REGRESO DE UNA FIGURA DE CULTO DEL ROCK CATALÁN

Las claves de Adrià Puntí

El exlíder de Umpah-Pah publica 'La clau de girar el taller', un intenso trabajo lleno de pistas autobiográficas

El músico Adrià Puntí.

El músico Adrià Puntí.

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Si el anterior disco de Adrià Puntí, 'Maria' (2002), estaba dedicado a su madre, en el nuevo, 'La clau de girar el taller' (también en su hermano gemelo, el disco-libro 'Enclusa i un cop de mall', con otras tres canciones nuevas y seis versiones inéditas), domina la presencia del padre a través de diálogos y evocaciones, y de las ilustraciones de martillos, tornillos, yunques y utensilios propios de su trabajo de herrería. Es el cuarto disco en solitario del exlíder de Umpah-Pah, publicado tras largos períodos de estancamiento y dudas. Un trabajo que, dice el músico, supone la tercera parte («la segunda me la guardo») del homenaje a su padre iniciado con el DVD 'Incompletament Puntí' (2013). 

Contiene 13 canciones de rock temperamental y conmovedores cantos al piano cargados de enigmática literatura autoreferencial, versos sentimentales y algunos arañazos a la realidad terrenal más colectiva. Repasamos de su mano esas canciones que nos revelan las claves del moderno, recuperado, Adrià Puntí, en un disco cuya producción firma simbólicamente con su madre, Maria Fàbregas. Trabajo que, dice, «se puede interpretar como un largo poema en varias partes».

‘ESPERIT’: DESCOMPRESIÓN DEL ALMA

El disco comienza suave, «respirando bien, colocándote en un mundo», explica el músico. ¿Qué mundo? «Decau l’enyor, qui sap on som», canta Puntí, buscando puntos de referencia. Pieza destemplada, medio tiempo lánguido con un toque de armónica que enfatiza su emotividad. Alusión al espíritu, el alma, el soul, la fuerza que impulsa al artista hacia las canciones que están por venir.

‘EL BOIG DEL TELÈFON ROIG’: UNA EXCENTRICIDAD QUE ENAMORA

Una de las canciones de origen más antiguo del disco, nacida poco después del nacimiento de Maria. Parte de un personaje real. «Un señor que cuando yo era pequeño paseaba por la rambla de Girona con un teléfono. Era un tipo excéntrico, seguramente con problemas, y todo el mundo se reía de él. Pero ahora, fíjate, todos vamos con el móvil encima». Es una de las tres canciones del disco (junto con 'Prohibit' y 'Tornavís') ya adelantadas, grabadas en directo, en el DVD 'Incompletament Puntí'. La historia de «un boig que enamora», al que rinde homenaje de la mano de un cálido saxofón rumbo a un refinado desarrollo instrumental.

‘SARDANA EN UN BLUES’: LA INOCENCIA Y EL CRIMEN

Más solemnidad rockera que de cobla, pese al ritmo con similitudes sardanísticas. Puntí canta a un personaje que es a la vez «bo» y «bort», cuya inocencia queda atrás mientras una navaja entra en escena. «Una de esas canciones que te salen como un cohete, en cinco minutos, plaf. Tengo una versión al piano con mucha fuerza, no descarto publicarla algún día». El piano es, de hecho, troncal en gran parte del disco. ¿No se imagina un trabajo entero solo al teclado? «Sí, lo tengo en la cabeza».

‘ESBRINA’: ILUMINADA BALADA CON AIRE DE CLÁSICO

Podría, quizá debería, haber sido el primer 'single' del disco: una balada romántica que gira en torno a una ausencia. «Hay alguien que no está, que ha muerto. Cuando la hice pensaba en una persona en concreto. En la letra hay un diálogo», explica Puntí, que destaca «la parte 'punkie'» de la canción, y su misterio. «En la letra y en la energía de su parte final. Tiene peso». Se adivina ahí un claro clásico de su repertorio.

‘LA CLAU DE GIRAR EL TALLER’: HOMENAJE AL PADRE

«La columna vertebral del disco», sentencia Puntí. Alude a una broma que se gasta en los talleres, pedir al novato que vaya a buscar una llave que no existe. Canción inquietante, sólida, ¿con mensaje trágico, sobre cómo la vida toma el pelo a los inocentes? «No, no, es seria pero no catastrofista, y tiene un punto de humor. Habla de mi padre y de la formalidad de los talleres. Cuando la oigo respiro el taller de mi padre», explica. Entorno como el que se reproduce en el videoclip grabado para la canción. Incluye la guitarra invitada de Quimi Portet.

