Rocker. Ha grabado 30 discos en 37 años

José María Sanz 'Loquillo': «La gente necesita escuchar cosas que sean de verdad»

¿Para qué reinventarse si puedes volver a los orígenes?  Ese parece ser el lema de Loquillo, que vuelve de su excursión  por territorios más experimentales y sorprende a sus fans con  un disco de repaso de su carrera al frenético ritmo del rockabilly.

Portada de 'Código Rocker',grabado junto a los Nu Niles.

Portada de 'Código Rocker',grabado junto a los Nu Niles.

JUANCHO DUMALL

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Cuando grabó en los años 90 los dos discos en los que interpretaba poemas de diversos escritores, desde Neruda a Gil de Biedma, Loquillo afirmó para justificar su pirueta que no iba a pegarse toda la vida cantando el estribillo de «yo para ser feliz quiero un camión». Dos décadas después, no solo lo vuelve a cantar, sino que la incluye en su nuevo álbum, Código Rocker, una selección de canciones que marcaron su carrera revisadas ahora en clave de rockabilly junto al grupo barcelonés Nu Niles.

-¿Por qué se sube otra vez al camión?

 

-Después de haber hecho cuatro discos audaces, conceptuales, como son Mujeres en pie de guerra, Balmoral, Su nombre era el de todas las mujeres y La nave de los locos, tenía que recuperar mi ADN. Quería hacer un disco que me sacara un poco de la presión de los cuatro anteriores, quería pegarme una fiesta sin ese tono cultural excesivo y volver a lo que soy yo.

-Y lo ha hecho por la vía del rockabilly.

-Muchos amigos me decían que cuándo iba a hacer un disco de rock and roll al viejo estilo. Yo era muy fan de los Nu Niles, una banda que funcionaba en todo el mundo y que había dado el paso de hacer dos discos en castellano. Les planteé la idea y enseguida empezamos a trabajar.

-¿Cómo eligieron el repertorio?

-Seleccioné viejas canciones que cuando grabé no acabaron de quedar como quería porque aquellas bandas eran de garage o de punk, pero que no tenían el sonido que requerían esos temas. Elegimos canciones que no quedaran como de una época, sino que hubieran resistido el paso del tiempo. Y luego les dimos un tratamiento de rockabilly. Ensayamos tres días en Barcelona y grabamos el disco en ocho días. Hay canciones que están grabadas en directo y a la primera.

-¿Y el resultado?

 

-Un disco orgánico, contundente, enérgico, sin filtros ni producción. Hecho tal cual. Como debe ser el rock and roll. Hay ímpetu, y ahora sabemos más que cuando  teníamos 20 años y  empezábamos a grabar. Cuando Sabino Méndez escuchó la versión de Piratas, un poco más y se pone a llorar, porque está plasmada  como él la pensó.

-¿Cuál ha sido la respuesta del público?

 

-Pensamos hacer una pequeña gira de presentación en formato de club, no de estadio ni de teatro. Para este disco hay que ir a un club de rock a sudar. Pero de repente, el disco sale y se pone número uno en ventas en toda España. Es la primera vez que un disco de rockabilly de una banda española llega tan alto en las listas. Ya hemos vendido todas las entradas para los conciertos de Madrid (dos noches), Bilbao y Zaragoza.

-Y todo con músicos de Barcelona.

 

-Todos son de aquí. Se reivindica así que Barcelona es una ciudad de rock and roll, desde Los Pájaros Locos y Los Sírex. Es nuestro ADN también. El problema es que los que hacen rockabilly nunca son reconocidos. La crítica lo ve como un género macarra, chulo y despreciable.

-La portada y todo el disco huelen a vinilo.

 

-Se han agotado dos ediciones en vinilo. Hay una tercera edición. Existe un mercado grande de vinilo, porque hay un público que desea escuchar las cosas como realmente son. Para ciertas músicas, el sonido es mucho más de verdad que en otros soportes.

-Géneros como el rockabilly, el garage, el punk, ¿están vigentes en el 2015?

 

-Sí. Estamos viviendo un momento en el que la gente necesita escuchar cosas que sean de verdad. Tras el boom musical de los 80, hubo un retroceso. No interesaba que hubiera una industria española, porque había un interés real en que todo el mercado en español estuviera coordinado desde Miami. Era un plan puramente económico. Y así volvimos al mismo punto del tardofranquismo. Fue con Operación Triunfo, un gran negocio. Esto es así de duro, pero pasó.

-Los arreglos del disco son de una gran sencillez, como si hubiera una búsqueda de lo auténtico.

-La gente está harta de cosas prefabricadas y de personajes que no son de verdad. Hemos hecho el disco que nos ha dado la gana, que era una puta gamberrada.

-¿Cree que el rock es una música para la crisis?

-Ramoncín decía «si vuelve el pop, es que algo anda mal». Se refería a la música chicle, blandengue.  El rock está en primera línea porque en España ha cambiado el panorama. Y el rock dice las cosas que nadie se atreve a decir.

