La Grecia de Vinicio Capossela

A Vinicio Capossela, el rebético, el género popular griego, le conquistó la primera vez que entró en una taberna de Atenas. «Todos compartían aquel canto como si fuera un códice secreto, en un ambiente de conspiración», recuerda el cantante italiano, que reflexiona sobre el alma griega en el turbulento contexto de la crisis en Tefteri. El libro de las cuentas pendientes (Ed. Minúscula), un ensayo y libro de viajes que le trae este jueves a Kosmopolis (CCCB, 21.30 horas), donde conversará y actuará acompañado del guitarrista Dimitri Mistakidis.

El rebético le atrajo por la vía de la emoción, y luego conoció su historia de género portuario, surgido en los años 20 en las comunidades de griegos que tuvieron que regresar al país tras perder la guerra con Turquía. «Y me di cuenta de lo que supone cantar rebétiko ahora», revela Capossela, aludiendo al actual estado de alerta social. «El género siempre ha sido una forma de resistencia cultural, y no se ha transformado en fenómeno folclórico. Sigue expresando un modo de vida marginal, y sale de la rabia, no del miedo», explica.

Un tefteri es, en griego, un libro de cuentas, que Capossela convierte en metáfora de una deuda cultural, no bancaria: la que Europa tiene con Grecia, «el país que inventó la palabra para definir al ser humano: antropos». La obra, en sintonía con dos obras de Capossela, el disco Rebetiko gymnastas y el documental Indebito, retrata a un país convulso, convertido en «laboratorio político extremo», sumido en unas dificultades «que no son ajenas a nosotros, que nos pertenecen».

Notas de taberna

Más allá de la crisis, Tefteri desbroza una filosofía de vida a través de «una reflexión sobre lo que nos hace más ricos o más pobres». Pero Capossela no se considera ensayista y califica al libro con modestia como «una serie de notas de taberna». Laborioso, ya tiene a punto dos proyectos: una novela, Il paese dei coppoloni (saldrá en Italia el 1 de abril), y el disco Canzoni della cupa (octubre). «Mi primer disco de folk».