CRÓNICA

Manolo Tena, un libro abierto

El cantante reapareció con buenos materiales en Barts

Manolo Tena en Barts.

Manolo Tena en Barts.

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tras sus años de turbulencias, que él mismo describe como su travesía del desierto, tenemos a un Manolo Tena razonablemente repuesto. Su regreso no es del modelo revival exprés: hay un vigoroso disco con canciones nuevas, que nos ofrece un reflejo creíble del artista, y hay unos conciertos en los que funde presente y pasado con generosidad y un sólido respaldo instrumental.

Hacía, según sus cuentas, más de 20 años que no actuaba en Barcelona, y el jueves, en Barts, reapareció como una viva imagen de la fugacidad de la fama y un recordatorio de sus dotes como autor de rock con vistas a la crónica callejera y al romanticismo. Su voz sonó castigada y contribuyó a colocarle más cerca del rock urbano que del vocalista latino. Y fue un libro abierto desde el minuto uno. «No ha sido fácil, pero aquí estoy, vivito y coleando», anunció tras la primera pieza, Marilyn Monroe, que en su día adaptó Ana Belén.

Se ha tomado la operación en serio y contó con una banda numerosa, seis músicos, para construir un sonido un poco más rockero que el de Sangre española. Quizá sea esa su vocación más honda, aunque el terreno en el que se lució fue el de esos medios tiempos y baladas que combinan carácter y melancolía, como Cuando llegue septiembre y Princesa azul, ambas del nuevo trabajo, Casualidades. «Las canciones tristes consuelan mucho», confesó, dando a entender que sabía de qué hablaba.

Un poco desfasado sonó, en cambio, el medley de Alarma!!!, largo, con piezas como Reina del neón, Colgado de ti y el reggae Cansado de esperarte, que en los 80 alentó los símiles con The Police. Los hitos del disco Sangre española, como la canción que le daba título (Tena prefiere conocerla como Pasión gitana), Loco por verteQue te pasa Tocar madera, encendieron la sala, aunque en plena recta final cayó otra pieza nueva, Opiniones de un payaso, despiadada consigo mismo y de tenue tacto country, que nos invitó a pensar que esa travesía del desierto quizá no haya sido tan estéril.