RESCATE EDITORIAL

Mercè Rodoreda, años de aprendizaje

Merce Rodoreda con su pareja, Armand Obiols, en 1939.

Merce Rodoreda con su pareja, Armand Obiols, en 1939. / periodico

ELENA HEVIA / BARCELONA

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"Hay cuatro novelas, ‘Sóc una dona honrada?’, ‘Crim’, ‘Del que hom no pot fugir’ y ‘Un dia en la vida d’un home’, que me gustaría que siguieran muertas por malas", anunció a Mercè Rodoreda a Joaquim Molas, cuando el profesor y crítico empezó a ocuparse en 1965 de la primera versión de las obras completas de la autora en Edicions 62 (la edición no aparecería hasta 1978). La autora vivió hasta 1983, y jamás expresó su deseo de que sus obras primerizas escritas antes de su marcha al exilio durante la guerra civil fueran rescatadas. Solo se salvó de la quema 'Aloma', la novela que escribió en 1936, la más lograda de ese periodo y que reescribió de arriba abajo en 1968.

Así que no es de extrañar que el prólogo del tercer volumen de las obras completas de Rodoreda, que acaba de aparecer, lo titulase Molas, quizá con mala conciencia, 'Justificació'. El volumen incluye las cuatro novelas 'malas', además de la versión repudiada de ‘Aloma’. ¿Por qué después de años y años de no querer poner toda esta juvenalia en el circuito comercial (las novelas ya fueron publicadas por la Fundació Mercè Rodoreda en edición para filólogos) se hace ahora?

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Molas que escribió el prólogo y lo revisó poco antes de su muerte, en marzo del 2015, explica en él que con motivo del centenario de la autora, en el 2008, su figura ya estaba lo suficientemente definida y consolidada como para que la fundación diese al fin luz verde a esos textos, con la condición de que quedarán independientes y perfectamente distinguidos del resto. Y así ha sido, en el volumen se advierte: ‘Obra de joventut’. En él se incluyen también textos más interesantes y raros, como sus primeras narraciones, especialmente 17 que dedicó a los niños publicadas en el diario ‘La publicitat’ y así como su trabajo como cronista y entrevistadora, una labor en la que no reincidió en años posteriores.

REGUSTO AMARGO

Pero la edición tiene un cierto regusto amargo. Lo que tenía que ser la tercera entrega de unas obras completas a las que deberían añadirse posteriormente tres volúmenes dedicados a su poesía, otro al teatro y a la correspondencia, respectivamente, quedará como el último de esta coedición realizada por el Institut de Estudis Catalans (IEC), la Fundació Mercè Rodoreda Edicions 62, sello este que finalmente se descuelga del proyecto. "En los últimos 20 o 30 años las obras completas en general han dejado de tener el favor del público, el mercado ha cambiado", explica el editor de 62 Jordi Cornudella.  Así que a partir de ahora será la fundación la que asuma en solitario la edición de estas recopilaciones que faltan, además de un volumen dedicado a la obra plástica de la autora de ‘La plaça del Diamant’.

‘Obra de joventut’, escrita entre 1932 y 1938, no incluye obra inédita, “pero sí desconocida y muchos textos periodísticos imposibles de encontrar o de acceso restringido”, explica el filólogo e historiador Josep Massot . "No se trata de hacer pasar por canónico, lo que no es", añade Cornudella que por esa precisa razón no desea maquillar el valor de estas primeras obras de la autora. "Son novelas escritas muy deprisa y eso se nota", afirma. De esa precipitación juvenil acabó curándola el tiempo ya que con la madurez, Rodoreda  se convirtió  en una escritora muy autocrítica y exigente capaz de discutirle una coma a su editor durante varios párrafos y no pocas cartas, como puede verse en la impagable correspondencia que cruzó con Joan Sales.  

El lenguaje de la autora, como se puede apreciar especialmente en los cuentos infantiles, todavía no acaba de ser el años más tarde mostrará el sello de su estilo. Cornudella reflexiona: "En los años 20, 30 e incluso  en los 40 existe en Catalunya una enorme distancia entre la lengua hablada y la literaria y diversas generaciones de escritores intentan resolver esa brecha. Lo curioso es  que la escritora que mejor logra el acercamiento de ambas es una mujer catalana que vive solitaria en París, que solo puede expresarse en catalán con Armand Obiols, su pareja, y que se pasa la vida hablando, leyendo y viendo cine en francés. Y ese el catalán que reconocemos ahora, es el nuestro, el catalán que fluye". Pero para llegar a ese resultado, antes Rodoreda tuvo que tantear diversos caminos, estilos, tonos y acercarse a un eclecticismo que finalmente la conducirá hasta su propia voz, hasta la gran escritora que hoy conocemos. 

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