Noche con carácter en Altaveu

En Altaveu pasan a veces cosas asombrosas, como, por ejemplo, que dos figuras del prestigio de Howe Gelb (el que fuera líder del influyente grupo estadounidense Giant Sand) y M. Ward informen a última hora que no actuarán en solitario sino arropados por una banda, y que, para hacerlo posible, el grupo con el que comparte cartel, Senior i el Cor Brutal, tenga a bien prestarles sus amplificadores. Hay una red de complicidades tejidas en torno al festival de Sant Boi, que estos días ha celebrado su 27ª edición, y lo más importante, un rastro del excelentes conciertos, como el del viernes en los Jardins de l'Ateneu.

Gelb es un tótem del sonido Americana, pero hoy seguramente es más popular M. Ward, sobre todo por su carrera paralela en She & Him. La vida es así. Pero, en Altaveu ambos disolvieron toda distancia en un recital que fundió repertorio s de ambos y algunas versiones de piezas ajenas. Así, tuvimos a Gelb defendiendo con su voz polvorienta Yer ropes, de Giant Sand, y Paradise here abouts, y acompañando, al piano, a un conmovedor Ward en The story of an artist, de Daniel Johnston, que conviertieron en algo parecido a un autorretrato. Y a ambos soltándose en el clásico Helicopter, de Ward, bluesero y dylaniano, antes de despedirse invocando a Leonard Cohen en un intranquilo A thousand kisses deep.

Encauzando la noche hacia un rock expeditivo, Senior i el Cor Brutal (uno de los premios Altaveu de este año), cada vez menos deudores de los grandes de la música americana y más ellos mismos. Los valencianos abrieron con Ja era hora en su «versión tensa», del reciente Santo Parranto EP, aviso de un set furioso en el que sus canciones, como siempre, parecieron más que eso, llamamientos a la conciencia. Otro clímax de este Altaveu, que, en Cal Ninyo, ofreció a una Amparo Sánchez en acústico, crecida como cantautora latina orgullosa y de contornos melancólicos en Seguiré caminando y Hermosa. Mucho carácter en Sant Boi.