París o Nueva York, no tuvo la respuesta de público que merecía un acontecimiento como el de su debut en España, un día antes que en el Teatro Real de Madrid.

El recelo del sector más conservador del coliseo de la Rambla a las partituras de nuevo cuño no estaba justificado en este caso por la vitola de obra maestra del siglo XXI de que venía precedida la pieza. Afortunadamente, los que asistieron, entre los que había una notable cuota de público joven, disfrutaron de la fuerza narrativa de una música extraordinaria, capaz de describir por sí sola las atmósferas de una trama apoyada en un libreto de Martin Crimp de inteligente teatralidad. La participación en el proyecto de la brillante Mahler Chamber Orchestra y de un reparto de cantantes excepcionales llevó a lo más alto la categoría de este espectáculo semiescenificado.

ENSAMBLAJE PERFECTO

El hecho de que Benjamin escribiera las partes vocales pensando en los intérpretes que iban a interpretarlas otorga a la obra un tratamiento de la voz que roza lo sublime. No hay ni un solo matiz del perfil de los personajes que se pierda por el camino. El perfecto ensamblaje de los cantantes con una orquesta de sonido siempre acompasado con los protagonistas fue otra de las claves de este éxito. Y esta circunstancia, además de una partitura de incuestionable sello personal aunque no ajena a la influencia de su maestro Messiaen y de otros referentes como Britten, Berg, Stravinski o Debussy, hizo que se notara menos la falta de una puesta en escena que, sin duda, hubiera multiplicado los efectos de tan inquietante montaje.

La obra, basada en una leyenda medieval del trovador Guillem de Cabestany, narra la historia de un artista ilustrador de pergaminos (el virtuoso contratenor Tim Mead, también uno de los ángeles de la trama) que recibe un encargo del Protector, un poderoso señor feudal (Christopher Purves, malvado servido con una voz profundamente dramática). El joven se enamora de la 'propiedad' más preciada del perverso prohombre: la hasta entonces sumisa esposa Agnès, encarnada por una impresionante Barbara Hannigan que domina la escena con el magnetismo de sus recursos teatrales y vocales de bellísima emisión. Victoria Simmonds y Robert Murray, los otros dos ángeles, completan este increíble reparto.

La cruel historia acabará mal, con Agnès comiéndose, sin saberlo el corazón del artista que ha asesinado su marido. La música de gran riqueza tímbrica y con la utilización de instrumentos como la flauta de cristal, cencerros o mandolinas, dibuja los ascendentes momentos de tensión, suspense y acentuado erotismo de esta espléndida partitura