-¿Estamos ante otra vuelta de tuerca del personaje Loquillo?

 

-Utilicé la poesía como válvula de salida para construir un personaje más adulto. A diferencia de muchos compañeros de profesión que se han quedado en el camino, yo elegí lo difícil: la travesía del desierto. Y para eso había que aprender, investigar otras maneras. Tenía que dejar esa parte adolescente y empezar a mirar como un artista adulto.

-El disco empieza con una batería al estilo de los Ramones y la primera frase de Eres un rocker: «Cuero negro de cabeza a los pies». ¿Qué significa esa estética en el 2015?

 

-Cuando compuse esa canción en el 79 era para el primer disco de los Rebeldes, en pleno auge del movimiento rocker en Barcelona. Éramos unos marcianos en medio de la Barcelona de la transición, la más libre que yo he conocido. Éramos unos tíos vestidos de cuero negro, con tupés, que reivindicábamos a Elvis. Ahora te detienen por llevar una pinta extraña en Barcelona. Pero entonces también. Esa canción nace de los problemas que había en ese momento por llevar una pinta. Compuse esa canción con 18 años.

-El rock en los años 70 era un elemento liberador. Pero luego se ha dicho que el rock and roll era reaccionario. ¿Qué le parece?

-Esa es una especie de coletilla que usan los críticos musicales. Antes los críticos eran como nosotros, tan rockeros como nosotros y tan al filo como nosotros. Luego vino una segunda generación que ya no eran así. Se volvieron muy blandos.

-¿Es Barcelona demasiado pija para ser rockera, como se ha dicho?

 

-No. Aquí cuando hay buenos conciertos de rock, se llenan. Pero se ha tratado siempre como el culo a los músicos de aquí. Si Los Sírex o Los Salvajes no hubieran nacido aquí, se les consideraría grandes estrellas.

-En el disco hay una canción que estuvo en el repertorio de Los Sírex, El tren de la costa, y otra que estuvo en el repertorio de los Clash, Luché contra la ley. De Los Sírex a los Clash, ¿eso es Loquillo?

 

-Todo lo que hay en este disco soy yo. Sírex, rock europeo, además de rock americano de Elvis. Soy un frankenstein de todos ellos.

-En Código Rocker hay canciones desde 1979 hasta el 2010. ¿Le pesan los años?

-No. Me hace mucha gracia. Llevo 37 años. No entiendo que haya gente que se pegue cinco años sin grabar un disco. Si tuviera dinero, sacaría un disco cada seis meses, o sería productor o promotor. Yo puedo vacilar ahora de obra. Tengo 30 discos editados. Y muy diferentes. Yo no he hecho 10 discos iguales. Eso es aburridísimo.

-Desde el punto de vista generacional, ¿no se encuentra un poco solo? De los que empezaron con usted no queda casi nadie.

 

-A muchos de mi generación les llamo gandules y se cabrean conmigo. La única persona que yo conozco que ha seguido haciendo cosas completamente distintas ha sido Alaska. Ella ha seguido su camino. Ha hecho lo que le gusta y no engaña a nadie. Mucha gente de mi generación se ha quedado en tocar en festivales de revival de los 80. Si yo me hubiera quedado con los Troglos ahora estaría tocando en festivales revivalistas.

-Tiene un minuto para meterse con la política cultural.

-En España no tenemos un presidente del Gobierno que le interese la cultura. No ha ido a ningún acto cultural en toda la legislatura. Los artistas tenemos la imagen de singer- mornings (cantamañanas) y de privilegiados. Aquí se utiliza la cultura en política como arma arrojadiza. En otros países la cultura es de todos. El IVA cultural se ha cargado el 28% de las empresas del sector. Ha hecho mucho daño y tal vez nunca nos recuperemos. Pero antes también hubo una legislación que daba manga ancha al pirateo.

 

-¿Qué espera de las próximas elecciones municipales en Barcelona?

-Barcelona necesita un alcalde que represente los valores de esta ciudad y que no esté al servicio de la Generalitat. Un ayuntamiento al servicio del ciudadano, que defienda una ciudad cosmopolita, internacionalista y que no vea a Barcelona como la capital de Catalunya sino como una de las mejores capitales del mundo.

-¿Qué le diría al president Mas?

-Pido al presidente de la Generalitat que nos represente a todos y que no nos divida en dos.

 

-Para acabar, volvamos a la música. ¿Y ahora qué? ¿Cuál es el siguiente paso?

-Soy un disidente profesional. La disidencia es el motor de mi existencia. Supongo que giraré hacia donde nadie se lo espere. Aquí en Catalunya he vuelto a sonar gracias a la implantación de RockFM. No sonaba desde que era una camión. Al fan al que más quiero es al de Barcelona, porque es al que se lo ponen más difícil. Muchos fans catalanes van a verme a Zaragoza o a Madrid. Difícilmente me verás en ayuntamientos. Yo no existo desde hace mucho tiempo y soy muy consciente. Por eso puedo hablar con más libertad. No dependo de las subvenciones.