‘PROHIBIT’: CAMINO DEL DESASTRE

Puntí en modo fatalista, cantando al «desbarajuste, el caos que vivimos en la actualidad». ¿Canción política, modalidad insólita en su obra? «No sé si es sobre la crisis, pero sí puedo decir que yo me siento estafado constantemente», añade. «No soy ningún neorrural, me gustan los coches y la tecnología, pero... En casa tengo un cajón lleno de cables de móvil, todos distintos. ¿No podrían ponerse las marcas de acuerdo?». Estridencia rockera de aires clásicos, con un estribillo insistente: «Benvinguts al desastre». Una de las canciones que, dice, le dieron «energía para seguir».

‘L’AMOR I L’HUMOR’: EL NIÑO Y EL HOMBRE

Ejercicio de contrastes sobre un elegante manto de piano, con pinceladas biográficas y «juegos con los estados de ánimo», combinando canto, llanto y enamoramiento, y modulando la voz. «A veces parezco un niño cantando, y en otros momentos alguien maduro y serio». Entre hadas y lobos. Magia «y peligro exterior».

‘LA PROVA DEL NOU’: LA NACIÓN DE CADA UNO

«Una canción que fue visionaria, por el 9N, con una letra que me salió reivindicativa», revela. El objeto del amor «podría ser un país», pero también «una nación de otro tipo: un modo de vida, una manera de ser». Aunque menciona una «diada», no se refiere «necesariamente al 11S». Puntí dice estar al corriente de la política catalana. «Pero hay momentos en que ya no sabes quién te toma el pelo, si unos u otros». ¿El desastre, nuevamente? «Ya estamos en él».

‘TARDA D’AGOST’: UNA DULCE ELEGÍA

Lánguida nostálgia con efluvios etílicos al piano, y la voz más rasposa del disco. «La historia de un tipo que está colgado de un árbol mientras otro le mira tomando un vino. O quizá es él quien se ha tomado el vino y luego se ha colgado. A lo lejos, un perro olfatea. Es tristona, sí», concede. «Y muy cinematográfica». Piensa utilizarla, anuncia, en su futura película Viatge d’un savi vilatrista cap enlloc.

‘LA RIALLA DEL MEU COR’: CON EL PRIVILEGIO DE LA DISTANCIA

El piano cede su puesto a una dinámica guitarra acústica en esta pieza de vacilante 'groove' y textura folk-rock, que mira hacia atrás dando a entender un contraste entre las ilusiones del pasado y la realidad presente. «Sembla ahir que començava a caminar / Sembla ahir que era tot fosc».

‘ON ANEM’: LA FUERZA DEL REPROCHE

Más guitarras en una canción de matizado impulso rockero, en complicidad con el saxo, que avanza expresando ira. «Viene de esas situaciones en que te dicen que algo deberías hacerlo así o asá, y tu estás, por ejemplo, en una situación familiar complicada, con los niños que lloran a tu alrededor, y te vienen con eso y dices: ‘¡hazlo tú si tan claro lo tienes!’».

‘TORNAVÍS’: RETABLO DE FAMILIA

Giro recogido, emotivo, con un Puntí que vuelve a girar la vista a su padre, bromeando con su tendencia al orden y el extravío de un destornillador. Otra de las piezas que vienen de lejos. «La compuse en el 2004 y dos años más tarde la grabé con Enrique Bunbury», explica. La guitarra del aragonés permanece en la grabación.

‘FILL DE PRESONS’: FINAL A MARTILLAZOS

Musicalmente, la más sorprendente: un ritmo metálico, industrial, en diálogo con un saxo burlesco. Canción liberadora. «Me dolía mucho la barriga, eran nervios, cogí la guitarra, me salió la canción y se me fue el dolor». El protagonista «pasea por todas las cárceles de los pueblos de Catalunya. O por las fiestas mayores». ¿Es lo mismo? «Tiene muchas lecturas: es la gracia de mis letras. Un día las ves de una manera y otro día de otra. Yo juego con eso».